¿Soberanía sin CFK?

El rol de las mujeres en la defensa de la Patria

 

El miércoles pasado, el gobernador bonaerense realizó el acto por el Día de la Soberanía frente al monumento a la Batalla Vuelta de Obligado, acompañado por la vicegobernadora Verónica Magario y Cecilio Salazar, intendente de San Pedro. Axel Kicillof se volvió a mostrar como opositor a Javier Milei, a quien calificó de “vendepatria” y “figureti”. El acto político marcó también la independencia que el mandatario pretende; no mencionó a CFK, cuando fue por un decreto de necesidad y urgencia de la entonces Presidenta —el 3 de noviembre de 2010— que se promovió este feriado nacional para recordar la gesta de la Vuelta de Obligado producida el 20 de noviembre de 1845.

Aquella gesta fue una defensa ante la invasión internacional de nuestros ríos. Buques mercantes extranjeros y la escuadra de guerra anglo-francesa ingresaron al Río de la Plata remontando el Paraná. Juan Manuel de Rosas condujo la defensa, disponiendo en el recodo del Paraná —entre San Pedro y Ramallo— unos 2.000 hombres comandados por el general Lucio Mansilla, que ordenó el emplazamiento de 27 cañones. La superioridad de la flota extranjera logró vencer las cadenas atravesadas en el Paraná para trabar el paso de invasores. Aunque no pudieron controlar el río por los ataques en Tonelero y San Lorenzo. Si bien “la Vuelta” fue una derrota, fue ejemplo de heroísmo y de defensa de la soberanía. Una soberanía política-económica que nuestro país necesita recuperar. ¿Es posible hacerlo sin CFK?

El trabajo de independizarse de la conducción de CFK por parte de Kicillof no es reconocido para quienes creen que algo peor que un kirchnerista es un kicillofista, como se encargó de señalarlo en un comunicado de la Sociedad Rural de San Pedro que declaraba su presencia no grata esa ciudad. “Nos provoca un profundo rechazo la presencia de un personaje de tamaña hipocresía e ineptitud, que fue y es socio de los peores saqueadores de la historia del país, quienes durante años han sumido en una calamidad social y moral a la provincia más rica de la Argentina”. La prescindencia que Kicillof obtenga de CFK en su armado, lanzado en una carrera presidencial temprana, lo encontrará con los mismos promotores del odio que tuvo y tiene ella, que no distinguen diferencia. Si él prescinde de CFK, estará más debilitado para esos embates que crecerán el año próximo.

 

La Sociedad Rural de San Pedro siempre lista para combatir al peronismo.

 

El recorrido político de Axel Kicillof fue de la mano de CFK. Respondió fiel a su conducción. La tarea de despegarse de ella no será sencilla en estos tiempos donde se necesita de esa fortaleza que transmite esa mujer que le ha dado y continúa dándole esperanza a muchos sectores de la sociedad. Kicillof, en el acto de la Soberanía, decidió confrontar con Milei como único protagonista y señaló la postura de su provincia contraria a la pretensión entreguista del libertario. Se refirió a aquellos gauchos que defendieron la soberanía, pero olvidó que también existieron mujeres como Petrona Simonino, que tuvo un destacado rol en ese combate. Dos mujeres olvidadas, aquella que le dio la razón de ser y la otra, que participó activamente en la batalla de Obligado.

En el acto, Kicillof se refirió a la historia de la defensa de la soberanía. Mostró la profundidad de Juan Bautista Alberdi, que destacó aquella defensa que realizó Juan Manuel de Rosas. Expresó que la figura de Alberdi es más compleja que la versión Billiken que pretende Milei. Su discurso fue marcar una posición contraria al gobierno libertario. Dijo que la provincia de Buenos Aires no va a dejar que se entregue la soberanía del subsuelo, de los hidrocarburos, de los ríos y de los recursos naturales. También se mostró defensor de la soberanía del conocimiento, de la ciencia y de la tecnolgía. Señaló que “atacar a las universidades, al Conicet, es traición a la Patria”. 

Expresó con claridad que soberanía económica es también tener justicia social. Destacó la importancia en ese sentido de construir el canal de Magdalena. “Vamos a enviar un proyecto de ley para declarar de interés provincial la construcción del canal”, señaló. Cuando se lo escucha al gobernador Axel Kicillof es difícil encontrar diferencias que sean profundas con CFK. “Es con Axel”, es el lema repetido de sus partidarios. Alguien podría preguntar: "¿Tiene fuerza y contundencia el temprano armado?". Quienes están detrás de Kicillof reniegan más de La Cámpora que de Cristina y enumeran deficiencias de esa estructura, que es amplia y compleja. Pero más complejo es entender que detrás de Kicillof está quien hasta ayer pretendía disputarle la gobernación en una interna y hoy lo acompaña en una temprana carrera presidencial. 

 

Amor fugaz.

 

“El peronismo vuelve a enamorar. Scioli-Tolosa Paz” era el eslogan de esa aventura a la cual se habían subido Daniel Scioli como precandidato a Presidente y Victoria Tolosa Paz como precandidata a gobernadora, disputándole a Axel Kicillof la provincia. Eso pretendía Alberto Fernández y sus aliados gustosos que lo seguían, para competir con la fórmula kirchnerista de Eduardo de Pedro y Juan Manzur a nivel nacional. Fue CFK quien puso fin a esa idea descabellada con un llamado telefónico que terminó con un posible enfrentamiento ridículo, en un contexto en el que la manifestación en las urnas de la población no tenía que ver con elegir figuras del peronismo, sino con despotricar por su papel desdibujado en la defensa de sus ingresos evaporados. Kicillof sabe muy bien esa historia y cómo CFK intervino permitiendo que no tuviera competencia interna en la provincia. ¿Cuál hubiese sido el resultado después de esa sangría si Axel hubiese pasado por unas PASO? ¿Los perdedores lo hubiesen acompañado? ¿Hubiera ganado por el margen que ganó o hubiese perdido?

