Unas notas que se escuchan como gotas caídas en la noche. Sueltas y algo inquietantes, sobre el piano. We’ll Be Together Again, el standard que popularizó Frank Sinatra y que puede traducirse como Estaremos juntos otra vez, entra en escena en el clima íntimo de Prez, el club de jazz que orbita, selecto y escondido, en el centro de la ciudad. Es el comienzo del flamante disco de Adrián Iaies, de solo piano, que justamente se titula con ese tema: We’ll Be Together Again, Live at Prez.
“Es una canción que le encanta a mi hija Laura; la hemos grabado en piano y voz. Me gusta eso de tocar temas que le gustan a gente que yo quiero. Siempre tengo una conexión emocional con el repertorio que estoy tocando”, dice el experimentado pianista argentino de un disco introspectivo y de notable calidad sonora.
Esa noche que tocó en Prez se le ocurrió grabarlo con buenos micrófonos, pero sin intenciones de publicar nada. Todo cambió cuando escuchó el master. “La textura era increíble, Prez es un lugar en el que se van a grabar muchos discos en vivo. Se trata de un ambiente cómodo para tocar jazz en vivo, un buen lugar para improvisar y con lindo clima”, agrega el referente no sólo del jazz local sino del plano internacional.
Tan prolífico —desde su primer trabajo en 1998, ha sacado casi un disco por año, y a veces dos—, como renovador de su propio sonido —con filiaciones con la música popular argentina, como el tango y el folklore—, en su rol como pianista de jazz asume que “no hay como el formato de un trío”. We’ll Be Together Again es una suerte de retorno a las fuentes: el primero en cinco años, el reencuentro entre Iaies y su público discográfico. “Cuando uno está solo frente al piano, hay un mayor espacio para el juego y para la reflexión”, suelta, en un disco que está integrado por clásicos del cancionero estadounidense, así como por dos de sus tangos favoritos, Uno y Sur.
“Se supone que es una injusticia volverse viejo sin volverse un poco más sabio, ¿no?”, dice, y se ríe de sí mismo. Sur y Uno son temas que ha grabado varias veces: la versión de Sur en su emblemático Las Tardecitas de Minton’s tiene un sabor a candombe. Sin embargo, ahora le da un toque flotante en el cierre del disco, una versión engordada de poco más de ocho minutos. Se escucha con un despliegue de formas breves y contrapuntos que encuentra remansos y repentinas aceleraciones a lo Brad Mehldau con la obra de Bach; exploraciones que en sí mismas son lenguaje, y que recuerdan a Manolo Juárez interpretando a Yupanqui con la magnética y desbordante versión de La añera en vivo en el Colón, ese cruce tan proteico entre la música clásica y académica y la música de raíz folklórica.
“La figura de Mariano Mores se agiganta cada vez más con el paso del tiempo, y Troilo es una fija de mis preferidos. Son dos tangos amados, que en la soledad del piano encuentran nuevas vueltas en la improvisación”, lo sintetiza. En cuanto a los standards de jazz, las elecciones obedecen a diversos motivos. Emily es lo primero que escuchó de Bill Evans en la casa de su maestro Manolo Juárez: “Fue un tema muy importante y que sigo celebrando”. Hay otros que seleccionó para complacer al dueño de Prez, el melómano Justo Lo Prete.
Monk fue otra obvia referencia: “No puede faltar en un repertorio de solo piano. Y la sorpresa, tal vez, fue Up Jumped Spring, del trompetista Freddie Hubbard: “Es un tema que me encanta, en ritmo de ¾. Es raro, porque Hubbard no fue un gran compositor. Fue tan corto que la gente no se dio cuenta de que había terminado”, acota, haciendo referencia al sonido directo del disco, donde los aplausos y el ruido de platos y copas, que a cualquier purista hubieran molestado, forman parte de la maqueta auditiva.
Por momentos los temas parecen sonar algo repetitivos, en un plano unidireccional y carentes de variaciones. Pero es sólo una primera escucha. Es el típico disco donde la sucesión, hacia el final, da la idea de un conjunto, como si hubiera sido una gran canción hecha de matices. La tríada inicial de Everything Happens to Me, Up Jumped Spring y Ask Me Now, con aires de balada, suenan en un mismo bloque, y uno de los momentos sublimes es cuando, en el primer tema, el piano se desata con giros e inflexiones exquisitas, que recuerdan tal vez a un Fred Hersch o a un Bill Charlap en el dominio expresivo de un standard. Lo mismo sucede con los acordes yuxtapuestos de Up Jumped Spring, y el clima ciertamente críptico e intimista de Ask Me Now, que se abre y cierra en modulaciones graves, menos elocuentes, tal vez en esa línea pianística de John Lewis o de un Kenny Barron.
For Heaven's Sake es una joya de la introspección, un deleite de sosiego e imágenes cinematográficas. A House Is Not a Home, el tema de Burt Bacharach en homenaje a Bill Evans, es un ensayo también prolongado, de más de siete minutos, que transmite alegría y liviandad. Una módica plenitud, como tituló uno de sus discos pasados. “Cuando toco solo, no me gusta tocar mis temas. Me gusta ensayar canciones y standards, todo más suelto, más melódico”, enfatiza sobre el que fue definido como Disco del Mes del Club del Disco, ya subido a todas las plataformas digitales y que en diciembre saldrá en formato físico.
Hay un texto escrito por Adrián Iaies en el librito que acompaña al disco. En un fragmento, dice: “Un club de jazz es un sitio, escaleras abajo o arriba, pero nunca al nivel de la calle, que es lo mismo que decir el nivel de la cotidianeidad, en el que se escucha y se toca lo que su dueño y gozoso padecedor decide qué es jazz y qué no lo es. Y no hay más que hablar. Un club de jazz es un sitio en el que nada se toma demasiado en serio, empezando por uno mismo. Eso es Prez (...). Se trata de un solo piano. Algunos de mis discos favoritos han sucedido en vivo”.
Y luego, en otra parte y bajo un tono nostálgico, refiere a una época perdida: aquella donde había que dedicar búsqueda, pasión y esfuerzo para encontrar un disco y luego sentarse a escucharlo, una y otra vez, como quien descubre la revelación de un mundo. “Hay un tiempo que parece haberse ido para siempre. Ese tiempo, esa atmósfera, esa algarabía austera de gestos, parece resistir atrincherado en esos sótanos. Una nubosa atemporalidad, varios metros abajo o arriba del nivel de la calle”.
Al gran pueblo argentino, siempre… ¡pianos!
- We’ll Be Together Again
- Everything Happens to Me
- Up Jumped Spring
- Ask Me Now
- For Heaven’s Sake
- A House Is Not a Home
- Uno
- Emily
- Sur
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