Amortiguar el impacto

El ministro bonaerense Nicolás Kreplak y la tarea de frenar la anti-política de salud de Milei

 

El costo del oxígeno para hospitales se triplicó en el corto lapso del gobierno del Presidente Javier Milei. “Salud tiene muchos costos dolarizados, como son las prótesis. Los medicamentos tienen un componente muy grande que está dolarizado, por lo que la devaluación (del 118%) impactó directamente, pero además la liberación de precios generó un fuerte golpe”, describe el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, en diálogo con El Cohete a la Luna. Explica las estrategias para reducir costos, informando sobre los dos proyectos de ley presentados en la legislatura bonaerense: la creación de la industria farmacéutica con participación mayoritaria del Estado y la creación de la empresa de emergencias en salud.

“Veníamos con una inflación entre un 8 y un 12% mensual, y cuando se pasa a un 25% con  una inflación despareja, donde medicamentos y alimentos —en los hospitales se le da de comer a los internados—, aumentan muy por arriba, eso genera en primera instancia que no se pueda continuar con las compras”, sostiene el ministro de Salud bonaerense. “Sin tener un problema económico, tenés un problema financiero. Es casi imposible comprar en las condiciones actuales, nadie te vende”, precisa Kreplak. “Si nadie te vende y estás construyendo una casa, se demora la casa. Pero si tenés a una persona internada y nadie te vende, y es una prótesis, las consecuencias son otras”, compara, para que se entienda la dimensión del daño humano que están causando las políticas económicas del Presidente.

Desde el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos tuvieron que rehacer convenios que estaban planificados, a lo que se sumó “una caída de la recaudación debida a la recesión, además de que no se están cumpliendo los acuerdos de co-participación que tiene Nación con la provincia de Buenos Aires. Por lo tanto: caída de recaudación de la provincia, sumada la coparticipación, genera menos ingresos para todo”, puntualiza Kreplak. Y eso se da en un contexto donde se tomó la decisión de “desregular los medicamentos, donde tuvimos un aumento de 100% en dos meses”.

La provincia de Buenos Aires tiene 83 hospitales provinciales, que con las Unidades de Pronta Atención (UPA) y Centros de Prevención y Atención de Adicciones (CPA), suman más de 100 efectores de salud provinciales. Los hospitales municipales son 220 y existen más de 1.500 Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS) que también son municipales, pero la provincia los construye. De los más de 1.500 CAPS existentes, el gobierno de Kicillof construyó el 10% en su primer mandato.

El Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), la obra social de las y los bonaerenses estatales, también sufrió el impacto de la liberación de precios del gobierno de Milei. “Teníamos una cobertura de medicamentos que era para los esenciales —hasta la llegada de Milei— del 100%. Para hipertensión, diabetes, etc. Los que son de enfermedades crónicas, pero no los más frecuentes, tenían una cobertura del 80%. Y para los medicamentos de consumo agudo: antibiótico, analgésico, del 50%”, expresa Kreplak y explica que “IOMA tiene un sistema de cobertura que cubre un monto fijo que es el promedio a cubrir de los medicamentos. Se elevó tanto el precio de los medicamentos que pasamos de donde cubríamos el 50% al 17%, del 80% el 30%. Hoy existe un gasto de bolsillo para la sociedad mucho más grande”.

 

 

Privado de pobres y enfermos

Las empresas de medicina prepaga desde que Javier Milei quitó toda capacidad regulatoria del Estado, generaron una suba del 40% que seguirá en aumento. ¿Esto generará un traspaso de la gente al sistema de salud público? “No es tan lineal”, evalúa Kreplak. “Lo que va a generar son prepagas de primera línea y de elite”. En su análisis deja claro que las prestadoras de salud serán más privadas que nunca. Se privarán de atender a los que no podrán pagar por sus servicios elevados, de los que se hará cargo —como siempre— el sistema de salud público.

Prepagas que serán “de muy alto precio —más chicas—, para un grupo reducido de gente, sosteniendo la rentabilidad sacándole más a los más ricos”, señala. “Por debajo de eso están los más jóvenes, que ganan menos pero como se enferman también poco, usan menos el sistema de salud”, expresa Kreplak. Entonces, lo que ya está empezando a suceder “es que van hacia la segmentación del sistema privado: se llevan a los ricos a una privada de elite. A los jóvenes y sanos que ganan poco a una prepaga segundo nivel, y en la obra social —que supuestamente es la solidaria— quedará la gente añosa, pobre y enferma”, describe.

