Memoria armenia
La diáspora recuerda el genocidio en un inédito contexto internacional
En estos días, la comunidad armenia en la diáspora recordó otro aniversario de su genocidio, aunque esta es la primera vez desde el éxodo de Artsaj. De todas las actividades celebradas en Sudamérica, la de Buenos Aires fue la de mayor convocatoria. El 109° aniversario del genocidio armenio fue recordado el 24 de abril con una marcha organizada por la Mesa Interjuvenil de la Comunidad Armenia (MICA), que partió desde la Facultad de Derecho de la UBA hasta la residencia del embajador de Turquía, el país perpetrador.
Las columnas portaron banderas y remeras con la frase “Derecho al retorno a Artsaj” luego de la limpieza étnica perpetrada por fuerzas de Azerbaiyán el año pasado, como se relatara en la nota El país desaparecido.
En Montevideo, concentraron frente a la Embajada de Turquía y organizaron junto con la Cámara de Diputados un acto académico con expositores argentinos como Luis Moreno Ocampo (en su rol de primer fiscal general de la Corte Penal Internacional) y Ricardo Torres (de la Universidad de Rosario). Allí expusieron la alcaldesa de París y el Presidente Luis Lacalle Pou.
En São Paulo, Brasil, hubo una sesión solemne de la Asamblea Legislativa. Allí, hasta el fútbol se sumó. El Santos posteó: “109 años del triste Genocidio Armenio. Santos Futebol Clube siempre defenderá la tolerancia y el respeto entre todas las personas”.
Chile fijó el 24 de abril como “Día Nacional de Conmemoración de las Víctimas del Genocidio Armenio”. Lo propuso el diputado Cristian Araya, quien preside el Grupo Parlamentario de Amistad Chile-Armenia, tras reunirse con los representantes del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, Hagop Tabakian y Aram Mouratian.
Tal resolución fue rechazada por la Cancillería turca bajo pretexto de que “contraviene la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que establece que (ese) crimen sólo puede ser dictaminado por un tribunal competente”. La Convención no prohíbe establecer días recordatorios. Además, ya en 1985 un informe de la Subcomisión la ONU para la Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías determinó que “los actos contra los armenios cumplen con la definición de genocidio dada en la Convención”.
Desde la Iglesia Apostólica para la Argentina y Chile, se llamó a seguir luchando por esta causa justa. Como cada año, su pueblo cristiano celebra misas. A la realizada esa mañana en la Catedral de San Gregorio, en Palermo, no asistió Jorge Macri, aunque envió a un asistente, del mismo modo que el actual jefe de gobierno porteño concurrió el año pasado en representación de Horacio Rodríguez Larreta.
Los recordatorios en Mar del Plata, Córdoba y Rosario incluyeron campañas de donación de sangre y de alimentos para comedores. El Palacio Municipal de La Plata fue iluminado con los tres colores de la bandera armenia. En Berisso, exhibieron una muestra fotográfica.
Desde el Conurbano bonaerense, contaron con el apoyo de municipios de distintos signos partidarios. En Vicente López (único distrito sin internas en Juntos por el Cambio previo a entronizar a su jefa comunal) el Concejo Deliberante y la Comisión de Damas de la Iglesia San Jorge inauguraron la muestra artística “La Memoria de mi memoria”, que permanecerá hasta el 9 de mayo.
En Tigre, el reelecto intendente Julio Zamora (UP) instruyó los recordatorios y los compartió desde sus redes digitales:
La diplomacia
Hace justo un mes, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas adoptó en Ginebra una Resolución para la Prevención del Genocidio, con el apoyo latinoamericano de Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Perú y Uruguay, además de Estados Unidos, Israel, Ucrania, Gran Bretaña y otros de la Unión Europea, según informó Juan Gasparini desde la ONU en Suiza.
Veinte días después, la Casa Rosada compartió este mensaje: “Se conmemora el genocidio sufrido por el pueblo armenio entre 1915 y 1923. En nuestro país, desde el 2006, gracias a la Ley 26.199, esta fecha es un llamado a la reflexión sobre la importancia del respeto entre las naciones y la defensa de los derechos humanos. Se considera que el 24 de abril de 1915 marca el inicio de esta tragedia”.
La Cancillería recordó “el genocidio del pueblo armenio con el espíritu de que su memoria sea una lección permanente sobre los pasos del presente y las metas de nuestro futuro”.
Su titular, Diana Mondino, se había reunido el 2 enero con el embajador Hovhannes Virabyan, ya que su país se ofrecía como puerta a los mercados del Cáucaso. Aunque no lo informaron entonces, la reunión fue preparatoria de la recepción que dos meses más tarde darían al canciller de la República de Armenia, Ararat Mirzoyan, para repasar las posibilidades de cooperación agrícola y en energía nuclear.
