La educación secundaria pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires viene desde hace 17 años siendo sometida a experimentos, como por ejemplo la Nueva Escuela Secundaria (NES), la Secundaria del Futuro, el Modelo Híbrido de Educar o las llamadas Escuelas Foco, entre otros anuncios que contaron con un publicitado lanzamiento. Pero nunca existió devolución alguna a lxs docentes en relación con posibles resultados o datos pertinentes, como para que las escuelas dispongan de alguna orientación acerca de las políticas que fueron obligadas a desarrollar, en diferentes momentos de la gestión neoliberal.
En dicho marco, pudimos recabar la opinión de quienes son actores directos, en este caso, alumnxs y directivos de escuelas secundarias de la jurisdicción, en relación con la situación que atraviesan las instituciones que integran el nivel medio.
El 11 de noviembre pasado, en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tuvo lugar una actividad con estudiantes secundarios y sus familiares, organizada por el bloque de Unión por la Patria, para intercambiar ideas y, sobre todo, escuchar opiniones de lxs invitadxs en relación con la reforma “Buenos Aires Aprende”, recientemente dada a conocer por el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A la convocatoria concurrieron un significativo número de alumnos representantes de distintas escuelas, acompañados por familiares; representantes de asociaciones cooperadoras, y el Grupo Boedo “Víctor Kon” de la comuna 5 de la jurisdicción, quienes se refirieron críticamente a las modificaciones planteadas por el Ministerio de Educación porteño.
Entre las críticas aportadas por lxs participantes, se dijo que la reforma se ha resuelto unilateralmente, en la soledad del Ministerio de Educación, sin haber realizado las consultas esperadas a la comunidad educativa y a partir de reuniones previamente guionadas, y sin respuestas para las demandas que plantearon oportunamente lxs jóvenes, en clara oposición a la realización de los cambios propuestos.
Otro de los aportes fue que la reforma llega, al igual que otras anteriores, en medio de una situación caótica en términos burocráticos y pedagógicos de las escuelas, sin resoluciones en rubros como el precario servicio de alimentación y distintos tipos de adicciones que experimenta buena parte de sus compañerxs.
Asimismo, lxs jóvenes agregaron la falta de financiamiento, visible en la ausencia de mantenimiento edilicio e infraestructura general, equipamiento y material didáctico y equipamiento básico para escuelas medias y técnicas, las intenciones de reducir el plan de estudios de las escuelas técnicas, la insistencia en realizar las denominadas “Actividades de Aproximación al Mundo del Trabajo” —ACAPS— fuera del marco legal vigente y sin ninguna vinculación con las orientaciones del ciclo superior de la escuela secundaria y los lugares donde lxs alumnxs son obligadxs a ir a trabajar en calidad de pasantes.
No faltó, entre las críticas de lxs estudiantes, la referencia a lo que entienden como un intento de control ideológico, que se esconde tras la letra de la reforma, en materias asociadas con el bienestar emocional y la educación financiera, así como las acciones de disciplinamiento social, materializado en amenazas y/o aprietes recibidos por alumnos y centros de estudiantes de algunas escuelas por oponerse a los cambios o por tomar iniciativas de libre expresión y protesta ante estos, como por ejemplo pernoctadas en las instituciones, movilizaciones y actos donde manifiestan su disconformidad. Hubo casos en escuelas en los que afirman haber sido “advertidas” que de no deponer las actitudes de protesta estudiantil, lxs estudiantes no “tendrían el turno para ser evaluados y rendir materias previas, en el mes de diciembre” ni la posibilidad de contar con los períodos de recuperación de materias, dispuesto en el plan de estudios. Al igual que en años anteriores, se “avisó” a lxs jóvenes que podría aplicarse la judicialización de la protesta, con implicancias penales para sus padres y/o adultos responsables.
Asimismo, fue claramente criticado el sentido individualista y exitista de los contenidos reformadores y la falta de ayuda económica del Estado porteño frente al desmedido costo del transporte, en particular para alumnos que llegan a las escuelas desde barrios distantes de la provincia de Buenos Aires. También se manifestaron sobre la falta de docentes en algunas comunas, la reducción de los programas de Ciencias Sociales, la repitencia encubierta con jóvenes que llegan a quinto año acumulando distintas materias sin aprobar y el perjuicio que ello representa para la posterior obtención del Certificado de Aprobación de Estudios Secundarios.