El diagnóstico incluye a las clínicas que se verán afectadas. “No solamente vamos a tener la gente que se va a caer de las prepagas, de las obras sociales, sino que además se van a cerrar las clínicas que no sean de los grandes centros urbanos de las prepagas de alto costo”, detalla Kreplak. “Por lo que los hospitales públicos no solamente van a atender a la gente que se quede sin trabajo, que no pueda pagar su prepaga, sino además a la gente de obras sociales que no pueden atenderse en el sector privado”. El problema es que tampoco puede crecer la planta de los hospitales públicos frente a la restricción económica. Por lo tanto, la respuesta del sistema de salud bonaerense será: “Mucha más sintonía fina, trabajo en red y compromiso. Se viene, como con la pandemia, un tiempo donde hay que poner el pecho”.

 

 

Estrategias creativas

Desde el Ministerio de Salud bonaerense se agudiza el ingenio para reducir costos. “Tenemos un proyecto de ley para generar una empresa pública de medicamentos”, cuenta el ministro. “Nosotros tenemos un laboratorio de producción pública en medicamentos, que es el Instituto Biológico doctor Tomás Perón, que en 2023 alcanzó su máximo récord de producción en la historia. Pero es una producción bastante acotada por cuestiones administrativas, de cómo se compran las cosas en la administración pública habitual, cuando una empresa tiene otro mecanismo”, dice Kreplak.

Por eso, su intención “es comprar en conjunto o fabricar, o tercerizar la producción de medicamentos con los municipios. Hacer compras de mayor volumen, reducir costos, mejorar la planificación y poder aliarnos y proveer también a los hospitales municipales”, explica el ministro, que es médico clínico y sanitarista. En las provincias donde se ha implementado, como Santa Fe y San Luis, “económicamente es muy bueno. Te da soberanía, capacidad de planificación”, destaca.

Promover la creación del Centro de Industria Farmacéutica Bonaerense tiene como objetivo “garantizar el suministro de medicamentos, vacunas, insumos, productos médicos, ingredientes farmacéuticos activos, así como establecer estándares primarios y secundarios para el control de calidad de la producción”, reza el primer párrafo del proyecto de ley presentado en la legislatura. Sosteniendo que “la producción pública de medicamentos posee varios propósitos, entre los que se pueden mencionar ser una alternativa efectiva para asegurar el acceso a tratamientos asequibles y de calidad”, y por otro lado, “actuar como mecanismo para garantizar los derechos plasmados en la Constitución Provincial, que reconoce al medicamento como un bien social. Finalmente, fomentar tanto la soberanía estatal en materia de salud, producción e innovación, como la generación de empleo”.

Mientras Javier Milei le reza al Dios mercado, el proyecto de ley que presentó Kreplak dice claramente: “La Constitución Provincial reconoce los medicamentos como un bien social, esto implica que el acceso a los medicamentos no debe ser obstaculizado por intereses económicos, es decir, que no puede estar sujeto a la capacidad del individuo de pagar el precio fijado por el mercado. La producción pública permite limitar las reglas comerciales que priorizan incrementar la rentabilidad en la producción privada de medicamentos”.

Por ello, “los laboratorios de mayor participación en el mercado son capaces de fijar valores de venta al público muy por encima de sus competidores”. Lo que hace importante “producir medicamentos y productos médicos desde una Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria”, porque es la manera de “contribuir a evitar los sobreprecios que aplican los laboratorios privados cuando disponen de un monopolio de producción o una marca que se distinga, lo que a su vez se traduce en precios más bajos para los usuarios finales en todo el mercado”.

En el artículo segundo se detallan los cinco puntos que el centro de industria farmacéutica bonaerense con participación Estatal mayoritaria tendrá por objeto:

  • La investigación, el desarrollo, la producción, el fasoneo, el fraccionamiento, la transformación, la terminación, la importación y/o la exportación, la compra, la venta y la distribución por mayor y/o menor de todo tipo de medicamentos, vacunas, insumos, productos médicos, equipamientos asociados a la salud.
  • El control de calidad de medicamentos, vacunas, insumos médicos, productos médicos, ingredientes farmacéuticos activos de la producción propia o de la producción de terceros cuando el servicio fuera contratado.
  • El control de calidad fisico-químico y microbiológico de alimentos y agua.
  • Explotación de patentes de invención, licencias, fórmulas y marcas nacionales o extranjeras, actividades de representación, mandato, comisión y consignación, la importación y exportación relacionada con la actividad.
  • Toda otra actividad tendiente a fortalecer el desarrollo tecnológico, científico, productivo, de innovación de la propia sociedad. así como del sector público y privado de la provincia de Buenos Aires.

