Los auténticos decadentes

El Poder Legislativo, crisol de vanidades

 

Diputados que niegan un aumento de casi 18.000 pesos a jubilados pagan 20.000 por un asado para festejar ese veto. Uno que exageró la nota a quien llevaba su “ensalada de papa y huevo” llegó a la quinta presidencial en un auto con patente adulterada, acto propio de quienes intentar burlar las multas que pudieran derivar del registro de cámaras de seguridad. Otra asistió en pose de modelo. A los unión-cívicos liberales que cambiaron su voto quieren castigarlos, pero no mucho, por distintas razones e intereses. Un par más continuaba por las redes digitales lo empezado en reunión de comisión, cuando una trató de cagón a otro. Todos cuasi oficialistas.

 

Cada día un poco más

El Congreso Nacional quedó como telón de fondo del escenario donde esta semana, igual que en la anterior, como no se veía desde hacía décadas, reprimieron a jubilados y gasearon directo a los ojos de una niña y una solidaria legisladora de izquierda.

La mayoría de los 257 componentes de la Cámara más baja no dio muestras de percatarse del parecido con lo que hicieron en 2001, antes de que el pueblo los corriera por las calles hasta obligarles a refugiarse en algún bar.

Por el contrario, muchos de ellos se prestan a que la misma ministra de aquellos tiempos aciagos opere, además de la represión, la reconstitución del bloque oficialista.

Salieron a la búsqueda de otros afines con quienes llenar los huecos dejados por los dos que se fueron al MID, o los despedidos del paraíso, como su presidente de bloque, o la que denunció las intenciones de quienes organizaron la reunión política en un penal con condenados por delitos de lesa humanidad.

Así lograron que se aviniera al retorno aquella ofendida que en diciembre se vistió para asumir en la ANSeS luego de haber sido confirmada como directora y bajada a las horas, que pasó a votar en disidencia con los abanderados de la libertad de mercado que la habían postulado como gobernadora bonaerense con el único antecedente de haber sido víctima de un asalto con el lamentable desenlace de la pérdida de su embarazo; la que trajo a la cuñada para que la acompañara en una banca contigua; la misma señalada por querer coimear a uno de los jóvenes en moto atropellados por su marido en una “tentativa de homicidio”.

Con tal retorno, los oficialistas conforman un bloque de 39 que desplaza al PRO como segunda minoría de la Cámara.

Afuera, desde kioscos cada vez más escasos, “la bomba de tiempo de Milei”exhibida en la tapa de la revista Noticias era la diputada presentada como “una cosplayer, vieja amiga íntima del Presidente, a quien maquilla cada vez que da una entrevista a partir de la confianza que le da una relación tóxica”.

Así, el domingo a la noche, asistieron al infrecuente acto de recibir al titular del PEN, quien asistió apoyándose en el bastón presidencial para ser el único orador de un recinto que no acostumbra a recibir al primer mandatario sino para la apertura de sesiones ordinarias.

 

 

Pocos asistieron a ese Congreso vacío, frente a una plaza desierta, con una transmisión en cadena que casi nadie quiso ver y no sumó –entre todos los canales– ni cuatro puntos de audiencia, ni lo que una sola emisora de cable concitó con una dirigente que hace tres periodos que dejó la presidencia.

A la salida del palacio, los legisladores se toparon con una pantalla gigante en el lateral de un camión que proyectaba un programa de televisión sobre lo eficientes que son las fuerzas de seguridad.

 

Una nueva semana

El lunes vieron en las noticias la discusión a sillazos en un debate político en Brasil. “Nosotros no somos así”, sonrieron.

Esa noche, hasta tanto un tribunal de conducta partidaria decidiera sobre la expulsión, quedaron suspendidos por la llamada Convención Radical los cuatro diputados que posibilitaron el veto a la Ley de Movilidad Provisional (ver Unión, cívicos). Un quinto quedó fuera de sanción por ser extrapartidario.

El martes, en el bloque de la UCR, el líder de aquel grupito debió oír de una de sus pares: “Mirá, todo bien, pero yo no quiero estar en un encuentro con vos porque le vas a ir a llevar chismes al gobierno. Te quiero, Marianito, pero no confío en vos”. El tucumano partió, ya que lo esperaba la combi hacia Olivos.

Allá debían pagarse el asadito, tal como habían oído del vocero del PEN: 20.000 pesos cada uno, previo a dejar los dedos pegados: “No aceptaremos efectivo”, supieron.

Uno prefirió pelar billetera virtual, la preferida del mercado para pagar, propiedad del argentino más rico, beneficiado por quien ama ser el topo dentro del Estado. Ese portador del Tupper con ensalada fue filmado al ingreso en un auto europeo cuya patente lucía alterada para evitar multas, según reparó la periodista Mariel Fitz Patrick.

