Un discurso histórico
Cada vez que habla, dentro o fuera del país, el Presidente Javier Milei proclama que sus actos y sus palabras son históricas, que no tienen precedentes en el género humano. Esta compulsión por sobresalir, parado sobre un cajoncito detrás del atril, desde el Congreso de la Nación, en el horario central de la televisión un domingo, tendría algo de tierno, si las consecuencias de esa hipérbole no fueran tan duras para tantos hombres y mujeres que seguramente también habrán soñado con hacer realidad las fantasías de su infancia, que las de Milei trituran. Al mismo tiempo, el oximorónico jefe del Estado que propone destruir, inscribe su retórica en la línea de los gobiernos liberales del siglo XIX, que como dijo cuando firmó en julio el pacto de mayo, convirtió a la Argentina en la primera nación del mundo. Aquello que Natalio Botana llamó un paraíso perdido que no resiste la historia comparada.
No fue el único que le bajó el pulgar. La asistencia legislativa a la convocatoria presidencial llegó a 130 culos/butaca, cuando la idea era reunir a la mayor parte de los 327 integrantes de las dos cámaras. Y en cuanto se encendieron las cámaras de la cadena nacional, se apagaron centenares de miles de televisores, hasta desplomarse el rating a su valor más bajo para un domingo en el horario central. Una semana después siguen las recriminaciones entre funcionarios por esa demostración de debilidad, justo cuando se procuraba mostrar el músculo más tenso. No es seguro que Milei termine de entender que el insulto puede granjear adhesiones de algunos sectores por cierto lapso, pero que nunca obtendrá la complacencia de sus destinatarios, y que su efecto dinamizador de resentimientos y voluntades tiende a agotarse en tanto no se observen resultados que mejoren lo anterior.
Al presentar el presupuesto para 2025, menester que por primera vez no corre por cuenta del Ministro de Economía ni se realiza en los ámbitos dispuestos para las comisiones sino en el recinto principal del Parlamento, Milei sostuvo que de ahora en más "el superávit primario tiene que equivaler o exceder obligatoriamente al monto de los intereses de deuda a pagar", de modo que condicione "el nivel de gasto a erogar". El artículo 1° del proyecto de ley de presupuesto lo traduce así: frente a cualquier desvío en los ingresos proyectados, "los gastos deberán, como mínimo, recortarse en la misma proporción".
Lo que se puede encontrar en el cofre de los recuerdos que atesora Milei es el discurso que el Presidente Nicolás Avellaneda pronunció al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso de 1876, hace un siglo y medio. Allí dijo que había "dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y sobre su sed para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros". Honrar la deuda, se decía entonces.
La gran deudora del sur
Domingo Sarmiento, que lo había precedido en la presidencia, tuvo tiempo de ver el fracaso de su programa de colonización de lo que hoy llamamos Tercer Mundo por el capital imperialista, que sólo buscaba alimento barato para bajar sus costos laborales, según la teoría esbozada en Inglaterra por David Ricardo. En 1886 la pluma brillante de ese gran escritor que fue Sarmiento lo resumió con una paráfrasis despiadada del Himno Nacional. “México, Ecuador, Perú, Venezuela, están acribillados de deudas, empréstitos, y declarados más o menos insolventes en la bolsa de Londres. La República Argentina puede exclamar con orgullo:
Calle Esparta su virtud,
sus hazañas calle Roma.
Silencio que al mundo asoma
la gran deudora del sur”.
Lo publicó en El Censor, el periódico que Sarmiento editó hasta su muerte, cuando faltaban 14 años para que concluyera el siglo XIX. Y cuando ya corrieron 24 años del siglo XXI, la Argentina vuelve a ser la gran deudora ya no del sur, sino del mundo entero al menos en su relación con el Fondo Monetario Internacional. El discurso histórico de su Presidente usa una jerga distinta pero repite el concepto central de aquel mensaje de Avellaneda: primum pagare, deunde vivere.
