Pasa la antorcha, Joe

Si Biden no baja su candidatura, Estados Unidos deberá elegir entre demencia y delincuencia

 

La patética performance de Joe Biden durante el primer debate presidencial con miras a las elecciones del 5 de noviembre, frente al golpista, fraudulento empresario y ex Presidente Donald Trump, ha dado lugar a que algunos miembros del Partido Demócrata le pidan explícitamente a Biden, aunque la mayoría sotto voce, que dé un paso al costado para entregarle la posta a otro representante de ese espacio. Sus lagunas mentales, su tono de voz, que hacían ininteligibles sus respuestas, además de dormitar frente a su contrincante durante el debate, han generado turbulencias internas.

Antes del debate, las encuestas mostraban una diferencia muy reducida a favor de Trump, brecha que se ha ampliado luego del evento. Las más recientes, publicadas por el New York Times, conjuntamente con Siena College, muestran a Trump con 49% de votos contra un 43% de Biden. El Wall Street Journal mostró resultados muy similares. Por otro lado, otra encuesta realizada por SSRS para CNN indica que tres cuartas partes de los votantes, incluidos más de la mitad de los votantes demócratas, consideran que el partido tiene más posibilidades de ganar la presidencia en noviembre con un candidato que no sea Biden. Asimismo, siete de cada diez votantes, así como el 45% de los demócratas, dijeron que la capacidad física y mental de Biden es una razón para votar en su contra.

Por el momento, cuatro de sus correligionarios en el Congreso han pedido a Biden que se haga a un lado. Tres miembros de la Cámara de Representantes (de Texas, Arizona y Massachusetts) han pedido su renuncia como candidato. El senador de Virginia, Mark Warner, busca que los demócratas del Senado tengan una posición común en torno al futuro de dicha candidatura. Por otro lado, la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, emitió un comunicado el viernes en el que le pide a Biden que “escuche al pueblo estadounidense y evalúe cuidadosamente si sigue siendo nuestra mejor esperanza para derrotar a Donald Trump”.

Varios columnistas de diarios como el New York Times, The Atlantic y el New Yorker han expresado la necesidad de que Biden renuncie a la candidatura. El conocido columnista del NYT, Thomas Friedman, ha señalado que lo que más teme Trump ahora mismo es que Biden le enseñe al país cómo decir adiós. En su columna, titulada “La pregunta que debe hacerse el Presidente Biden. Ahora”, Friedman considera que Trump teme que el Presidente muestre la diferencia entre un líder y un partido que ponen al país como prioridad y un líder y un partido que se ponen a sí mismos en primer lugar, es decir, Trump y los republicanos que lo permiten a pesar de saber que no es apto para el cargo, que intentó anular las pasadas elecciones y que no ha articulado ningún plan real para el futuro del país que no sea tomar represalias contra todos los que se cruzaron en su camino.

El Leadership New Project, un grupo de ejecutivos de empresas, académicos y líderes de opinión, dijo en una carta que la “amenaza de un segundo mandato de Trump” es lo suficientemente grande como para que Biden “pase la antorcha de la nominación presidencial de este año a la próxima generación de demócratas altamente capaces”. Específicamente, el cofundador de Netflix, Reed Hastings, dijo que “Biden debe hacerse a un lado para permitir que un líder demócrata vigoroso venza a Trump y nos mantenga seguros y prósperos”.

Hay media docena de renombrados demócratas que suenan como posibles sustitutos de Joe Biden si se produjera su renuncia, en cuyo caso no podría designar a su sucesor. La elección correspondería al Comité Nacional Demócrata. Pero el Presidente no está dispuesto a dejar la candidatura. El viernes, en una entrevista con la cadena ABC News, Biden se mantuvo firme y dijo: “Me retiraré si baja el señor todopoderoso y me lo pide”. A pesar de ello, reconoció su baja performance el día del debate organizado por la CNN –que atribuyó a la posibilidad de que la Covid o algún otro virus pudieran haberlo afectado– pero no parece haber convencido a los demócratas. Muchos de ellos consideran que después de la esperada entrevista con ABC News, en horario estelar, la necesidad de que se haga a un lado es aún más urgente.

 

Estamos en peligro: Proyecto 2025

El Presidente Biden no es un legado de virtudes en el ejercicio del respeto a los derechos humanos ni del libre comercio. El aval al genocidio perpetrado por Israel en Gaza, el continuo suministro de armas a Ucrania –aun cuando su población en edad de ir a la guerra está prácticamente diezmada– y el apoyo a inútiles conferencias de paz en las que se excluye la participación de Rusia, sus incursiones militares en el mar meridional de China, en particular cerca a Taiwán, así como las alianzas militares con varios de los vecinos de la segunda potencia mundial, son pruebas palpables de que es también rehén del complejo militar, industrial y tecnológico, así como de los grandes capitales financieros.

