Motor productivo
El rol original del Banco Provincia de Buenos Aires
En un acto realizado en el estadio del club Matienzo del distrito de Ramallo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, junto al presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, Juan Cuattromo, anunciaron que la banca pública bonaerense —desde el 2020— ha otorgado créditos productivos que alcanzaron los dos billones de pesos. Esto significa, para el Banco Provincia, dejar atrás “la etapa de especulación financiera para volver a ser el motor de la producción y el trabajo bonaerense como marca su historia”, resaltó Axel Kicillof.
En Ramallo, “parte del corazón industrial de la provincia de Buenos Aires”, calificó el gobernador, “casi 100 pymes recibieron asistencia por 6 mil millones de pesos. Además, más de la mitad de sus habitantes tiene Cuenta DNI. Una muestra del enorme impulso del banco a la producción y al comercio local”, sostuvo.
El anfitrión del acto, el candidato a intendente por Unión por la Patria (UP), Mauro Poletti, fue el primero en hablar. “Hoy la discusión no es la vieja discusión que conocíamos entre radicales y peronistas, hoy es entre liberales que defienden y sostienen políticas —que además de no haber funcionado nunca— integran solamente a unos pocos. Ellos gobiernan para unos pocos. Y del otro lado, estamos aquellos que defendemos ideologías y partidos populares, como el peronismo, el radicalismo, que gobernamos para las grandes mayorías de la población”, expresó.
Poletti no ocultó los problemas existentes del país, pero señaló que “no se sale adelante con más flexibilización laboral, con menos derechos, con más ajuste, que es lo que están proponiendo ellos. Vamos a salir adelante con políticas de inversión, de desarrollo. Vamos a salir adelante con medidas como las que ha tomado el ministro de Economía, Sergio Massa, en los últimos días, para que nuestros trabajadores dejen de pagar impuesto a las ganancias”, afirmó.
El candidato a intendente dijo que era necesario que “Ramallo pueda estar alineada con la provincia junto a Axel Kicillof y a nivel nacional junto a Sergio Massa”, para que “la inversión y el desarrollo estén en los barrios del distrito”. Y agregó para ejemplificar la alineación: “Hace menos de diez días que teníamos problemas en el hospital José María Gomendio, que se había fundido una ambulancia y que nuestra comunidad estaba necesitando una, (el gobernador Kicillof) nos trajo una ambulancia”. También le agradeció al gobernador la entrega de un respirador y un monitor al nosocomio.
“Vamos a finalizar ese viejo sueño”, dijo Poletti, en referencia al centro universitario que quedó inconcluso luego que el intendente cambiemita lo abandonara. El candidato recordó cuando lo recorría junto a Kicillof, cuando aún no era gobernador, en 2019. Una de las fortalezas del candidato a intendente es su plan integral para transformar el distrito, donde se destaca su propuesta en educación. Durante su gobierno, por primera vez en la historia de Ramallo, se brindaron carreras universitarias gratuitas que el Estado municipal costeó. El intendente PRO, Gustavo Perié, las convirtió en una asociación con privados que financiaron carreras que les convenía, como hicieron sus primos hermanos contaminadores, situación relatada anteriormente en El Cohete.
“Eso tiene que ser para nosotros, además de un sueño, una política de Estado”, puntualizó Mauro Poletti. “Tenemos que garantizar que nuestros hijos puedan estudiar en el partido de Ramallo una carrera universitaria sin tener que mudarse a Buenos Aires o a Rosario”, indicó. A diferencia de lo que creen algunos que en nuestro país sobran universidades, en verdad, faltan. Como informó el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, la Argentina tiene una universidad cada 350.000 habitantes. México tiene una universidad cada 105.000; Colombia, una cada 177.000 y Brasil, una cada 145.000.
Mauro Poletti se comprometió “a militar en cada barrio, junto a cada vecino”, para “hacer posible la reelección de Axel Kicillof y la presidencia de Sergio Massa”. Se refirió —sin mencionarlo— a la idea de Passaglia de “que Ramallo sea el patio trasero de San Nicolás”, por haber plantado a su directora de Obras y Servicios Públicos, que desalojó en las PASO al intendente PRO y que puede convertirse —si gana— en la facilitadora de los próximos negocios que Passaglia desarrolle en Ramallo.
Luego, fue el turno de la palabra del presidente del Banco Provincia, Juan Cuattromo, que comenzó señalando que “los dueños del Banco de la Provincia de Buenos Aires son todos ustedes”, porque “el Banco no tiene otro dueño que el pueblo de la provincia de Buenos Aires”. Y explicó lo realizado: “En este tiempo, a donde hemos llegado, asistido, colocado, créditos a empresas por dos billones de pesos, en realidad son más de dos billones de pesos”. Y detalló: “Son cifras muy grandes. Es difícil que uno pueda llegar a entender la magnitud de dos billones de pesos. Pero ese financiamiento, aquí, en Ramallo, fue asistencia por seis mil millones de pesos a casi 100 pymes”.
