lo primero es la salud
Cristina y una cruda radiografía del abandono por el actual gobierno del sistema de salud
Desde la Universidad Nacional de Rosario, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner desafío a Javier Milei a que se anime a desregular la importación de medicamentos, para reducir sus costos. Durante el Undécimo Encuentro Nacional de Salud, la nueva presidenta del Partido Justicialista dijo ante miles de médicos, enfermeras y trabajadores del sector que la desregulación de las empresas financieras que facturan por servicios de salud les permite aumentar sus precios, excluyendo cada vez a más personas. En cambio no se desregula la importación de medicamentos desde países como China y la India, cuyos laboratorios cuentan con la validación de los países centrales con los que la Argentina tiene convenios de reciprocidad, como Estados Unidos y su agencia administradora de alimentos y medicamentos (FDA) y con organismos equivalentes del Reino Unido, Alemania y Japón, que inspeccionaron esas plantas. Recordó que el primer encuentro de soberanía sanitaria se realizó en la EXMA en 2014, último de su mandato presidencial. La precedió en el uso de la palabra el Ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak.
Cristina dijo que hablaba frente a trabajadores y trabajadoras del sistema sanitario argentino con la autoridad de los hechos, "en este mundo líquido e instantáneo donde se olvida lo que pasó antes de ayer", y recordó que desde 2003 a 2015 se "mejoró la calidad de vida y la atención de la salud de todos los argentinos. Sin distinciones". Como parte del fortalecimiento del sistema de atención primaria mencionó la construcción en ese periodo de más de 25 hospitales, y otros 71 que estaban en construcción. Habló con orgullo del hospital El Cruce, de Florencio Varela, que "es un modelo latinoamericano de sistema sanitario. Lo empezó Néstor, lo inauguré yo y sirve a millones de argentinos y argentinas". Mencionó luego 7.500 Centros de Atención Primaria iniciados entonces y la reformulación del programa de médicos comunitarios, que contribuyó a preparar los recursos humanos necesarios, entre ellos hasta 800 argentinos aborígenes bilingües, para atender la salud dentro de las comunidades más profundas. Agregó que el actual gobierno está destrozando esas experiencias.
Describió como "uno de los más hermosos programas que hicimos" aquel Argentina Sonríe, con 30 camiones sanitarios "que les devolvieron la sonrisa hermosa a miles de argentinos. Porque hay que salir a buscar a los argentinos en la Argentina profunda, que no pueden llegar a los centros ciudadanos. O ese tren sanitario que también entregó más de cien mil pares de anteojos".
Además de atender a los sectores vulnerables "también ampliamos el Programa Médico Obligatorio introduciendo, por ejemplo, la fertilización asistida, que nadie quería cubrir". En sus recorridas por el país es habitual que se le acerque un matrimonio o una familia para decirle "pudimos tener un hijo porque pusieron en el Programa Médico Obligatorio la fertilización asistida, que no entraba en ningún programa".
Al referirse a las empresas financieras que administran sistemas de salud, recordó que "sancionamos la ley para que las prepagas que atienden a los sectores medios y medios altos argentinos no pudieran fijar unilateralmente las cuotas, como lo hacen ahora. A los que dicen y nos maldicen, porque dicen que solamente nos importan los pobres, les recordamos que mientras estuvimos nosotros pagaron cuotas justas en la prepaga, no como ahora que te arrancan la cabeza". Celebró la definición del primer ministro de Salud, Ramón Carrillo, quien durante el gobierno de Perón dijo que "la salud no es un hecho científico, es un hecho político y social". Y agregó que "requiere un modelo de país donde no solo funcionen los hospitales sino además se construyan las redes de cloacas y agua potable para que la gente no se enferme, para que pueda acceder a una vivienda. Y para que tenga salarios que le permitan hacer frente a una vida digna".
Dirigiéndose en forma directa a los médicos, médicas, enfermeros y enfermeras que la escuchaban, aludió a los problemas que tienen con la gente precarizada que llega a las guardias reclamándoles que le den algo rápido porque si no llegan pronto al laburo "pierden el premio de la poca porquería que ganan por mes. Eso también atenta contra la salud. Y ni qué hablar de la salud mental afectada por el temor a perder el trabajo, a que no te alcance la guita, la necesidad de tener tres o cuatro laburos…".
En este punto dedicó una sutil ironía hacia el actual equipo de gobierno y dijo que había casos que parecen no tener cura.
La expresidenta instó a reconstruir el Estado y a hacerlo eficiente, con el sistema integrado de salud. Eso requiere "un Estado muy organizado, con mucha información, capaz de articular, ya que la inversión entre los subsistemas públicos y privados en la Argentina es de las más altas sino tal vez la más alta de Latinoamérica. Y por lo tanto requiere también que repensemos el Estado, que no puede ser estático dentro de los ministerios, tiene que salir, un Estado cercano, donde la gente vea que cada agente está comprometido con su realidad". En una tácita autocrítica agregó que el empleado estatal no debe ser visto como un privilegiado, para que ningún mal gobierno que llegue pueda convencer que es necesario destruir el Estado, cuando le están destruyendo la vida a la gente.
