El jardín intervenido

Los negociados en la ciudad no paran

 

Una luz roja en medio de la oscuridad de la noche, como si fuera una batiseñal, se proyecta en el cielo del barrio de Palermo. Se cuela entre las hojas de los frondosos árboles del jardín botánico Carlos Thays y llama la atención de quienes transitan por la avenida Las Heras. No es la única, también se ven luces violetas y azules, que alumbran estructuras enormes con formas de mariposas, dispuestas alrededor de una estatua bañada de una luz blanca. A lo lejos se percibe otras de neón que cambian de color, son acompañadas por sonidos estruendosos y por un humo artificial generado por máquinas con motores resonantes. Desde las paradas de colectivo ubicadas en la avenida Las Heras ya no se escucha, como era habitual, el croar de las ranas ni el canto de los pájaros de noche o cómo el viento mueve las hojas de los árboles centenarios.

Las luces y sonidos provienen de la muestra “Secret Garden”, instalada en el Botánico desde el primero de julio y que se extenderá (en principio) hasta el 31 de este mes todos los días de 18 a 21 horas. Es la primera vez, en sus 125 años de historia, que este espacio histórico de la Ciudad abre sus puertas por la noche, con un evento privado.

Los primeros en alertar por el uso privado del ámbito público y por el impacto ambiental del espectáculo en la flora y la fauna del lugar fueron los vecinos y las organizaciones ambientalistas. El domingo pasado organizaron un abrazo multitudinario a la institución y publicaron una carta oponiéndose al espectáculo, que en diez días cosechó más de 6.000 adhesiones.

 

 

El impacto ambiental

“Un museo lumínico a cielo abierto”. Esa es la definición con la que el gobierno porteño promociona la muestra en su página web. Se trata de un recorrido de dos kilómetros con 18 postas inmersivas, tanto visuales como auditivas, que incluyen instalaciones artísticas lumínicas, videos mappings, figuras gigantescas, proyecciones, instalaciones de luces LED, de neones y actividades interactivas.

Para la realización del espectáculo se montaron escenografías, instalaciones de luz y sonido, redes de alimentación de energía y video. Se colgaron de los árboles luces, se tiraron cables en medio de la vegetación y maquinaria sobre el verde. Además se instalaron food trucks, donde se venden carnes asadas, y hasta transformaron la entrada de Las Heras en un estacionamiento para los vehículos de los trabajadores de la muestra.

El Jardín Botánico de Buenos Aires no es un parque más y el impacto patrimonial y ambiental de la instalación de una muestra de tal magnitud no es pequeño. Se trata de uno de los pocos sitios de la ciudad en los que prima el verde vegetal vivo. Se erige en medio de uno de los barrios porteños más transitados como un oasis que brinda tranquilidad a cualquier vecino que quiera alejarse de la ruidosa y voraz trama urbana. En sus 7 hectáreas resalta la colección de vegetales más importante que tiene la ciudad, con más de 6.000 especies de árboles y plantas autóctonas.

El follaje frondoso de sus árboles y el suelo absorbente hizo que, el pasado marzo, la Agencia de Protección Ambiental lo declare el primer “refugio climático” de la Ciudad de Buenos Aires. En su interior se registra alrededor de 4.8 grados menos que en sus alrededores y brinda sosiego en épocas de calor extremo, cada vez más recurrentes.

Los especialistas alertan por las graves consecuencias que pueden traer en la flora y la fauna del lugar las instalaciones artificiales. “Es un espacio preservado como una isla de biodiversidad en medio de la trama urbana, por toda la fauna y vínculos ecológicos que interactúan en este ambiente. Hay que entender que este lugar es frágil, vulnerable y tiene fines didácticos. Lo que instalaron tiene un impacto ambiental negativo y es por demás contradictorio con el propio mensaje que debe comunicarse en esta institución respecto a la preservación de la naturaleza”, explicó a El Cohete a la Luna el licenciado en Diseño del Paisaje y especialista en patrimonio Fabio Márquez.