En aplicación de ese principio, el Poder Ejecutivo vetó la ley previsional que disponía un modesto aumento para los jubilados que perciben el ingreso mínimo, y que son dos de cada tres. Para impedir que la Cámara de Diputados rechazara el veto y dejara en vigencia la ley, el gobierno se esforzó por partir el bloque de la Unión Cívica Radical, con cinco votos de diputados que poco antes habían aprobado el proyecto que su propio partido presentó. De sorpresa en sorpresa, el gobierno descubrió el malestar producido por la invitación presidencial a comer un asado en Olivos a los 87 diputados heroicos de distintos bloques que lo lograron. Se empeñó entonces por tergiversar el sentido del encuentro, negando que se tratara de una celebración y alegando que cada uno había pagado su plato. Detrás de un posnet formaron fila tarjeta en mano diputados y diputadas cuyos ingresos son veinte veces superiores a los de los pasivos vetados. Una verdadera burla.
No es seguro que Milei cuente con los mismos para respaldar su anunciado veto a la ley de financiamiento de las universidades nacionales. El rumbo de colisión está fijado. Ante la dificultad el gobierno acelera, pero en este caso se encontrará con una resistencia muy superior a la que pueden ofrecer los trabajadores jubilados: los gremios de educadores ya han anunciado desde mañana hasta el miércoles actos de esclarecimiento del conflicto, con dos paros generales, el último jueves de septiembre y el primer miércoles de octubre, y una marcha federal, desde todo el país. Sumar en contra a los jubilados, los universitarios y el papa católico que está en Roma pero por primera vez es argentino, conforma un frente de tormenta temible para cualquiera que mida las consecuencias de sus actos.
El gobierno no muestra más respeto hacia el presupuesto que respecto de las demás leyes, sometidas a los principios rectores de la motosierra y de la licuadora. Tampoco estima demasiado sus propias palabras. La sucesión de anuncios oficiales de ese tipo parece menos consistente que el propuesto traslado de la capital a Vietnam del Sur que formuló Alfonsín. El viento y el frío congelan la economía.
A seis meses del anuncio de la constitución del Consejo de Mayo y dos meses después del decreto formal que lo creó, no han sido designados sus miembros ni convocadas a deliberar las organizaciones que deberían integrarlo. Pese a que negoció con el Congreso la eliminación en la Ley Bases de la privatización de Aerolíneas Argentinas, ahora insiste en lograrlo, en una pulseada con los sindicatos de trabajadores que se animan a reclamar una recomposición salarial.
Las estimaciones presupuestarias difieren de las que tiene el mercado, ya se trate del crecimiento del producto, la inflación o la cotización del dólar, por lo cual no hay consultor que las tome en serio. Ni el crecimiento del 5% del PIB, ni el IPC anual del 18,3%, ni el dólar a 1.200 pesos tienen explicación. La única duda es sobre el superávit comercial de 22.000 millones de dólares, porque la caja negra energética puede incluir alguna grata sorpresa. Pero tampoco es imposible la inversa, dada la retracción de Petronas, que luego de la cruenta batalla entre Río Negro y Buenos Aires, ha puesto en duda la inversión para licuar el gas natural y exportarlo en barcos. También pueden aparecer otros imprevistos, que ya han puesto en guardia a los posibles afectados: si el gobierno insiste en que reducirá las retenciones, ¿cómo podrían duplicarse los ingresos por derechos de exportación?
Un penal con la ovalada
El pasaje más desopilante llegó cuando Milei se dirigió a los gobernadores, que firmaron sin fijarse en el contenido las metas del Pacto de Mayo, como un gasto público consolidado que no supere los 25 puntos del PIB. Esto "requiere que las provincias en su conjunto hagan un ajuste adicional de 60.000 millones de dólares", dijo. No hizo falta que todos los atónitos mandatarios refutaran esa pretensión (como llegaron a hacerlo el bonaerense Axel Kicillof, quien dijo que en su provincia la propuesta de Milei no equivaldría a déficit cero sino a gasto cero, el santafesino Maximiliano Pullaro y el cordobés Martín Llaryora), porque los desmentidos llegaron desde los lugares más imprevistos.
