UNA MONTAÑA DE GENIALIDAD

La figurita inconclusa de René Daumal, excluida durante medio siglo, resucitada en una edición pirata

 

Tan enemiga como émulo de la mega-industria del libro, de los autores y demás participantes del gremio, las ediciones llamadas piratas reciben además la acusación de “competencia desleal”. Lo que no deja de ser cínico cuando llega de parte de multinacionales monopólicas. Cierto es que estas ediciones clandestinas lejos se encuentran de pagar impuestos, derechos de autor y aún facturas oficiales en los distintos rubros que componen la cadena productiva, del papel al corrector de pruebas, pasando por el encuadernador, su ruta. Por lo general, las ediciones truchas siguen propósitos exclusivamente pecuniarios y por ello replican best-sellers en pequeñas tiradas sectorizadas. Ejemplares que suelen copiar arte de tapa, dimensiones y detalles generales del original, incluyendo a veces el pie de imprenta.

También pululan, en distinta dimensión y volumen, las impresiones pirata de textos de circulación más restringida, como ser los ensayos académicos (las fotocopias que se realizan en las universidades), volúmenes científicos y narrativa agotada, sin reimpresiones o difícil de hallar. En este último rubro el fervor de los corsarios llega a distribuir tales rarezas hasta en formatos como el pdf, más próximo a la justicia poética que al emprendimiento económico. Es el caso de El monte análogo (1940), la novela inconclusa del excéntrico poeta, traductor, científico aficionado, místico y explorador René Daumal (Paris, Francia, 1908-1944), considerada en sus orígenes una obra maestra inigualable, oscilante entre el surrealismo y la experiencia ocultista. Con el correr de las décadas, las sucesivas ediciones y versiones en otros idiomas, las atribuciones genéricas y proto-estéticas fueron quedando en el cedazo de la zaranda para dejar la estricta pieza literaria en su pleno esplendor. Y que cada quien interprete el relato como se le cante y chau.

 

El autor, René Daumal.

 

Para que la depuración ocurriera debió coincidir con la extinción de los ejemplares en circulación, sus ediciones truchas y copias caseras, haciendo de El monte análogo una joya inhallable, cuan incunable original de la biblia de Gutenberg. En forma esporádica, podía emerger en una librería de viejo o, más contemporáneamente, impuro y desgajado, en algún portal fenicio de Internet. La cuestión es que desde hace un par de meses, circula un pdf con una versión legible, de ausencias ortográficas salvables y traducción potable, que totalizan 66 páginas si se le imprime en A4 (contra las 177 del libro estándar, que incluye obviables ensayos críticos y otras obras breves del inspirado parisino). Medio siglo demoró en halagar la lectura de este reseñero tal edición pirata, sellada con el rótulo “Entregas A Bao A Qu 2” con pie editor de un improbable Mundonuevo, el epígrafe “Novela de aventuras alpinas no euclidianas y simbólicamente auténticas”, con un párrafo del Manual de Zoología Fantástica (1957) de Jorge Luis Borges a manera de prólogo.

Entre las curiosidades de la obra se destaca que el promontorio del título apenas es insinuado en algún párrafo aunque jamás abordado por la desopilante caterva de expedicionarios que llega al  misterioso continente que le alberga. Sí se afirma que no alcanza la visión vertical a fin de cubrir la totalidad del descomunal macizo que se alza hasta invadir el dominio de los dioses y se zambulle en las ardientes entrañas subterráneas. Una decena de aventureros que en su trayecto despliegan sesudas pesquisas científicas, acordes a sus respectivas especialidades académicas. Peculiares habilidades capaces de optimizar los artefactos de supervivencia para la alta montaña, como los dispositivos respiratorios y de calefacción, dos en uno. Artilugio mecánico capaz de concretar “una especie de simbiosis artificial entre lo animal y lo vegetal”. Despliegue del saber aplicado que se extiende hasta la comprensión de la sexualidad de los accidentes geográficos: “Algunos glaciares llegan hasta a reproducirse, mediante procedimientos que de ningún modo son más primitivos que los de los seres unicelulares, ya sea por conjunción y fusión, o bien por una escisión, que da nacimiento a lo que se llama glaciares regenerados”. Observación factible en el transcurso de la búsqueda “de los virus cristalizables, por ejemplo, las formas de transmisión de lo físico a lo químico y de lo químico a lo biológico, deberías obtener muchas enseñanzas de la observación de los glaciares. Tal vez la naturaleza esta haciendo allí una primera tentativa para crear crear seres vivos por medio de procedimientos exclusivamente físicos”.

 

Daumal en la montaña.

 

Sin solución de continuidad, Daumal construye un amable puente destinado, veinte líneas más adelante, dentro de la misma escena e idénticos personajes, a la historia de “los hombres huecos (que) viven en la piedra, se pasean por ella como cavernas móviles. Se pasean sobre el hielo como burbujas con forma humana. Pero no se aventuran por el aire, pues se lo llevaría el viento”. Mediante el fluir incesante de una prosa cuidada al extremo, se sucede el discurso investido de envoltura cientificista e inapelable desarrollo interno, rebozado en una teoría, o dos, desopilantes, hasta desembocar en una alegoría poética inspiradora para la futura ciencia ficción. Por lo tanto, una envoltura emparentada con el lenguaje de las crónicas aventureras de la época, teñido de referencias que semblantean ciencia, encierran sucesivas capas donde una poética desquiciada deja lugar a incursiones filosóficas y política en distintos planos metafóricos.

En una similar interacción entre roedores, insectos y seres humanos prosigue el relato expedicionario, sin que —por supuesto— el contingente llegue a escalar la oprobiosa montaña y sin concluir si ello ha sido posible o no, pues la muerte se apodera del autor en esta última descripción. A la mitad de una frase del quinto capítulo se detiene El monte análogo junto a su autor, de apenas 37 años. Deja a su esposa Vera y a su íntimo amigo Rolland de Renévielle unas anotaciones sobre el plan de trabajo, que esta edición de dignidad pirata reproduce. Aún inconcluso, ese bravo manojo de páginas conserva una riqueza de contenidos sostenida en una escritura inigualable que las traducciones no han logrado desbaratar, fenómeno que, con justicia, aproxima la obra al palpitante mito.

 

 

 

 

FICHA TÉCNICA

El monte análogo (1940)

René Daumal

s/d

66 (ó 177) páginas

 

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