El paisajista además señaló que el Botánico de Buenos Aires fue declarado en 1996 Monumento Histórico Nacional y que el gobierno dirigido por Horacio Rodríguez Larreta no cumplió con la Ley 12.665 que determina que toda intervención en un lugar con esas características debe ser aprobada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. “Sabemos, por la propia Comisión, que esta no fue consultada”, reveló.

En la carta pública difundida por las organizaciones ambientalistas y que cuidan el patrimonio de la ciudad, aseguraron que, desde el punto de vista ambiental, tanto la luz artificial nocturna como el sonido “alteran los ciclos de descanso de la flora y la fauna, provocando el quiebre de la necesaria tranquilidad y silencio”.

María Angélica Giacomo, miembro de la organización “Basta de Mutilar Árboles” y organizadora de la protesta contra la muestra, explicó a este medio:La contaminación lumínica nocturna es un problema en toda la ciudad. En particular, en el Botánico estaba restringida la iluminación porque tanto la flora como la fauna tienen sus ciclos biológicos que  dependen de las horas de luz. La fotosíntesis se ve afectada por las luces artificiales. También la polinización de las plantas que dependen de insectos nocturnos y la procreación de insectos anfibios, que predominan en el lugar”. Además vaciaron los tanques históricos de plantas acuáticas para pintarlos de blanco y ponerles luces.

El impacto sobre los animales que viven en el ecosistema del botánico no es menor. En los últimos días, se difundió en las redes un video de una zarigüeya desconcertada corriendo entre las luces azules montadas para la muestra. En el Botánico vive una comunidad de zarigüeyas que tiene hábitos nocturnos, alterados por el show de luces y el movimiento inusual al bajar el sol. “Los especialistas en biodiversidad que consultamos dijeron que es muy probable que los animales empiecen a buscar refugio en otros lugares. Así está ocurriendo con las aves, pero otros animales que no tienen la posibilidad de fuga fácil, como las zarigüeyas, sienten aún más el impacto. No sabemos qué nivel de alteración en su comportamiento va a producir esto a largo plazo”, dijo Márquez.

En igual sentido, María Del Carmen Uzandivaras, miembro de la organización “Basta de Demoler”, opinó: “No sería nada deseable que los animales migren. Los árboles han sido intervenidos, sacando ramas, pusieron metales y colgaron luces en especies centenarias”.

Desde el gobierno de la ciudad venden la muestra como “sustentable” y como una puesta que usa la tecnología sin descuidar el medio ambiente. Consultada por este medio, la directora del Botánico, Graciela Barreiro, aseguró que las especies que están en el predio no se ven afectadas y delegó la responsabilidad a la Secretaría de Ambiente, organizadora del evento.

En tanto, los ambientalistas manifestaron que en lugar de concientizar sobre el valor patrimonial de ese espacio verde, en la muestra “prima la banalidad de mostrar al público mariposas de plástico con luz, antes que a las verdaderas, atraídas por arbustos y entre flores vivas”. Criticaron que el patrimonio del Jardín Botánico no sea el protagonista de “Secret Garden”, y se convierta en un “mero soporte de instalaciones artificiales. Si se tratara de homenajear al jardín y su creador, podrían haberse planeado visitas nocturnas para apreciar los sonidos de la naturaleza, los aromas, la penumbra y caminar por los senderos apreciando la magnificencia del entorno a la luz de la luna”.

Márquez lo definió del siguiente modo: “Lo han hecho con un nivel de desprecio por el lugar y encima con eufemismos en las consignas publicitarias que son indignantes, como si esto fuera encontrarse con la naturaleza”.

 

 

Lo público es privado

La inauguración de “Secret Garden” se llevó a cabo la noche del jueves 29 de junio. En el evento de apertura estuvieron presentes 400 invitados entre periodistas, personalidades de la cultura y funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires como la secretaria de Ambiente, Inés Gorbea, y la directora del Jardín Botánico. Entre quienes tomaron la palabra en el acto que se hizo en el predio estuvieron dos CEOs: Juan Manuel López Ghisoli, director de la productora local 6 PASOS, y Nicolás Renna, de la empresa española Proactiv Entertainment. Ambas productoras fueron las encargadas de montar el espectáculo inspirado en los jardines de Navidad que se realizan en las grandes ciudades europeas como Barcelona, Londres, París y Berlín. La empresa española es además la creadora de “Meet Vincent van Gogh”, la exposición que arribó a nuestro país en el verano.