No obstante, el ex Presidente golpista Donald Trump, ídolo de Javier Milei, representa un grave peligro para la institucionalidad internacional y la de su propio país. Pretende instrumentar un plan de ultraderecha que promete el recrudecimiento del proteccionismo, el irrespeto a las libertades individuales como el derecho al aborto y a la comunidad LGTBQ, políticas antimigratorias y el irrespeto a la separación de poderes al consolidar la autoridad en la presidencia y reducir la independencia de las agencias federales. El Proyecto 2025 de Trump representa una visión radical de reestructuración del gobierno federal con un enfoque orientado a consolidar el Poder Ejecutivo y recortar programas sociales y ambientales.

Este plan, detallado en Mandate for Leadership: The Conservative Promise, ha sido realizado en la Heritage Foundation, con participación de ex funcionarios del gobierno de Trump. Precisamente, Roger Severino, director de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos durante su administración y actual vicepresidente de política interna de esta Fundación, fue uno de los oradores de la Cumbre Europa Viva 24, en Madrid, organizada por el partido Vox de España, en la que participaron Milei, Marine Le Pen de Francia, José Antonio Kast de Chile y los primeros ministros Giorgia Meloni y Viktor Orbán, de Italia y Hungría respectivamente.

Durante su presentación, Severino describió a Trump como una víctima del lawfare lanzado por “los zurdos” y dijo que la juventud está sometida a una “cultura y un sistema médico” que les dice que “exploren todos los apetitos sexuales a los diez años” y que “el aborto no implica la destrucción de bebés, sino que es atención médica”.

El viernes, Trump tuvo que distanciarse del Proyecto 2025, días después de que el jefe del grupo de expertos responsable del programa sugiriera que habría una segunda Revolución Americana. Así, Trump se vio obligado a publicar en sus redes sociales que no sabía nada del Proyecto 2025. “No tengo idea de quién está detrás de esto. No estoy de acuerdo con algunas de las cosas que dicen y algunas de las cosas que dicen son absolutamente ridículas y abismales. Cualquier cosa que hagan les deseo suerte, pero no tengo nada que ver con ellos”. Además, un portavoz del Plan tuvo que decir que el Proyecto 2025 no está vinculado a ningún candidato o campaña específica, a pesar de la participación de ex funcionarios de Trump en su elaboración y a las declaraciones del presidente de la Fundación Heritage, Kevin Roberts, quien había dicho en el podcast War Room, de Steve Bannon, que los republicanos “están en el proceso de recuperar este país”.

 

Inmunidad para un golpista

En este escenario, el pasado lunes el Tribunal Supremo de Justicia –compuesto por nueve miembros, de los cuales seis son conservadores, incluidos tres nombrados por Trump– le concedió amplia inmunidad por sus actos delictivos como Presidente. El voto mayoritario consideró que “un ex Presidente tiene derecho a inmunidad absoluta frente a un proceso penal por acciones dentro de su autoridad constitucional” y “presunta inmunidad judicial por todos sus actos oficiales”, aunque no “para actos no oficiales”. Trump celebró la decisión del TSJ, que anuló los fallos de tribunales inferiores que le negaron inmunidad en relación con sus intentos de alterar el resultado electoral de 2020 y les pidió que decidan de acuerdo con los criterios que sentó en su resolución.

En paralelo, otra sentencia del propio Tribunal Supremo ha rebajado el alcance del delito de obstrucción de un procedimiento oficial en el caso de las acusaciones a Trump de un fiscal en Washington (conspiración para defraudar al gobierno estadounidense y para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción o intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para violar derechos civiles).

Como si fuera poco, Trump se ha convertido en el primer ex Presidente de Estados Unidos declarado culpable en un juicio penal (no oficial), en el cual un jurado popular lo responsabilizó de 34 delitos de falsificación de cheques, facturas y registros contables. Trump también tiene procesos abiertos en Florida por retención de secretos relacionados con la defensa y obstrucción a la Justicia, por los documentos confidenciales que se llevó a su mansión de Mar-a-Lago, oportunidad en la que reclamó también inmunidad. Asimismo tiene abierto un proceso en Georgia por sus intentos de revertir su derrota en las elecciones presidenciales de 2020.

Entretanto, un Biden senil genera preocupación entre sus simpatizantes frente a un Trump fortalecido. La siguiente prueba de fuego para Biden será la Cumbre de la OTAN en Washington, la próxima semana. El mundo estará atento a que el Presidente de la primera potencia del mundo no se duerma o salude al vacío. Si Biden no deja la posta a otro correligionario, le servirá el triunfo en bandeja a Trump para instrumentar su Proyecto 2025.

 

 

 

 

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