Juan Cuattromo remarcó que la idea del gobernador ha sido y es “que el Banco Provincia tiene que estar al servicio de la producción y de las pymes, fundamentalmente, porque generan empleo”. Explicó que cada empresa asistida recibe un crédito a tasa subsidiada: “Recursos del Estado que se ponen al servicio del sector privado para que desarrollen un proyecto de inversión que genere los puestos de trabajo que nuestra gente necesita”. Dijo que “ese es el rol del crédito, y ese es el rol del Banco de la Provincia de Buenos Aires”. También, hablo sobre la historia de la entidad —que tiene 201 años—, que no siempre fue un banco público. De esta manera, relató: “Cuando le pregunto a la gente si saben que no siempre fue un banco público, la mayoría no sabe cuándo pasó a ser un banco del Estado de la provincia de Buenos Aires. Fue en 1946. La decisión la tomó el general Perón, el gobernador Mercante, y el Banco Provincia lo presidía Arturo Jauretche”. Y remarcó: “Para nosotros, el rol del sistema financiero es acompañar la producción, a quienes invierten y generan empleo”.
Dijo que el 90 % del crédito que el Banco Provincia da todos los días es a empresas y el 80 % es a pymes, y agregó: “Eso también es importante, porque cuando discutimos si es mercado o Estado, los créditos del Banco son del Estado al servicio del mercado, para que el mercado crezca y se desarrolle”. Del total de los préstamos asignados, 11.000 fueron para inversión con tasa subsidiada, alcanzando los 131.000 millones de pesos. Asimismo, la línea para Inversión Provincia en Marcha generó 389 préstamos por 12.533 millones de pesos, con tasa subsidiada por el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, en tanto que 452.000 millones de pesos fueron destinados a financiar al sector agropecuario.
En su turno, el gobernador Kicillof agradeció a los dirigentes políticos y al candidato a intendente de Rojas, dado que no pudo estar en ese distrito y se trasladaron a Ramallo para el acto. Rojas también recibió una ambulancia por parte del gobierno bonaerense. “Cuando nosotros asumimos, el sistema de salud estaba en emergencia, estaba en crisis, sin insumos ni ambulancias. Había 24 ambulancias que estaban tiradas en un hospital de El Dique (Ensenada), cerquita de La Plata”, contó el gobernador y apuntó: “Nos dejaron las obras sin hacer, las ambulancias sin funcionar y sin pagar. Nos dejaron una provincia que era tierra arrasada”.
Cuando alguien del público le recordó gritando que habían “sacado el Ministerio de Salud”, el gobernador no olvidó decir que fue peor lo que habían hecho con el Ministerio de Trabajo “que lo convirtieron en una Gestapo para perseguir a los trabajadores y trabajadoras y en una oficina del Banco Provincia se reunían para pincharle el teléfono a Mumi (así le dicen a Mauro Poletti que fue víctima del espionaje videlista-macrista)”. “Mumi, quiero decirte que no les sirvió de nada, porque vas a ser el próximo intendente de Ramallo”, pronosticó Kicillof. Volviendo a la situación que encontró en Salud, dijo: “En lugar de lamentarnos, nos dedicamos desde el primer día a trabajar, y con estas dos ambulancias —la que trajimos para Rojas y Ramallo—, completamos 249 ambulancias de máxima complejidad entregadas”, describió, señalando, a su vez, que en su gobierno no existieron distinciones políticas como sucedió anteriormente.
De las promesas a las amenazas
Para Kicillof, también estamos ante una campaña muy distinta con respecto a la actitud que tenía la derecha entonces. “En aquel momento, buscaban los votos planteando la continuidad de lo que había ocurrido en los 12 años de Néstor y Cristina, pero vinieron y endeudaron al país, devaluaron, trajeron al Fondo Monetario Internacional, bajaron jubilaciones, más gente pagó el impuesto a las ganancias e hicieron una política contra la producción y el trabajo”, enumeró. Y agregó: “Tal vez por esa experiencia, como el pueblo ya los conoce, esta vez se están presentando a elecciones diciendo lo que piensan hacer. Por eso digo que me cuesta —entre los candidatos de la derecha— encontrar alguna propuesta. Encuentro amenaza”, destacó.
Y en eso de las amenazas, Axel Kicillof expresó “que los dos candidatos que tiene la derecha dicen, no que van a mejorar las jubilaciones, sino que van a volver al régimen de las AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, empresas privadas), que van a privatizar el sistema jubilatorio”. Destacó que “ahora los candidatos andan con recetas milagrosas con las que pretenden hacerle creer a la gente que les van a solucionar los problemas” y “dicen que van a volver al régimen de las AFJP, y hay muchos pibes y pibas, que ya están trabajando y no lo conocen”, por lo que pasó a explicar y evaluar “que el sistema de las AFJP fue una de las estafas más grandes de la historia argentina”.