Advirtió que uno de los talleres del Encuentro se titulaba: “El impacto de la crisis en la salud del pueblo y en el sistema sanitario", y sugirió una corrección. Una crisis fue la pandemia, "imprevisible, inmanejable, que además no nos ocurrió solamente a nosotros sino al mundo entero. Y lo bien que lo hicimos y cómo se demostró la inconsistencia del sistema privado para hacerle frente y la consistencia del sistema público". Sin hacer nombres, "porque después se enojan y me dicen cosas horribles", recordó que uno de los dueños de las prepagas más importantes del país reconoció en televisión "que no daban abasto en las clínicas privadas, en los sanatorios, y que los enfermos de COVID eran atendidos en todo el sector público".
Llegado a este punto se sirvió de esas empresas y de los medicamentos para "desnudar como mentiroso y falso el discurso de la desregulación del Estado para ayudar a los ciudadanos". A las prepagas les permiten "fijar la cuota que se les canta. Cantidad de gente se ha visto obligada a abandonar la prepaga y hoy los podemos ver haciendo cola en los hospitales públicos". Como ejemplo se refirió a la Facultad de Odontología de la UBA, que recibió uno de los 30 camiones con equipos de fresadoras que compró el Estado y que se distribuyeron entre varias universidades, como la UBA y la de Córdoba, donde sirven para los cursos de posgrado. "Me gustaba más cuando llegaban al barrio profundo, para que la gente pudiera tener los dientes como la gente".
En su desafío al Presidente agregó que "desregulan a favor de poquitos muy poderosos. A ver Milei, ya que sos tan guapo, desregulá los medicamentos para que podamos tener genéricos importados para bajar el costo en los presupuestos sanitarios. A ver si te animás". Reveló que cuando terminó su gobierno el impacto de los medicamentos en el presupuesto sanitario era del 15 al 20%, incluyendo las 19 vacunas obligatorias y la entrega gratuita de los remedios contra el HIV. Hoy ese impacto es del 40". Agregó que hace pocos días recibió en el Instituto Patria al embajador de la India para hablar del tema, de modo que la ANMAT o el Ministerio de Salud podría articular con los laboratorios extranjeros validados por las agencias regulatorias de Estados Unidos, Europa y Asia.
Además, dijo, los laboratorios argentinos han tenido una rentabilidad extrema en medio de la miseria popular. Se les cayeron las ventas pero lo compensaron con el aumento indiscriminado de precios, algunos de los cuales llegan al 500%, sobre todo los de mayor uso. "Decile al desregulador del Megacanje que se anime para que la gente pueda acceder a los medicamentos. Para que no sea un martirio para un jubilado tener que ir a una farmacia y dejar la mitad o las tres cuartas partes de los remedios que tiene que llevar porque no le alcanza la guita".
Para CFK no puede asociarse tanta crueldad con el capitalismo. "El capitalismo necesita consumidores, gente que pueda comprar. ¿Qué clase de capitalismo es este que cada vez hay menos consumidores? Me quedo con el capitalismo que teníamos nosotros, en el peronismo, en el que todos pueden consumir, no solamente unos pocos".
En el final reiteró su exhortación en Santiago del Estero para ampliar la militancia y "no incorporar o interpelar solamente al militante peronista sino a todos". Dijo que no hablaba como una abogada peronista, sino como una peronista que es abogada. "Parece lo mismo pero no es lo mismo, porque anteponemos nuestra visión del mundo antes que nuestra pertenencia corporativa. Esto es clave y entonces volver a reconstruir junto a otros militantes que no son de la política pero que uno se los cruza a menudo en el barrio, en la iglesia, o en el club, convocar a todos los argentinos. Ustedes, sobre todo los militantes de la salud, cumplieron un rol fundamental durante la pandemia y tienen un rol fundamental en la vida de la gente. La vinculación entre el paciente y el médico es algo que trasciende a cualquier otra vinculación en otras profesiones, ingeniería, abogacía, arquitectura, porque está vinculado a la comprensión, a la solidaridad y a la cura. Enseñen al resto de los argentinos que podamos curarnos de estas cosas que nos pasan y que nos hacen tan infelices a todos y a todas".
Al concluir el acto, bajó del palco para saludar a los asistentes, que la recibieron con una calidez que la conmocionó. Más tarde se reunió con parte de los 40 obreros y empleados de la planta de la estadounidense Dow Chemical, que después de medio siglo en Santa Fe cerró su planta y despidió a quienes trabajaban allí.
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