No son sólo palabras
La resistencia nos constituye como pueblo
Asistir, insistir, persistir, existir, subsistir, consistir, son tareas.
Restituir, sustituir, destituir, también. Y son parientas… el verbo “estar” allí está.
De la misma raíz tenemos estatutos, estatuas, estadio… y eso nos convoca: resistir y consistir. La resistencia nos constituye. Somos resistencia… Los pobres, las comunidades aborígenes están porque resisten. Y esa resistencia los constituye. “Tantas veces me mataron… y sin embargo estoy aquí”.
Los pobres no deberían estar vivos. Decenas de veces, decenas de políticos y políticas han hecho todo lo posible por “extinguirlos”, es decir apagarlos; ahí están –otra vez– los que buscan que no estén. Pero allí siguen ostentando su hedor, al decir de Rodolfo Kusch, porque se caracterizan, precisamente, por estar. Y eso es lo que son, lo que “nos” constituye. Hay pueblos enteros a los que la resistencia los constituye. Y colectivos enteros. El peronismo es un ejemplo. Se podrán mostrar una y mil veces, uno y mil casos de negaciones, agachadas, traiciones, pero hay un sustrato, una substancia (lo que está debajo, en la raíz) que trasciende a esos mil y uno. Hay un brote… siempre lo hay.
La historia del peronismo, por ejemplo, está cargada de resistencias. A pesar de los cientos de traidores; la historia también los conoce con sus nombres, desde los sindicalistas a dirigentes políticos… pero ahí está un “algo” que resiste.
Por supuesto que resistir no se trata de “solo estar”, porque eso nos apaga (“fui apagándome”). Se trata de vivir y compartir, de abrazos y fiesta, de fe y de militancia, de mirarnos a los ojos, discutir, pelearnos y volver a abrazarnos. De hacer lo que nos constituye… en la calle y en la casa, en la plaza y los barrios. Aislarnos (llevarnos a ser islas) es hacerles el juego a los que quieren nuestra desaparición. Pero, por el contrario, siempre hay un mate, aunque sea de “yerba de ayer secándose al sol”; siempre hay unos ojos que mirar, una boca que escuchar, una música que cantar. Y a eso se lo llama “nosotros”. Eso es el principio de volver… por estar, por resistir, porque nos constituye, sencillamente porque nos negamos a dejar al hermano o hermana “solo en la estacada”, y porque “una gota con ser poco, con otra se hace aguacero”.
Por ahora toca afinar el oído, porque muy despacito, casi silenciosamente al principio, y un poquito más rítmicamente después, hasta finalmente ser atronadora, una marcha empieza a resonar… Es que persistimos, insistimos, y consistimos en buscar juntos, juntas y juntes que reine en el pueblo el amor y la igualdad. ¡Acá estamos!
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