Fueron el Ministro de Economía Luis Caputo y el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, José Luis Espert, quienes corrigieron al Presidente. La poda no deberá ser de 60.000 sino de 20.000 millones de dólares, afirmaron. Con su proverbial simpatía que hace de él un candidato tan atractivo, siempre sonriente y cordial, Espert explicó que 64.000 millones de dólares es el total del gasto de las provincias, no su eventual recorte. Pero ni él se tomó el trabajo de explicar cómo fue posible patear un penal de fútbol como si fuera de rugby, comparación pertinente porque está cada día más claro que Milei no conoce ni las dimensiones de la cancha ni las reglas del juego en el que cree descollar. Cuanto más alto mejor, piensa. Por eso repitió varias veces que la Argentina encabeza el ranking mundial de países defaulteadores, cuando la literatura específica la coloca a la par de Alemania y Francia y por detrás de España. Brasil y México. ¿Será que Milei ya está contemplando el ascenso del país en esa tabla, por la incapacidad de pago de los compromisos con bonistas privados, gobiernos nacionales y organismos internacionales de los abultados compromisos que se avecinan? Sólo podría evitarlo contrayendo más deuda con el FMI, si Donald Trump volviera a la presidencia de Estados Unidos y decidiera apostar por su clon sureño. La baja de medio punto en la tasa de interés de Estados Unidos y el anuncio de que esa tendencia se profundizará en lo que resta del año es una de las pocas buenas noticias para el gobierno argentino, aparte de la visita presidencial a Wall Street, donde mañana va a tañer la campana. No es seguro que compensen el impacto de la denuncia del Papa Bergoglio, sobre una coima pedida por el secretario de un ministro a un gran inversor internacional, que se lo contó personalmente, ni el del informe de las Naciones Unidas sobre la desoladora situación de la infancia en el país. Como consideran peronista al habitante de Santa Marta, ya le han inventado una doctrina del cerco, con lista de nombres de quienes lo inducirían a tales declaraciones.
Los que no saben sumar
La falsificación de los datos también tiene antecedentes históricos, pero no en los próceres del liberalismo sino en los técnicos de la última dictadura. Su último ministro de Economía, Jorge Wehbe, anunció en 1983 que la deuda externa ascendía a 43.000 millones de dólares. Un alto jefe militar lo refutó: no pasaba de 37.800 millones. Le interesaba la precisión porque las Fuerzas Armadas eran responsables de adquisiciones de material bélico que habían abultado la cuenta. Sin complejos, Wehbe admitió el error: su ministerio había sumado dos veces una partida de 5.000 millones de dólares. En un país donde el humor encubre tanto la resignación cuanto la ira, Wehbe debió soportar este diálogo ante las cámaras de televisión:
—Feliz cumpleaños, señor Ministro.
—Muchas gracias.
—¿Cuántos cumple?
—63.
—¿Está seguro?
El ascenso de Manuel Adormi a Ministro de Comunicación tiene que ver con el propósito de los Hermanos Milei de que sea candidato el año próximo en la Capital Federal. Pero también premia la forma de relación con los medios y la sociedad, afín a la de los propios jefes del gobierno. Es relativamente eficaz para salir del paso ante preguntas incómodas, pero tiende a dar por terminados asuntos que están abiertos y cuyo desenlace no siempre será favorable a sus deseos.
Sus pronunciamientos sobre la inflación son un buen ejemplo. En agosto sentenció que ese era un "tema terminado". Lo reiteró la semana pasada. Cuando le preguntan por qué entonces el IPC se ha estacionado en el último cuatrimestre entre el 4% y el 4,6%, alega que "el impacto de la política monetaria lleva varios meses, así que esto va a seguir así hasta que la inflación sea un tema del pasado”. Es decir, el pasado se ubica en el futuro pero no es posible saber cuánto tardará en llegar. Es una variante algo más astuta que la performance de Macrì, durante cuyo gobierno la inflación bajó al doble. Por lo menos, la expresión de deseos de Adormi no incluye su refutación y difiere las comprobaciones para un impreciso porvenir. Todavía es cuestión de fe, de creer o reventar.