El otro proyecto que también está en la legislatura para su tratamiento es el de el de creación de la empresa bonaerense de emergencias en salud. Su objetivo es que “logre unificar, coordinar y mejorar el recupero de costos de todo el sistema de emergencias de los municipios y de la provincia”, sintetiza Nicolás Kreplak y explica: “Si no cada municipio tiene su sistema, que es lo que hizo (María Eugenia) Vidal, que puso el Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME), como en la ciudad de Buenos Aires, que estaba asociado a un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde el primer año se cubría con el 100% con el crédito, el segundo el 75%, el tercero el 25%, el cuarto nada”, recuerda.

 

 

Por esa razón, cuando asumió el gobierno de Kicillof todo el sistema de emergencias estaba desfinanciado. “Todos los municipios nos decían: qué hago con esto, necesito que me paguen el SAME”, relata Kreplak, que se encargó de explicarles a los municipios que ese crédito ya no existía más para solventar ese sistema. “De ahí surge la idea de la empresa de emergencias. Porque el SAME no era un modelo de atención de emergencia unificado, algo que se propone con este proyecto. Además, porque el 85% de lo que se gasta en salud se podría recuperar, porque toda la accidentología tiene seguro de vehículo, casi todos los que tienen accidentes de tránsito tienen obra social también”.

Crear una empresa que mejore el recupere de costos y ayude a financiar a los municipios es la idea que Kreplak plasmó en el proyecto. Expresa que los dos proyectos “son estrategias para mejorar la calidad de atención y al mismo tiempo reducir los costos para poder volcar esos gastos por ejemplo en recurso humano, que es siempre determinante en salud. El gobernador Kicillof está comprometido a que esos proyectos salgan”, sostiene el funcionario. La idea es que sean tratados y aprobados lo antes posible, en marzo. “No hay tiempo que perder. Hoy te lo dicen los intendentes que piden ayuda porque no pueden comprar medicamentos”, revela sobre la verdadera necesidad y urgencia.

La propuesta de fortalecer el funcionamiento del Sistema de Emergencias en Salud en el ámbito de la provincia de Buenos Aires mediante la creación de una “Empresa Pública de Emergencias en Salud”, está argumentada en el proyecto, dado que la actual “ausencia de un sistema de información integral repercute negativamente en la coordinación y planificación de los servicios”. Considerando que la “creación de una Sociedad del Estado como herramienta adecuada de administración centralizada del sistema, entre otros beneficios, permitirá generar nuevos convenios entre el Ministerio de Salud y los municipios, y desarrollar un modelo de gestión sanitaria y financiera que garantice la sustentabilidad del sistema”.

La empresa bonaerense de emergencias en salud sociedad del Estado tendrá por objeto: la asistencia sanitaria ante urgencias o emergencias, incluyendo la asistencia sanitaria en el lugar donde sea requerida y la asistencia sanitaria remota; la logística y transporte de usuarios y usuarias del sistema de salud, ya sea traslados pre hospitalarios o bien traslados y derivaciones inter hospitalarios; la logística y transporte de insumos críticos del sistema de salud (sangre y hemoderivados, oxígeno, medicamentos y otros que defina la autoridad de aplicación), así como de residuos patogénicos de establecimientos de salud; el manejo de un sistema de información integral de Emergencias en Salud que garantice el funcionamiento del Sistema de Emergencias en Salud.

“Creo que no es lo mismo tener a Axel (Kicillof) de gobernador que a otro”, evalúa Kreplak. “No sólo por la convicción ideológica, que por supuesto es clave, sino por la capacidad técnica. Estoy seguro que él va a poder hacer lo necesario” ante el escenario adverso por las políticas desbastadoras que impulsa Milei. “No detener las obras ya es contra-cíclico, va a producir trabajo y lo está haciendo la provincia de Buenos Aires”, grafica. Y remarca la importancia de los dos proyectos, que los considera fundamentales para que el Estado bonaerense tenga las herramientas para amortiguar el impacto.

 

 

 

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