El interés comparte una base humana y cultural ineludible: los 120.000 miembros de la comunidad armenia en la Argentina la convierten en la más grande de Latinoamérica, entre las tres primeras del mundo. Ambas naciones establecieron relaciones diplomáticas a poco de la disolución del bloque soviético y, en sólo dos años, Armenia había oficializado una embajada (algo que no fue retribuido sino hasta 2010). La Argentina está entre los diez principales inversores en Armenia –en infraestructura aeroportuaria, finanzas y agricultura–, con un intercambio comercial de 43 millones de dólares, de notoria ventaja local por la venta de quesos y hojas de tabaco.
Sin embargo, no se compara con los 580 millones de dólares que ingresan a la Argentina de los 890 rubros comerciados con Turquía. Por eso, Mondino le dijo al embajador Süleyman Budak, el 23 de febrero, que deseaba estrechar más esa relación, mediante la cooperación en tecnología e investigación antártica. El negocio que hay detrás es la creación del joint venture GSATCOM Space Technologies, entre INVAP y la Turkish Aerospace Industries. La canciller cree que puede atraer inversiones desde allí, por lo que planearon otra reunión de la Comisión Bilateral Mixta Argentina-Türkiye, para que sesione en paralelo con un Foro de Negocios privados.
“Pashinyan, basura…”
El primer ministro armenio Nikol Pashinyan cree que la entrega de territorios “mediante un tratado de paz” puede disuadir las invasiones azeríes. Desde su anuncio el 19 de abril, ciudadanos de la fronteriza Tavush bloquearon una carretera interestatal, que la Policía intentó reabrir por la fuerza, lo que encendió más protestas en todo el país y derivó en casi medio centenar de detenciones.
Debido a la brutalidad uniformada, el 25 de abril fue hospitalizado el legislador Garnik Danielyan, de la Alianza Armenia. Al día siguiente fue arrestado otro aliancista, Artur Khachatryan: “Sabían que yo era diputado, es una ilegalidad más en un país dictatorial. Estaba tratando de averiguar quién abriría la carretera bloqueada por los turcos. Al policía no le gustó, me empujó, me metieron en un coche y ahora estoy en la comisaría”, hizo saber.
El único apoyo que ganó el primer ministro estuvo entre los enemigos, luego de que minimizara el genocidio de 1915 como “gran desastre”. El Presidente de Turquía, Recep Erdoğan, declaró que “Pashinyan entendió”. En su favor cantaron turco-azerbaiyanos negacionistas y racistas que marcharon en Washington frente a la Embajada de Turquía y explicaron su propósito de “exponer las mentiras del lobby armenio: algunos países que intentan asegurar sus intereses políticos y económicos reconociendo al ‘genocidio’ armenio, lo utilizan como presión contra Turquía”. Les faltó resumirlo como “el curro del genocidio”.
En cambio, desde Sudamérica le recuerdan a su gobierno que “Azerbaiyán mantiene cautivos a más de 20 armenios de Artsaj, civiles, funcionarios de Estado, ex Presidentes y generales de la resistencia”. Eso se suma a los dos centenares de muertos y el doble de heridos durante los ataques con los que, en sólo tres años, Azerbaiyán les arrebató un territorio equivalente al de la Ciudad de Buenos Aires.
La masacre de 1915 fue reconocida por 32 países y varios distritos de Estados Unidos “gracias al trabajo de sus diásporas que no bajaron los brazos. Entre esos Estados se encuentra la Argentina, el único que reconoció el genocidio por sus tres poderes. Esto es resultado de la histórica lucha por Memoria, Verdad y Justicia encabezada por los organismos de derechos humanos, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes, como el pueblo armenio, continúan luchando”, aseguró la juventud comunitaria en su acto mayor.
Argentinos al fin, no pueden dejar de concatenar las historias: “Los genocidas siempre van a negar que fue un genocidio, siempre van a invocar una teoría de los dos demonios y siempre, pero siempre, van a intentar dividirnos para convencernos de que, en un punto, las víctimas se lo merecían”.
“Este 24 de abril, es el primero en el que no hay armenios en Artsaj. Turquía y Azerbaiyán van por Armenia. El sur está invadido y hubo bombardeos la semana pasada. Quieren concretar el sueño panturquista y asesinar a cualquier colectivo que vaya contra sus anhelos”, expresaron con la lectura de un documento.
Desde que los 100.000 habitantes de Artsaj emprendieron su éxodo ante la amenaza concreta de agresiones, que incluían violaciones y asesinatos por parte de invasores, se exige que todos puedan regresar a sus territorios ancestrales.
Para ello, iniciaron una campaña por el Derecho al Retorno a Artsaj con una imagen en que la Unión Juventud Armenia (UJA) fusionó el Sol de Mayo de la bandera argentina con la punta escalonada de la de Artsaj, a la que pintaron de celeste y blanco.
La UJA realizó una intervención en la Embajada de Azerbaiyán; la Federación Revolucionaria difundió un llamamiento y, entre quienes vieron sus casas ocupadas en Artsaj, algunos se preguntan si, luego de la cosecha de dátiles, los turcos le habrán regado sus flores.
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