Era conducido por el mismo operador de la ministra de Seguridad que se ocupó durante meses de cortejar a los unión-cívicos proclives a doblarse antes que a romperse. El que había dicho, cuando empezaba el periodo legislativo, que necesitarían de “privarse de ciertos gustitos” para después compartir en Instagram sus fotos de lujosos viajes a los carnavales en Venecia. “Lo que haga con mi vida privada (…) no debiera ser tema de conversación pública (…) No voy a parar”, posteó.

Otra que tomó esa noche como disfrute de su vida privada posó “cual modelo” antes de ir a fotografiarse en el asado con los “87 héroes”, quienes respaldaron el veto contra los jubilados que llevaron su protesta a la Quinta, que debió ser rodeada por 400 policías.

 


Con lógica secuencial, una cosa pasó a tapar a la anterior.

Estos habitantes de un cómodo mundo virtual la siguieron en una red digital, la del multimillonario preferido por su jefe. Allí, los referentes del más viejo de los partidos –que se apresta a una compulsa interna– se dividieron entre quienes se golpeaban el pecho por los principios avasallados y quienes se solidarizaban más con los expuestos que con los jubilados apaleados.

Algunos aprovecharon la tensión con el objeto de desgastar a quienes ocupan puestos de conducción a los que aspiran para sí. Por eso, el jefe del bloque de la UCR se opuso a la suspensión de los que cambiaron su voto.

En el barullo, una santacruceña y un chaqueño que se borraron a la hora de votar quedaron en un limbo respecto de ser suspendidos por el tribunal boina blanca. Los partidarios del castigo no son inmunes al reclamo en contrario, que les recuerda que los juzgadores de hoy son los que votaron diferente que su bloque ayer.

Un influyente de esos pasillos, ex presidente partidario, comparó a la convención nacional con una “agrupación universitaria”y fustigó las “purgas”.

Quienes gustan del largo plazo apuestan a que el tiempo todo lo diluya. Oyen a alguien musitar que“lento el tiempo es gran señor y grande el tendal que deja”; los más jóvenes no saben que es un recitado de otro Larralde, uno de Huanguelén.

Les basta con ver a su lado al que esperaba ver muerta a una ex mandataria, justo antes de que le gatillaran a la cabeza. Su perfil es tan bajo como su andar encorvado y bamboleante con el que ingresó a la Cámara el domingo, de traje claro, cuando pasó junto al cronista de El Cohete. Aún integra la mesa bonaerense de la ministra con la que logró armar un bloque sin el PRO en la Legislatura, con cinco propios y los de La Libertad Avanza, donde está un sindicato “jefe de trolls”.

A ese joven que juega a las computadoras con muchos que mandan mensajitos en red lo encaró el ex vocero del bloque nacional, el domingo, en los pasillos del Congreso: “Me pusieron algo muy feo, estos trolls. Si vos sos responsable, vamos a tener problemas serios, porque yo soy de la vieja guardia: voy y lo quiero aclarar frente a frente. Y si actuaste mal, nos vamos a tener que pelear”.

 


Otro distanciado de LLA en la Legislatura bonaerense, mucho más perceptivo –al punto que fue de los primeros en pegar el salto– comparó el asado por los jubilados con la fiesta de cumpleaños durante la pandemia en la misma sede.

En las demás provincias también dan la nota para esta murga desafinada: el legislador detenido por distribución de material pedófilo (ver Pedofilia libertaria) se habría comunicado cinco veces con una funcionaria del Juzgado de Paz de su ciudad, Apóstoles, mientras era buscado por Interpol.

 

Diputado preso, a las risotadas.

 

A todo esto, ¿qué fue de los visitantes a los violadores en el penal de Ezeiza que tramaban cómo burlar el castigo judicial?

La que gritó su inocencia de joven nacida en democracia se presentó en comisión a dar la cara. Fue la única. Los demás mandaron sus escritos, y el organizador ni eso. La mitad tiró la pelota afuera (“tenemos derecho a visitar a quien quisiéramos”), con lo cual minimizaron la reunión política que buscaba burlar a la Justicia.

Una de las arrepentidas empezó a cambiar su discurso para, por lo pronto, despegar al presidente de la Cámara.

A tal punto han banalizado los derechos humanos que han propuesto un “Día de duelo nacional en homenaje a las víctimas de violaciones de derechos humanos en el marco de la pandemia por Covid-19”.

En ese debate en comisión, una legisladora de la Coalición Cívica que por entonces viajaba a provincias lejanas trató de“cagón” a otro –de habituales guarangadas– que murmuraba mientras ella exponía. Después se disculpó pero no porque no lo pensara –aclaró– sino por habérselo dicho en ese solemne recinto. El la trató de“payasa”, en la red de ya saben quién.

 


 

Ante todas estas cosas que no tienen nombre, menos mal que el Poder Ejecutivo está en manos de un crítico de “las dictaduras”, respetuoso de las instituciones, que jamás pensaría en cerrar el Congreso.

 

 

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