Tanidad al palo

 

“Luchamos porque nuestros hijos se merecían nuestra lucha”

 Lita Boitano

 

Iban y venían los mensajes que no queríamos recibir, mensajes que daban cuenta de lo irremediable. Y aunque lo sabíamos, sabíamos que la Tana, la nuestra, la entrañable Lita Boitano se moría, nos negábamos a aceptarlo.

Escribo estas líneas tras su despedida, apenas retacitos de recuerdos, y no puedo parar de llorarla. Como no pude dejar de hacerlo después de leer las líneas amorosas que le escribió el jueves Luis Bruschtein, y le siguieron otras tantas. Como más tarde, en cada abrazo que nos fuimos dando en ese salón desbordado, en el que la honraban incontables compañeros y compañeras.

Y en un momento despacito, como de la nada, Taty Almeida, Vera Jarach, Clarita Weinstein y Carmen Lareu se fueron acercando a ella. Era bien entrada la tarde y, casi sin darnos cuenta, estaban despidiéndola… ellas, cuatro mujeres únicas, cuatro pañuelos blancos de repente fueron miles. Antonio Berni hubiera querido pintar esa imagen como la pintó a ella en su adolescencia, capturar ese momento sublime. La imagen más cabal de quienes honran la vida, la vida con todo, con el dolor inconmensurable, y esa fuerza única frente al desgarramiento más profundo, Miguel y Adriana, que ella pudo sobrellevar y hacerlo luz y fuego.

 

 

Hay tanto recuerdo, tanta historia, tanta palabra atragantada. Pero habrá un próximo 20 de julio, justo para sus 93 años, en que nos juramentamos celebrarla después de hacer el duelo imprescindible, después de la última lágrima, ahí vendrá el vino y la risa, y ella para completarnos la memoria.

Lita pasión, Lita pura vida, Lita Familiares, Lita tanidad al palo. ¡Viva Perón carajo! ¡Boca, boquita!…, que digan, que nos digan quien sabe dónde se guarda esa llama que tiene que alimentar(nos) para que un día todo sea como lo soñaron los 30.000.

Sonaba Troilo (como lo pidió) en un jueves… otro jueves, que parece a propósito, y cantamos Bella Ciao y el pibe de la guitarra cerrando con la marchita y entonces vos ahí, los dos dedos en V, Tana nuestra del alma.

 

* Eduardo Tavani es presidente de la APDH.

 

 

 

 

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