Ni ellos le creen
La peor noticia provino de la investigación de Gustavo Córdoba y Ana Paola Zuban. Ni los votantes de Milei creen en las afirmaciones que se derraman como pétalos de rosa desde las alturas del atril presidencial y la cátedra de Adormi. La imagen que preside el Domingo de Datos de septiembre de la consultora cordobesa anticipa una opinión: a Milei le crece la nariz, como si fuese de madera. Las afirmaciones rimbombantes del gobierno cuentan con una escasa credibilidad. Ordenadas según los resultados, mirá qué porcentaje de la muestra de 2.330 personas cree en estas seguridades pregonadas por los Hermanos Milei:
Afirmaciones % es verdad
El poder adquisitivo de los jubilados voló 13,2
Las tarifas de servicios están regaladas 16,5
Está mejorando el empleo 18
Las jubilaciones le ganan a la inflación 1 9,5
La motosierra se aplicó a la política 22
Estamos haciendo cosas maravillosas 22
Los salarios le ganan a la inflación 22
Científicos, periodistas y artistas
Opositores son ratas inmundas 24,6
Les duele que yo sea uno de los políticos
más importantes del planeta 25,5
Estamos arrasando con la inseguridad 27,6
Correlativamente, entre el 62,7% y el 76,2% responden que esos dichos presidenciales son lisas y llanas mentiras.
Cuando el cuestionario indaga sobre la confianza en una serie de organismos e instituciones, el saldo tampoco es favorable al gobierno. Este es el ranking de confianza obtenido:
Instituciones % de confianza
Universidades públicas 71,5
Salud Pública 71,2
CONICET 64,3
Universidades privadas 56,4
INDEC 42,2
Iglesia Católica 33,3
Redes antisociales 22,9
Sindicatos obreros 20,9
Periodismo en general 19,9
Medios de comunicación 18,8
Partidos políticos 16,8
Congreso 14,8
Iglesias evangélicas 13,7
Justicia argentina 12,3
Es llamativo que el top cinco de los peor evaluados incluya a la Justicia y a los medios de comunicación. Según la doctrina explicitada por el incontinente Daniel Pedro Santoro en su manual de operaciones psicológicas, combinan sus esfuerzos para estigmatizar al adversario.
Las preguntas sobre aprobación del gobierno y la dirección que sigue también arrojan saldo negativo para el gobierno de los Hermanos Milei.
Aprobación del gobierno nacional Desaprueba 57,3%
Dirección en que va el país Incorrecta 55,1%
Comprensión de textos
El flamante Ministro de Comunicación tiene además un ostensible déficit de comprensión de textos. En su conferencia de prensa del miércoles último, le atribuyó al ex Presidente Alberto Fernández las opiniones sobre el cine argentino comprendidas en la patética grabación en la que discute con Fabiola Yáñez, en el último trimestre de su presidencia. Esto es lo que se escucha:
Alberto Fernández: Mil de esas me tuve que bancar
Fabiola Yañez: Pero no me fui a acostar con ninguno, boludo…
Alberto Fernández: "Ay, lo que hay que ver es la producción de Sandra”. ¿Qué Sandra, la concha de tu madre? Debe ser una mierda de serie, ¿y cuando quiero ver una película argentina no se puede ver porque son todas una mierda? Pero esa como la hace tu amiga….¡andá a la puta que te parió, vos y todas tus crías, boluda!
Fabiola Yañez: Shhhh, shhh, bajá la voz. Siempre hiciste eso, me alejaste de todas las personas que para vos eran una amenaza.
Alberto Fernández: Pero quedate con ellas, boluda. Qué amenaza…
Fabiola Yañez: Todas las personas que para vos eran una amenaza…
Alberto Fernández: Andá y quedate con ellas, boluda, quedate con ellas y dejame en paz.
Fabiola Yañez: ¿Por qué me tengo que quedar con ellas? ¿Qué comentario hice, tan mal te lo tomaste?
La única Sandra registrada por la Casa Militar como visita al chalet de Olivos es la productora de cine Sandra Rojas, que en 2023 participó en una película sobre el campeonato de fútbol mundial, Elijo creer, y en una comedia sobre enredo de parejas, No me rompan, con Fito Páez, Carla Peterson y Julieta Díaz.
El audio impresiona por la brutalidad de los términos de una parte y la voz etílica de la otra. Ratifica la idea de que ninguno de los dos es demasiado creíble en sus acusaciones al otro.
En su conferencia de prensa, Adormi mostró que no había entendido el diálogo.