Lxs alumnxs que tomaron la palabra aludieron asimismo al cambio de contenidos referidos a la formación de ciudadanía, a la particular ausencia de la palabra “derechos” en las alocuciones de las autoridades ministeriales y a no poder ejercer, como lo marca la Constitución de la Ciudad Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires, los derechos que como ciudadanos poseen. Algo que se torna evidente a partir de la falta de convocatorias a su participación efectiva, ya que son los verdaderos destinatarios de los anuncios que se van a implementar.
Párrafo aparte para el incremento acelerado de alumnos en condiciones de pobreza, así como el incremento de los problemas de salud mental entre sus compñerxs y la falta de respuestas suficientes, de parte del Ministerio de Educación, para con estxs.
Lxs jóvenes reclamaron ser convocados antes de comenzar a implementar autoritariamente una reforma que no es precisamente la que ellos creen que las escuelas necesitan. Finalmente, lxs estudiantes valoraron y agradecieron la iniciativa de los diputados de la oposición al invitarlos, ya que esta se convirtió en la única instancia oficial en la que fueron escuchados y pudieron manifestarse frente a los múltiples problemas que lxs afectan, a los que el Ministerio de Educación no les aporta ninguna resolución.
En sintonía con las declaraciones estudiantiles, durante el pasado mes de julio del corriente año, realizamos consultas a docentes que integran equipos directivos de un buen número de escuelas secundarias porteñas.
Estos nos han referido problemas vinculados con situaciones de agotamiento, desgano y deterioro físico y mental de alumnxs, docentes y directivxs; las deficientes condiciones laborales existentes; la sobrecarga administrativa, que impide la acción pedagógica concreta; las tendencias manifiestas de lxs alumnxs a las autolesiones; el crecimiento de las adicciones, como la ludopatía y el uso de drogas, y situaciones de violencia dentro y fuera de las escuelas.
No faltó la referencia a la falta de acciones relacionadas con la infraestructura escolar, sobre todo en el área del mantenimiento edilicio, la provisión de wifi en los barrios y el escaso número de viandas que llega a las escuelas, frente a situaciones de alumnxs que no disponen en sus domicilios de las cuatro comidas diarias. La profusión de inasistencias de alumnxs, el aumento del abandono escolar y el aumento de las tasas de sobre-edad también salieron a la luz durante la mencionada consulta.
Frente a dicho nivel de conflictividad y ciertas coincidencias entre alumnxs y directivxs acerca de las problemáticas vigentes, las soluciones propuestas por el Ministerio de Educación —argumentaron lxs directores— se tornan “burocráticas, insuficientes y reducidas a meros protocolos, que terminan siendo un mecanismo administrativo más que no tiene incidencia alguna en los problemas reales” que se supone que debería resolver un Estado que dice defender la inclusión educativa. Finalmente, se nos informó que el panorama descripto incide en el aumento de las demandas punitivas sobre lxs alumnxs, frente a la desorientación ante las situaciones planteadas.
Tomando en cuenta lo mencionado, concluimos que la reforma anunciada no es una más, ya que, aunque de manera encubierta, tiene la pretensión de intervenir en la currícula escolar con el intento de naturalizar como si se trataran de “nuevos valores” un ideal especulativo de la vida, la afirmación de la salida individual y meritocrática, así como la idea que justifique la matriz de una nueva “Patria financiera”, que impulsan el gobierno libertario y sus aliados del gobierno de CABA. No dudamos que estos son solo algunos de los pilares en los que se asienta una reforma que apunta directamente a incidir en la identidad e ideología de lxs estudiantes.
A partir de la información recogida y de los aspectos que expusiéramos en un artículo publicado en El Cohete el 27 de octubre pasado, no dudamos que la escuela secundaria enfrenta la imposición de un modelo pedagógico con pretensiones hegemónicas políticas y culturales que constituye un ataque al pensamiento crítico, a la posibilidad de ascenso social a través de la escuela pública y que persigue en el largo plazo la privatización del sistema educativo, en el marco de políticas nacionales de ajuste, desregulación, aumento de pobreza e indigencia, que el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no objeta y que constituyen, además, un claro retroceso histórico de las políticas educativas en CABA. Todo ello, así como los problemas planteados y no resueltos aún por el Ministerio de Educación, pretenden quedar invisibilizados por los aires de reforma que impone “Buenos Aires Aprende”.
Nos parece, finalmente, que la acción educativa del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podría estar funcionando como un laboratorio experimental del Ministerio de Capital Humano de la Nación, para ser luego aplicada en todo el territorio argentino.
* Raúl Moroni integra el Espacio de Acompañamiento Político-Pedagógico para el Nivel Secundario, UTE - CTRA.
--------------------------------
Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí