El posporno va a la universidad pública

¿Qué pasa cuando el objeto de estudio va a la universidad?

El posporno es un movimiento político, estético y feminista que surge para problematizar las representaciones hegemónicas de la pornografía. Annie Sprinkle [1], actriz porno legendaria, inaugura esta corriente cuando empieza a reflexionar sobre la sexualidad, su cuerpo, la pornografía, los llamados órganos sexuales, sus representaciones y a visibilizar los poderes del sexo. Sprinkle realiza performances y videos en donde se desmonta la maquinaria del sexo y el deseo; una de sus performances más potentes es A Public Cervix Announcement, haciendo un juego de palabras en inglés con el Public Service Announcement (Anuncio de Servicio Público). En dicha performance, realizada en 1993, invitaba al público a mirar con un espéculo su vagina, aludiendo por un lado a las representaciones incansables de los primeros planos de las penetraciones vaginales, y, por otro lado, desmontando mitos sobre los “misterios de las vaginas”. Otra de sus grandes obras es el video documental Herstory of Porn en donde se dedica a desmontar en primera persona, en su calidad de actriz porno, las narraciones sexuales que la heterosexualidad obligatoria ha sabido construir. Herstory es otro ingenioso juego de palabras que al traducirse pierde toda gracia: la historia del porno narrada por una mujer (her) y no por un hombre (his).

Con esta invitación a mirar su vagina desafiaba muchos órdenes establecidos, contraria a esa idea feminista de la “cosificación de la mujer”, acusación de las anti-pornografía. Sprinkle propone un empoderamiento desde la autocosificación, rompiendo la relación objeto/sujeto. ¿Por qué su vagina? En la pornografía la vagina es la figuración que mejor ha funcionado para construir heterosexualidad. Un sujeto pasivo que tiene que ser penetrado por un sujeto activo que tiene que penetrar; en otras palabras, la construcción de un sujeto masculino penetrador con pene y sin mundo interior y de una sujeta femenina mujer con vagina y mundo interior.

La pornografía es la representación más acabada de la heterosexualidad, por eso es allí donde las activistas del sexo hemos decidido intervenir reapropiándonos de sus herramientas, desterritorializando las zonas del placer, dejando de suponer que los genitales sexuales son los únicos órganos para el placer, rompiendo esa relación entre pasivo y activo, y las nociones de interioridad y exterioridad, como las obreras que toman una fábrica para iniciar una revolución.

Sprinkle invita a ver su interior a hombres que se han excitado con una representación de su vagina, proponiendo así su propia narración de su vagina. De este modo, el posporno viene a romper con la heterosexualidad obligatoria, con el orgasmo o la reproducción como los únicos fines de la práctica sexual, con la genitalidad como motora del deseo, con la distinciones entre hombres y mujeres, proponiendo otras prácticas sexuales, la exploración como recurso, los talleres para pensar colectivamente, las producciones fílmicas y sonoras que nos narren. En definitiva, otra educación sexual que nos haga más libres.

Reapropiaciones locales
En Argentina el posporno, a diferencia de otros movimientos estéticos y políticos, no hizo foco en la capital del país sino que se diseminó por diferentes provincias y ciudades: Neuquén, Córdoba, Buenos Aires, Mendoza, San Juan, La Plata —seguramente me estoy olvidando de algún otro lugar—, con diferentes expresiones e interpretaciones que hicieron que se convirtiera en un movimiento variado y diverso en sus manifestaciones: poesía, teoría, videos, performance y festivales, desde hace ya varios años. Si bien en Europa, principalmente en España, es donde proliferó la producción e investigación sobre posporno, en América Latina también se vienen realizando festivales, talleres, convocatorias, muestras, con el objetivo de poder reflexionar sobre nuestra sexualidad con una mirada crítica y feminista decolonial.

¿Por qué escandaliza cuando aparece en el ámbito educativo?

En el año 2015 —como ya muchxs deben saber— se realizó una performance posporno en el hall de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA [2], que generó un escándalo e hizo que los medios masivos de comunicación aprendieran la palabra posporno, googlearan y se encontraran con quienes hacemos posporno, poniendo en el centro de la escena porteña lo que venía transcurriendo desde hacía ya un tiempo en las orillas, los márgenes. El posporno no había llegado a la televisión argentina no porque no pudiera sino porque no quería. En efecto, muchas de nosotras entendemos la diferencia entre visibilización y exposición, puesto que somos feministas pro sexo, putas, trabajadoras sexuales y sabemos lo que significa el estigma y la persecución debido al pánico sexual. Nunca quisimos estar en la tele.

