Colifo, Pumba y el Tío Sam

Petri habilitó a un funcionario de Estados Unidos a hurgar en las redes de Defensa

 

El 16 de agosto a la medianoche se conoció que el Ministerio de Defensa designó como asesor de ciberdefensa al “asesor de ciberseguridad de los Estados Unidos para brindar apoyo al gobierno argentino” en la materia. En efecto, el 24 de junio el embajador norteamericano Marc Stanley informó al ministro de Defensa argentino, Luis Petri, que “ha procedido a la designación del Asesor de Ciberseguridad de los Estados Unidos para brindar apoyo al Gobierno de Argentina y colaborar en el desarrollo de las tareas en las áreas” mencionadas en el acápite I del Memorándum de Entendimiento firmado entre ambos países el 25 de marzo último, cuyo contenido no se conoce.

De acuerdo a lo ordenado por el embajador, este asesor mantendrá reuniones con diferentes unidades del Ministerio de Defensa de nuestro país para “relevar el estado de situación” de la ciberdefensa en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el Comando Conjunto de Ciberdefensa, las direcciones generales de Comunicaciones, Informática y Ciberdefensa de cada una de las fuerzas, y el Instituto de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas. Para ello, este asesor estadounidense solicitará “información” en las reuniones que se realicen en cada una de las instancias organizativas citadas (ver documento completo).

Posteriormente, el 28 de junio, el secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, Juan Erardo Battaleme, puso en conocimiento del secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Claudio Pascualini, con copia al subsecretario de Ciberdefensa (SSCD), Alfredo Parodi, la designación de ese funcionario estadounidense (aquí la nota). A los efectos de cumplir con las tareas de relevamiento manifestadas por el embajador estadounidense, Parodi informó que esa dependencia ya se encuentra trabajando con el funcionario de Estados Unidos para realizar “el relevamiento (…) de información de la topología de redes e infraestructuras TI y TO” de diversas organizaciones del Ministerio de Defensa. Asimismo, detalló que “interesa conocer (…) la forma organizacional, capacidades tecnológicas (IT y OT) y las dotaciones de personal afectado a la administración de dichos recursos, así como la estructura organizativa y los planes que se adoptan ante emergencias devenidas de ataques cibernéticos y en su caso la respuesta a incidentes en general, existencia de playbooks específicos, elaboración y posterior gestión de informes de resultados, resiliencia de redes e infraestructura (IT y OT), intercambio de información con otros organismos y entidades de la jurisdicción, etcétera” (ver documento aquí). Es decir que al señor asesor se le dará toda esta información, a la que tendrá acceso Estados Unidos y, posiblemente, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

 

Colifo y Pumba

Ahora que estamos con reminiscencias de los '90, y para quienes no lo conocen, Alberto Colifo y Jorge Pumba eran personajes de Alberto Olmedo y Jorge Porcel, respectivamente, que interpretaban a dos soldados a las órdenes de algún general de turno pero haciendo todo mal (o no). El miércoles 21 de agosto, Colifo mandó a Pumba para que en las redes sostuviera que esta decisión del actual gobierno había sido gestionada cuando Agustín Rossi y Jorge Taiana habían sido ministros de Defensa. Dado que la información era falsa, Pumba termino cayendo sobre una granada solitariamente.

En efecto, el 23 de febrero de 2021 el embajador informó que se estaban gestionando recursos para realizar “actividades de enseñanza y capacitación” (ver documento). Casi un año más tarde, el 26 de enero de 2022, el agregado militar de Estados Unidos en la Argentina le confirmó al secretario de Asuntos Internacionales, Francisco Cafiero (2019-2023), que se había avanzado con el requerimiento de fondos para que un asesor estadounidense permaneciera en la Argentina durante dos años a fin de realizar “actividades de enseñanza y capacitación”.

 

 

Ya el año pasado, la embajada de Estados Unidos comunicó quién sería el capacitador. Sin embargo, y pese al pedido de la superpotencia, el anterior subsecretario de Ciberdefensa, Oscar Niss, no lo autorizó a “reunirse con el Comando de Ciberdefensa ni con las áreas de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas”, ni se le solicitó que lleve adelante “tareas de relevamiento y análisis de la situación de la Ciberdefensa en el país”, de acuerdo a información oficial a la que tuvo acceso este medio. Esta fuente agrega que “la intención de los Estados Unidos, luego del relevamiento y de adquirir cierto estándar de seguridad (que ya tenemos), es que nos conectemos a sus redes de ciberdefensa a fin de monitorearnos”, a lo cual se le respondió que no había problema en tanto hubiera reciprocidad. Sin embargo, Estados Unidos “respondió que no”. Por lo tanto, sólo se acordó realizar tareas de “capacitación.”

El pobre Pumba no conocía esta información.

Todas las comunicaciones hasta diciembre de 2023 hacen mención a “enseñanza y capacitación”, y cualquier infante sabe las diferencias entre estas actividades y relevar información sensible de nuestra defensa.

 

Piensa el ladrón que todos son de su condición

Colifo y Pumba tienen una foto en la que ya no están vestidos con el uniforme del Ejército Argentino, sino con el británico y el estadounidense respectivamente. Sin embargo, siguen teniendo el pensamiento binario y maniqueo de que hay buenos y malos en las relaciones internacionales, y creen que el resto pertenece a las fuerzas del mal y/o son de su misma condición.

El escenario internacional no es blanco y negro. Hay que colaborar con Estados Unidos, la República Popular China, Israel, los países de la Unión Europea y con América Latina. Sin embargo, en esa pelea imaginaria que tienen contra el "comunismo internacional" hemos abandonado las relaciones con la potencia asiática ascendente, insultamos a los gobernantes europeos y ninguneamos a los Estados latinoamericanos. Las relaciones internacionales son más complejas. No se trata de tener o no tener relaciones con determinados países, sino que la pregunta es en qué colaboramos y cuáles son los beneficios para la Argentina. En materia de defensa existen dos límites que han mantenido diferentes gobiernos nacionales: a) las Fuerzas Armadas argentinas no se emplean frente a las nuevas amenazas, amenazas emergentes o cualquier significante vacío que se invente, que contenga al narcotráfico y el terrorismo; y b) las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur son argentinas. Estas son nuestras líneas rojas (bah, las de algunos) en la relación con los Estados Unidos. A pesar de estos límites, quedan muchas áreas en que cooperar y en las que de hecho ya se hace, por ejemplo entre las fuerzas de seguridad y la DEA en relación al tráfico de drogas.

Nadie le pide a Colifo y a Pumba que no realicen actividades con el Tío Sam, sino simplemente que no se arrodillen y defiendan los intereses vitales y estratégicos de la Argentina.

Entregar las llaves de acceso a las redes del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas de nuestro país no sería defender el interés nacional.

 

 

 

 

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