El gobierno de la ciudad alquiló a la empresa española el predio público bajo la modalidad de “permiso de uso precario y oneroso”, contemplado en la Ley N.º 3.399 que regula la autorización del uso del espacio público. Sin embargo, llama la atención el canon mínimo que recibió la ciudad por cederlo. Por todo el mes de julio recibirá 3.100.000 pesos y los cálculos que se hacen es que la empresa recibirá de ganancia, sólo por la venta de entradas que salen 4.500 pesos cada una, 135 millones de pesos. La afluencia de visitantes es mucha, sólo al iniciar la muestra ya habían vendido 30.000 entradas anticipadas. A esa suma hay que agregarle lo que ganan por la venta de comida y por los sponsors. El lugar cuenta con el patrocinio de empresas como Clarín, Santander Río, American Express y el Alto Palermo.

El legislador del Frente de Todos Matías Barroetaveña, quien presentó un pedido de informes para que se detalle qué estudios de impacto se hicieron y por qué se otorgó autorización para su uso a una empresa privada, dijo a El Cohete: “Se trata de una contratación por un monto irrisorio en relación con las ganancias que se están llevando. La estimación es que hay ganancias de más de 900 millones de pesos. Con lo cual hay una desproporción enorme a favor de los privados”.

El canon por el alquiler del Botánico ni siquiera iría para este, que transita una crisis presupuestaria desde hace varios años, sino que quedaría en las arcas del Tesoro General de la Ciudad.

Como respuesta a las protestas, la secretaria de Ambiente publicó esta semana en La Nación una nota en que resalta la función de las actividades que se desarrollan en el Jardín Botánico para que la población pueda conocerlo y disfrutarlo. Sin embargo, el arancelar una actividad no hace más que excluir a una parte del público. Uzandivaras resaltó que enmascaran la finalidad lucrativa del evento con la excusa de que más personas se acerquen a visitarlo: “Lo hacen por un motivo económico. Es un modelo de negocios que se repite en la ciudad. Cobran la entrada en un lugar público y sólo unos pocos pueden pagarlo”.

El licenciado en Diseño del Paisaje dijo al respecto: “Tienen la impunidad para hacer un negocio comercial con un bien público. Es una contratación directa con un privado sobre un bien público, no hubo ni siquiera una licitación. Se ha priorizado de una manera codiciosa un negocio, del cual podemos sospechar que la recaudación pueda tener una derivación medio turbia en época de campaña electoral; no nos cierra esta ecuación económica”.

El gobierno porteño también avanza en otros puntos de la ciudad con emprendimientos que afectan la biodiversidad y están en contra de la preservación del espacio público, muchos de ellos tienen poca difusión. Por ejemplo, en el parque Tres de Febrero, están restaurando una edificación del siglo XIX, tras años de abandono, para darla en concesión a un local gastronómico, pese a que la ley lo prohíbe por ser también un monumento histórico nacional. En el mismo sentido, se avanza sobre la construcción de restaurantes dentro de las Reservas Ecológicas Costanera Norte y Sur, en contra de los planes de manejo de estas.

María Angelica Giacomo manifestó: “El espacio público se está haciendo enajenado para intereses particulares. Las plazas están siendo cementadas, están llenas de plástico, llenas de metales y los espacios públicos son privatizados”. Por su parte, Barroetaveña sentenció: “Hay muchísimas contrataciones en la ciudad que tienen cánones irrisorios. Hay en la ciudad un Estado presente para garantizar negocios privados y ausente para garantizar derechos, entre los cuales está el de derecho al hábitat, el derecho a una buena calidad de vida frente a los avances del cambio climático. Su única prioridad son los negociados inmobiliarios”.

 

 

 

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