Luego de esa performance, los diarios locales del resto de las provincias se dedicaron a rastrear si en sus universidades había pasado algo parecido. Así dieron con nosotras en Córdoba; nos escribieron y cometimos el error de dar una nota como espacio para contar lo que hacemos y explicar un poco sobre posporno. Esa visibilización no resulto buena, otro periodista del mismo diario nos investigó y encontró una foto en Facebook del año 2014 y la publicó en la edición impresa en el marco del escándalo de la perfo en la UBA, sin nuestro consentimiento.

Recientemente en la universidad de Villa María, Córdoba, en el marco de una mesa de debate por el trabajo sexual, dos activistas prosexo realizaron una performance posporno y el pánico sexual se apoderó de los medios masivos nuevamente [3]. La performance sucedió en un espacio cerrado con las ventanas cubiertas, donde antes de ingresar se explicaba al público lo que iban a ver, y se les pedía que no lo registraran de ningún modo. De cualquier manera, algún pícaro filmó con su celular, lo subió a las redes sociales y los medios hicieron el resto.

¿Quién le teme al sexo?

La primera comunicación realizada por los medios fue con el rector de esa universidad, el abogado Luis Alberto Negretti, quien tildó de “delito” lo acontecido en dicho establecimiento, habilitando con esa palabra a una chorrera de discursos odiantes y penalizadores sobre las personas que realizaron la performance. ¿Cuáles son las funciones de un rector? ¿Por qué salió a hablar él y no los directores de escuela o decanos? ¿Por qué insistió tanto en que si la actividad hubiera tenido el permiso pertinente otro hubiese sido el cantar? ¿Se lo hubieran otorgado de saber de qué iba? ¿En una universidad pública necesitamos el permiso de alguien para pensar? Porque eso es el posporno un mecanismo de reflexión y construcción de pensamiento sexual, que atraviesa interdisciplinariamente cualquier formación académica, más aún las ciencias sociales, facultad en donde se realizó esta actividad.

Los discursos en contra de que el posporno esté en las universidades se esgrimen en torno a tres puntos principales:

1. Eso no es educación: una de las ideas más sólidas en nuestra cultura es que el sexo es natural, que no se aprende a coger, que todos nacemos sabiendo y que la unión sexual entre un hombre y una mujer es algo fisiológico, físico, divino, natural. Pues lamento informales que no es así, no hay nada de natural en el sexo y todos aprendemos a coger, la diferencia radica en la educación sexual que hayamos tenido, los accesos a la pornografía o relatos eróticos, que generalmente están diferenciados genérica y etariamente. En efecto, hoy es más simple acceder a pornografía desde cualquier celular y a cualquier tipo de ella. Hace tan solo 15 años atrás o menos no era así, existían las revistas porno que comprabas si tenías dinero, o un hermano mayor que te acompañara, las películas en los canales xxx que dejaban entrever el movimiento que reconocemos en el sexo pero no veías cuerpos si no pagabas el servicio diferido. Si eras mujer no tenías esa suerte; era muy difícil hablar de sexo con alguien sin ser tildada de puta o perversa, ni hablar de consumir porno, eso era “cosa de chicos”. Si tu deseo iba por personas de tu mismo género olvídate de conseguir porno gay o lésbico. Entonces, ¿cómo aprendimos a coger?, ¿cómo aprendimos a auto estimularnos?, ¿cómo aprendimos a cuidarnos?, ¿cómo aprendimos lo que nos gustaba más allá de lo que la sociedad dictaba que nos tenía que gustar? En definitiva, ¿cómo construimos nuestros deseos? El posporno es una invitación a hacernos todas estas preguntas y a explorar esos límites que nos moldearon, por lo que yo diría que sí, el posporno también es educación.

2 ¿Alguien puede pensar en los niños? La retórica de la figura del niño como el inerme indefenso al que todo lo externo le hace daño sólo aparece cuando tratamos temas de sexualidad. Pero no cualquier sexualidad, sino la que pretende educar o criticar el sistema. Para gran parte de la sociedad, una niña/chica de 11 años puede ser madre fruto de una violación por parte de su padre, pero no puede ser educada sexualmente. La edad de la niñez es una variable que se corre y se usa a favor de quien la necesite. Para los anti derechos esa niña puede ser madre, por lo tanto ya no es una niña; para otra gente, es una niña y por eso no puede ser madre; y para otras, lo más importa es que no quiera ser madre y que su embarazo no deseado haya sido fruto de una violación.