Con su habitual suficiencia, dijo que "suena bastante extraño lo del ex Presidente, cuando tenemos un cine que, al menos a mí, me gusta mucho, con grandes películas, grandes series, como El Encargado. Pero además un sinfín de películas que han hecho historia y han ganado innumerable cantidad de premios internacionales, hasta premios Oscar. El comentario del ex Presidente me parece que dista de la realidad de Argentina. Tenía entendido que el ex Presidente apoyaba efervescentemente el cine nacional, pero se ve que no. Sería bueno que revea algunas películas que tienen una calidad impresionante, además con todo el potencial que tiene el cine argentino. La verdad que estamos sorprendidos". En la discusión matrimonial es inequívoco que Yáñez quiere ver un filme en el que intervino su amiga Rojas y el entonces Presidente le recrimina que ella nunca quiere ver las películas argentinas que a él sí le gustan.
Sobre todo, no hay correspondencia entre las alabanzas del Ministro vocero al cine argentino y la brusca supresión de todas las ayudas que en las últimas décadas han apoyado su crecimiento y consolidación.
Dimes y diretes
En cualquier caso, la confusión de Adormi no es exclusiva de quienes ejercen el poder político. Esta semana la agencia Noticias Argentinas, del Grupo Alpha Media, que también posee la radio macrista Rivadavia, distribuyó un cable plagado de falsedades que no pueden atribuirse a descuido. El texto, que Perfil publicó, pero luego rectificó al advertir la manipulación, sostiene que en una columna mía, "el amigo elegido por el ex Presidente para ensayar una defensa pública, en El Cohete a la Luna el 1° de septiembre, exponía el supuesto alcoholismo de la ex primera dama". Y agrega: "Ya el 11 de agosto, en otra columna firmada por el mismo Verbitsky se puede leer: 'Estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca A.F. agredió físicamente a Fabiola. Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica'".
Ni soy amigo del ex Presidente ni me eligió para hacer su defensa. Tengo el registro de la llamada que yo le hice para interrogarlo sobre el tema, en forma no complaciente. Fue él, y no yo, quien expuso el alcoholismo de Yañez, que ella confirma. Y la afirmación final no me pertenece a mí, sino a la socióloga Dora Barrancos, uno de los íconos del feminismo en la Argentina. En un chat con científicos escribió que "estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca A.F. agredió físicamente a F. Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica. En realidad, si hay algo que imputarle a Alberto fue su agregada incapacidad de quebrar ese vínculo tóxico. Lo casi trágico es que ahora está obligado a las dolorosas pruebas de la enfermedad de su pareja. Por supuesto los buitres y las hienas se hacen un festín. Ercolini se toma toda la venganza por la denuncia de Alberto a raíz de su encuentro glamoroso con Joe Lewis y otros sátrapas. ¿Recuerdan?"
Según Fernández, cuando él llamó a Barrancos, que fue su asesora en temas de género, para darle su versión del episodio, ella lo habría interrumpido para decirle:
—No tenés que explicarme nada. Mi esposo atendió a Fabiola y yo conozco toda la verdad.
El esposo de Barrancos es el médico acupuntor Eduardo Moon.
No conozco a nadie en Alpha Media ni en NA, de modo que la mala fe que trasunta esa publicación debe provenir de posiciones mías en los debates políticos del país, cargados de ponzoña, tal como le recriminó el diputado Oscar Zago a su presunto compañero de causa libertaria Agustín Romo, uno de los tuiteros de la escudería Caputo (Jr).
Dentro de esa contaminación general hay sin embargo excepciones. En el programa de Jonathan Goldfarb en la señal de noticias por cable del Grupo Clarín, su colega Nicolás Wiñazki consignó correctamente que en mis notas sobre Fernández sostuve que el presunto alcoholismo de Yáñez no sería un atenuante sino un agravante, en caso de comprobarse que la golpeó. Ambas cosas comenzaron a materializarse esta semana, con la declaración testimonial de la madre de Yáñez, la primera que declaró haber visto los golpes. Al confirmar el alcoholismo de su hija, sentenció: "Él conoció a una chica sana y limpia y la convirtió en un despojo humano".
La música que escuché mientras escribía
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