 

Los giros de Victoria: de estar dispuesta a competirle pasó a seguirlo.

 

Por eso de la historia no hay que olvidarse y sobre todo del rol de las mujeres. El ramallense teniente coronel Evaristo Ramírez Juárez ha escrito sobre la Vuelta de Obligado el libro titulado Conflictos diplomáticos y militares en el Río de la Plata 1842-1845, impreso en 1938.  También se ha encargado de resaltar el rol de una mujer en lo que fue la lucha en defensa de nuestra soberanía, destacando la figura de Petrona Simonino. Ramírez Juárez, juntamente con otro historiador, Enrique Udaondo, fueron propulsores y ejecutores de un monumento en homenaje a ella inaugurado en 1935, que está en la Vuelta de Obligado.

 

Placa que recuerda a Petrona Simonino en Obligado.

 

Hace muchos años, con la idea de profundizar mi conocimiento sobre lo escrito por Evaristo Ramírez Juárez, me interné por horas en la Biblioteca Nacional, donde descubrí en la hemeroteca un artículo en la revista El Hogar, con fecha de 22 de noviembre de 1935, que lleva como título: “Petrona Simonino, ‘La Nicoleña’, es un símbolo de la mujer argentina”. En esa nota, Juárez escribe: “La mujer argentina está allí, en Obligado: esposas, madres, compañeras, hijas, todas unidas y simbólicas en el mismo sacrificio. En ese ambiente de tragedia, pasan ellas, estoicas fatalistas en su misión, y aunque más de una vez sus caras se contrajeron de espanto, ellas, nobles, alentaban a los bravos, restañaban las heridas y sostenían a los moribundos, mientras que un rezo, prendido de sus labios, les servía como única arma en ese mare magnum de violencias”.

En su descripción del papel de la mujer en esa batalla expresa: “Mucho debió verse destacado en su actuación cuando el general en jefe la cita en una manera especial en el parte de guerra. Esta honra pocas veces ha sido concedida a nuestras mujeres, y ello sólo basta para merecer nuestra mejor atención”. Lo hace refiriéndose a lo que escribió el comandante de la Vuelta de Obligado, Lucio Norberto Mansilla: “Tuvieron que dejar aquel lugar, bajo un fuego abrazador, para alejar las carretas del parque, con crecido número de heridos y familias, de las cuales se distinguió por su valor varonil la esposa del capitán Silva, doña Petrona Simonino”.

Evaristo Ramírez Juárez expresa en su nota que “Petrona Simonino era hija de un francés natural de Marsella y de una joven criolla. Nacida en 1811, veintiún años más tarde, en 1832, se unió en matrimonio con el joven hacendado don Juan de Dios Silva”. Pertinente digresión, para detenerse, ya no en la crónica de Ramírez Juárez, sino en la complejidad de aquellos que formaron parte de esa defensa. El historiador Norberto Galasso nos enseña que ese nacionalismo que estaba expresado por Rosas y los estancieros, en el enfrentamiento contra las tropas anglo-francesas, implicaba orden. Preciso remarcar que esos estancieros eran anticolonialistas y al mismo tiempo conservadores. Prueba de ello es cuando el imperialismo británico, tiempo después, se instaló con ferrocarriles, bancos y puertos, y los estancieros de la pampa húmeda abandonaron toda defensa de lo nacional, porque sus privilegios eran compatibles con la subordinación al imperio.

Pero volvamos al artículo donde Ramírez Juárez destaca el rol de la nicoleña y nos cuenta que para 1845, “año de su actuación descollante”, Petrona Simonino y su esposo Juan de Dios Silva tenían ocho niños: Juan, Úrsula, Carlos, Emiliano, Felisa, Petrona, Ciriaco y Juana. Y “cuando al precipitarse los acontecimientos con la movilización de los ciudadanos que habían de defender las costas del Paraná, el jefe de la familia es nombrado, por el general Mansilla, capitán de milicias en el arma de artillería”. El historiador menciona los méritos que tenía Silva, citando una nota donde Mansilla le describe a Rosas: “Un solo capitán he nombrado y es el ciudadano federal Don Juan de Dios Silva, por su capacidad, honradez, constancia y servicios en el pasaje de caballos”. “Se refiere a los que se remitían al general Oribe en Entre Ríos, para uso del ejército”.

Petrona, junto a otras mujeres, realizó tareas varias de asistencia, enfermería, transporte de municiones y agua. Logró sobrevivir a la batalla, falleció recién en 1887, a los 76 años. El gobernador Axel Kicillof tiene y puede contar con la asistencia de una mujer que tiene la fortaleza que tuvo Simonino. Es inentendible que, para las batallas que pretende librar, crea conveniente prescindir de ella. Sobre todo, porque esa mujer es historia presente, tanto como Petrona. Por más que no la mencione, Cristina cumple un rol fundamental y es de una torpeza negarse a esa guía y faro que brilla igual; estando junto a ella se fortalecería mucho más.

 

 

 

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