Uno de los argumentos utilizados por el rector de la Universidad Nacional de Villa María en contra de la realización de la performance posporno en “su” universidad fue que en el predio había niñxs, dado que allí funcionan las Escuelas PRO-A [4], (Programa Avanzado de Educación con énfasis en TIC) en las cuales cursan chicxs del secundario, es decir, con edades que van desde los 11 años en adelante. De nuevo aquí la variable de la edad de la niñez, ¿no les da la sensación de que la edad de la niñez está aumentando? Claramente la edad de la niñez está subiendo cuando se trata de cuestiones sexuales, mientras que en otros ámbitos se pide la imputabilidad de lxs menores. El hecho de que se considere niñxs a lxs jóvenes del secundario, en el caso de Villa María, se apoya en el supuesto de que “lxs niñxs” no tienen sexualidad, cuando sabemos que lxs alumnxs del secundario reciben una educación sexual en las escuelas, de sus padres, del entorno, de la tele y de la iglesia, educación que no siempre educa, que muchas veces formatea y desinforma, pero que se trata de educación al fin. A todo esto, era imposible que lxs estudiantes de secundaria de Villa María accedieran a la performance porque la misma tenía la entrada restringida, no era pública, si alguien no quería ver no veía. Dejemos de usar a lxs niñxs como esa última muralla de defensa de la moral conservadora y católica de lxs adultxs, y hacernos cargo de que el rechazo está fomentado por el propio pánico sexual y no por la defensa de unx otrx.

En las ciencias sociales, en la mayoría de las veces, se trabaja con poblaciones. Las metodologías obsoletas aún necesitan recurrir a esa distinción entre sujeto y objeto, cuando las feministas ya hemos tirado por tierra esa teoría hace décadas. Aun así se sigue insistiendo, sobre todo para estudiar a poblaciones “estigmatizadas”, como dicen estas teorías. Entonces, ¿qué sucede cuando el objeto piensa, y refuta sus hipótesis?, ¿qué pasa cuando el objeto habla más allá de la entrevista pautada para la investigación, cuando el objeto pone su cuerpo en la escena de la discusión? Escándalo, eso pasa. Porque muchas nacimos para ser el objeto de estudio de alguien que con muy buenas intenciones quiere hacer del mundo un lugar mejor para nosotras, algunas veces con nosotras, pero muchas otras, sin nosotras. Así, nuestros saberes no son valorados en el mercado del conocimiento, no somos nosotras quienes accedemos al sistema de becas para la formación y la investigación, ni mucho menos las que somos material de lectura y de estudio aunque muchas de nosotras produzcamos teoría desde los márgenes para disputar ese lugar de conocimiento en donde las lógicas perversas de la academia siguen distinguiendo entre sujetos y objetos, en donde se sigue problematizando “lo diferente” y no lo hegemónico. Y cuando alguna de nosotras llega a sentarse a esa mesa, es la primera en caer cuando el mundo tambalea.

¿Qué es lo que hace que los medios masivos de comunicación se hagan eco de estas notas y las reproduzcan hasta el hartazgo? ¿Cuál es la noticia? ¿Qué es lo que está fuera de lugar? ¿Por qué les genera tanto pánico el sexo no heterosexual? Estamos bombardeadxs continuamente de imágenes sexuales en la vía pública, en la televisión, en las películas, ¿por qué nosotras escandalizamos? ¿Disciplinamiento? No lo sé, pero me animo a decir que tiene que ver con los privilegios y el miedo a perderlos. Nosotras denunciamos esos privilegios constantemente y construimos otras posibilidades mucho más placenteras de habitar el mundo, no somos una utopía ni una promesa, somos un colectivo lleno de preguntas, sueños, deseos, decepciones, frustraciones y ganas de revolucionarlo todo. Y cuando decimos todo, también estamos hablando de tu sexualidad.

[1]http://anniesprinkle.org/

[2]https://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-276294-2015-07-03.html

[3]http://eldoce.tv/sociedad/rector-luis-negretti-universidad-nacional-villa-maria-posporno-porno-performance-video-muy-grave-ninos-secundaria-delito_66616

[4]http://escuelasproa.com/

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