Las penas y las vaquitas

 

El consumo por habitante de carne vacuna alcanzó un mínimo histórico en agosto, con 47,8 kilogramos, reflejando una baja del 3,9%, por debajo del promedio de los últimos 13 años según un informe del Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES) publicado el 4 de octubre.

 

 

La estadística del bajo consumo de carne vacuna se alteró y se registró ese mismo viernes, cerca de las tres de la tarde, en la ruta nacional 9, kilómetro 148, carril Buenos Aires-Rosario, cuando un camión jaula —con alrededor de 50 vacas— despistó, chocó la baranda de seguridad y cayó a la orilla del río Arrecifes. El acoplado, dado vuelta, obstaculizó el carril.

 

 

El chofer fue rescatado por automovilistas y trasladado al hospital de San Pedro. Intervino la Fiscalía 7. “Se desvirtúa cuando sacan esos animales de la jaula, los que estaban con vida, imposible de contener esos animales y la gente se aprovechó de la situación”, expresó quien estaba a cargo, la jefa del destacamento policial Río Tala, Eliana Acosta, en diálogo con El Cohete.

 

 

 

La oficial Acosta, a quien se ve en la imagen de manera pasiva dejando —al igual que bomberos— que la gente saque las vacas, las capture y mate en el lugar, dice “la gente se aprovechó”, pero fue la policía quien permitió que eso sucediera. No existió vallado alguno, ni resguardo para esos animales, como se puede observar en el video.

 

 

Debajo del puente faenaban. Un muchacho camina ligero, con su espalda arqueada por la media res que carga. Acosta camina en círculo hablando por teléfono. Un bombero acerca un hacha a una persona para que continúe con la rotura de la jaula. Policía de Río Tala, policía Vial, Bomberos y Gendarmería, ¿actuaron? Otro vídeo muestra el peligro del mal operar de las fuerzas.

 

 

Sobre la apertura de la jaula y la entrega de los animales, ¿de quién fue la orden?, quiso saber El Cohete. La jefa del destacamento policial Río Tala respondió: “(Sobre) los animales que estaban muertos en el lugar, la fiscalía, teniendo la autorización del propietario, avala la entrega a la gente. La gente no es coordinada, no fue una situación muy linda cómo carnearon a los animales en el lugar”.

 

 

Eliana Acosta responde como un testigo circunstancial que observó la situación y no como la jefa policial que debió coordinar el operativo con eficiencia. Expresa que la orden de la Fiscalía, luego de consultar al propietario, fue “entregar los animales muertos a la gente”. Pero lo que se vio fue descontrol, como se observa en el video de la vaca que elude a sus cazadores al trote en la ruta.

 

 

La fiscal a cargo fue María del Valle Viviani, conocida por detener a dos gremialistas del sindicato de Moyano. Sin estar presente en el lugar, tampoco brindó directivas claras para que los animales fueran protegidos, como traspasarlos a otra jaula, coordinando con patrulla rural y arrieros para que no provocaran un posible accidente —que casi ocurre— como se puede ver en otro video.

 

 

Un policía con escopeta en mano, personas que intentan enlazar la vaca que los elude y cruza de carril. El uniformado hace señas a los automóviles para que aminoren la marcha, mientras la vaca trota escapando. Fue parte del caos ocasionado por desidia o inoperancia de las fuerzas que intervinieron y de una fiscal que no ejecutó directivas de protección de los animales y de terceros.

 

Sin pisarse la manquera

Intervinieron bomberos de San Pedro. Su primera labor fue evitar el “daño ecológico, ya que el camión estaba perdiendo fluidos hacia el cauce del río. Se hizo un dique con tierra y se retiró del interior del río un tanque que había quedado flotando perdiendo combustible”, explica Román Montenegro, a cargo del operativo de los bomberos de San Pedro, en diálogo con El Cohete.

“Controlado el derrame, nos avocamos a la tarea de los animales que se encontraban dentro del camión, ya que venía con carga completa. Aproximadamente 50 vaquillonas. Producto del accidente, algunas habían fallecido dentro del camión y otras habían sido despedidas. Y había 30 más o menos con vida”, relata Montenegro, expresando que gente de la localidad de Río Tala solicitaba al personal policial que les dejaran faenar las vacas muertas.

Montenegro cuenta que la labor de los bomberos fue el “rescate de las vacas” atrapadas en la jaula del camión. Y que cuando comenzó ese trabajo la gente se abalanzó. Dijo que superaban “las ciento y pico de personas” y eso desbordó al personal policial. Su relato no coincide con las imágenes y videos que él mismo proporcionó, donde se ve que no había esa cantidad de personas.

 

 

Como se pudo observar en uno de los videos, un bombero es el que le brinda un hacha a una de las personas para que rompa la jaula. Allí se ve que son unas pocas personas las que rompen y liberan, intentando luego enlazar los animales para matarlos. No hubo desborde, sino un accionar imprudente, sin ninguna cinta delimitando el lugar.

“Ese fue el resultado del rescate”, dice Montenegro. ¿De qué rescate habla? Habilitaron una cacería en la ruta al soltar las vacas que fueron atrapadas y carneadas por la gente. No hubo resguardo de esa carga, que no protegieron debidamente. Y pudieron ocasionar un accidente vial al no controlar, como casi ocurre. “Bomberos siempre trata de salvaguardar vidas y bienes”, dice.

 

 

Río Tala es una localidad, situada al sur del partido de San Pedro, provincia de Buenos Aires. En cuanto a su situación socio-económica, “es la localidad —históricamente—con los peores indicadores”, describe un colega del distrito. “La mayoría son trabajadores rurales, muchos de ellos golondrinas, que se instalaron en el pueblo”. La libertad que Milei defendió en campaña a que cada persona pueda morirse de hambre, carece de militantes. Si las penas son siempre de los mismos —cuando la desidia lo permite— las vaquitas ajenas parece que también.

 

 

 

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