Calificó la medida de “egoista e individualista” y explicó que la privatización de las jubilaciones implicó que cada uno tenía que aportar a su cuenta y puntualizó: “Decían que era lo mejor que podía pasar y que después, cuando uno se jubilara, iba a ver acumulado un montón de dinero en la cuenta, para poder vivir todos los años de retiro con la que juntó”. Y describió la “enorme estafa que llevaron adelante”, que la ejemplificó en primera persona al contar: “A mí me tocó porque en aquella época ya trabajaba y aportaba”.
Recordó cómo era la maniobra: “Te sorteaban en una AFJP, entonces ahí aportaba uno todos los meses. Y después, cada tanto, te llegaba el resumen de la cuenta”. Dijo que quien se encargaba de “administrar los fondos individuales, la cuenta de capitalización de cada uno de los laburantes eran los bancos”. La estafa fue que “cada banco privado tenía una AFJP como parte de su negocio. Recibían la plata del laburante que se iba a jubilar dentro de muchísimo tiempo y decían que con esa plata iban a hacer negocios buenos y entonces tu cuenta de capitalización iba a ir creciendo. No sólo el aporte, sino también las ganancias del negocio financiero que se te iba a administrar a través de los bancos”.
Mencionó que existía una muy famosa, “que se llamaba Máxima AFJP”. Y volviendo a su experiencia personal, dijo: “Uno aportaba, el banco se cobraba una comisión de ese aporte, la plata quedaba depositada en la cuenta del banco que hacía negocio con el dinero de uno. Cada vez que recibía el resumen hacía la cuenta de cuánto había aportado y cuánto tenía acumulado. Lo que tenía acumulado al cabo de un tiempo —-habré aportado años— era menos de lo que había puesto yo”. Destacó y expresó: “Ni siquiera pudieron conservar la suma, no digo ni siquiera la suma actualizada. ¡Ni la suma!”, reiteró sobre la estafa que sufrió en carne propia. “Fue un saqueo, fue un choreo, fue un afano”, indicó. E insistió: “Fue un afano al pueblo trabajador”. En ese sentido, dijo que “para colmo, los de la mínima, los que no podían aportar, a esos se las seguía pagando el Estado. O sea, se quedaban con, lo que se llama en la jerga, la crema del negocio para los bancos y todo lo demás lo pagaba el Estado. El Estado siguió pagando jubilaciones, pero el negocio para los bancos se lo aseguraron”.
“Para que reflexionen los que creen que con esto les va a ir mejor”, dijo Axel Kicillof que había que hacerse dos preguntas para anticipar la estafa. La primera: “¿Quién defiende este modelo?”, que calificó con pericia de “fracasado, fallido, en todos los lugares donde se aplicó y salió pésimamente mal: fundió a los jubilados; enriqueció a los bancos; generó un montón de buitres intermediarios que se quedaron con la plata del laburante”, detalló y respondió: “Uno de los candidatos, libertario, dice que es ‘libertad de negocios’, (cuando en realidad es) libertad de enriquecerse con la plata de los laburantes, porque ese candidato laburó durante años de asesor de Máxima AFJP, ahí está el misterio”, dijo. Y lanzó la otra pregunta: “¿Por qué lo defiende? Porque son sus dueños, son sus capataces, son sus patrones y les quiere devolver el negocio y la estafa que le hicieron a todos los argentinos y argentinas. Empecemos a decir las cosas por su nombre. No puede haber un laburante, no puede haber un jubilado que vote a la derecha en la Argentina porque vienen a quedarse con sus jubilaciones”.
En su elocución final, Kicillof habló de la candidata y el candidato a presidente que pretenden “que todo lo resuelva el mercado”, y para eso “no puede haber leyes que protejan derechos laborales”. Apelando a su conocimiento por ser doctor y licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires, autor, entre otros libros, de De Smith a Keynes. Siete lecciones de historia del pensamiento económico, dijo que el fundador del liberalismo económico, Adam Smith, “un tipo de Inglaterra del siglo XVIII, decía que hay ‘mercados’ y ‘mercados’. Que hay ‘contratos’ y ‘contratos’”. Y agregó, recordando las palabras de Smith: “El trabajador y su patrón se necesitan, pero con distinta urgencia. No es algo equitativo, no es igual la relación. Lo dice Adam Smith —no Perón ni Evita—”, ironizó. “Ese contrato no es un contrato de iguales. El empresario y el trabajador se necesitan, pero el empresario tiene capital y puede dedicarse a otra cosa, el laburante, si no tiene trabajo, no come, no alimenta a su familia, no vive”. Por eso —para quienes desean dinamitar el Estado—, destacó la perspectiva de Smith, quien “reconoce que como es asimétrica la relación, la forma de contratos entre trabajadores y empresarios tiene que tener regulación estatal”.
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