Historia de una vocal

La teoresis de la ì que emplea el director de El Cohete

 

La retórica del director de El Cohete a la Luna, en todas sus ediciones, insiste sobre un signo: una vocal con un acento grave (ì) en un apellido representativo de la vida política antipopular, que así se enfatiza. Esa insistencia responde menos a un capricho que a una ciencia, que al ser interpelada revela redes mafiosas de poder. Aquí, la teoresis de esa ì que emplea el director.

 

 

Estructura

La relación del 20 de febrero de 2008 de la Commissione Parlamentare Antimafia del Estado italiano sostiene que la ‘Ndrangheta “tiene una estructura tentacular carente de dirección estratégica, pero dotada de una suerte de inteligencia orgánica”. Distintos estudios [1] sobre la mafiosidad (de ascendencia o racionalidad) calabresa demuestran que –a diferencia de la Cosa nostra siciliana– la ‘Ndrangheta posee menos una estructura vertical que horizontal, parecida en líneas generales a la de la Camorra napolitana. Su peculiaridad radica en la estructura interna de cada cosca (palabra que, apelando a la retórica rosista, puede traducirse como “mazorca”), que se articula alrededor de los miembros de un mismo núcleo familiar, ligados entre sí por vínculos de sangre –las ‘ndrine (familias mafiosas)–, que son nombrados con el apellido del capobastone. Los matrimonios entre familias no son infrecuentes: para soldar las relaciones entre grupos mafiosos, aumentar control sobre territorios más extendidos y acumular cuotas progresivamente más amplias de poder. El vínculo de sangre constituye un mecanismo de mayor seguridad respecto de otras tipologías de asociaciones criminales porque a los dispositivos clásicos impuestos por el poder mafioso –el secretismo y el apoyo recíproco, por ejemplo– se adosan relaciones que obligan a la estrecha solidaridad entre miembros pertenecientes a un mismo núcleo familiar. Si la omertà es una especie de escudo protector y la vendetta una herramienta violenta para reforzar el poder mafioso, la famiglia es el aparato que ayuda a “blindar” el vínculo entre los socios y evitar (o aminorar) posibles traiciones. Otro dispositivo tendiente a eludir las traiciones es el (auto)espionaje. La estructura familiar dota a la mafia (de ascendencia o racionalidad) calabresa de una estructura securitaria altamente sofisticada.

En la trama de este poder criminal, arrepentirse –y salir de los confines del poder familiar– significa traicionar a lxs propixs: y más que el miedo de posibles vendettas o represalias, traicionar a un padre, hermano, primo o a un “amigo de la vida” hace emerger sentimientos de culpa, dramas morales y psicológicos no carentes de conflictividad. En la atmósfera de esta racionalidad, traicionar implica una ruptura con el propio pasado criminal y en definitiva con la propia existencia. Implica abandonar el propio rol, pero también y sobre todo una estructura de poder que, con sus complejidades, es también una trama afectiva. “Las relaciones familiares han tenido un rol importante en la emigración que durante muchos años ha caracterizado la historia de Calabria: la pertenencia a un mismo núcleo familiar les ha permitido a las ‘ndrine [...] tener filiaciones naturales en otros estados o continentes. Gracias a relaciones familiares nunca olvidadas, la ‘Ndrangheta se ha radicado, con las mismas características de origen [...] en otros países. Los ‘ndranghetistas, aprovechándose de las ventajas de la globalización, han ampliado sus redes criminales a todo el mundo, y han logrando constituir ‘sucursales seguras en el extranjero’, gestionadas por los miembros de sus mismas familias de origen” [2].

En la mafiosidad (de ascendencia o racionalidad) calabresa, la organización interna sigue el modelo de las sociedades patriarcales: la ‘ndrina constituye su célula fundamental y sobre ese núcleo se articula la organización. La ‘ndrina se corresponde con la familia del capobastone y a esta pueden agregárseles otros clanes, que a menudo se vinculan a través de distintas relaciones de parentesco. La ‘ndrina opera sobre un territorio llamado “local”. En cada territorio mafioso gobierna una ‘ndrina, pero existen ciertos territorios que por su importancia criminal concentran la presencia de varias ‘ndrine. El ámbito operativo de una ‘ndrina es un territorio delimitado. En este cuadro de evolución dinámica, las distintas familias –cada una con un grado de autonomía explícito– establecen alianzas más o menos duraderas, intercambios o contactos, generalmente vinculados a la gestión de asuntos (i)legales comunes o a lógicas de poder dual. Por encima del local no existe una estructura superior. A diferencia de la cosa nostra, la ‘Ndrangheta no cuenta con un organismo de comando central, como “la cupola” ni existe un primus inter pares (un jefe de todos los jefes). Se trata más bien de una estructura horizontal articulada que carece de un mando único. De todos modos, la organización cuenta con el Crimine. Es el último nivel de la ‘Ndrangheta, que sintetiza las estructuras criminales más calificadas y representativas de la mafia (de ascendencia o racionalidad) calabresa. Se trata de un órgano de coordinación y dirección de poquísimos miembros, que dirime desde situaciones conflictivas entre ‘ndrine hasta las políticas criminales transnacionales de la organización. Teóricamente, hasta donde se sabe, está ubicado en San Luca (en la provincia de Reggio Calabria). Su función es la de tomar decisiones colegiadas y acordar cuestiones estratégicas concernientes a todos los locales (células territoriales desparramadas por el mundo). Sesiona durante los festejos de la Madonna di Polsi, entre fines de agosto y comienzo de septiembre en la Iglesia de Polsi. En ese encuentro se reúnen los capos de la Società y esa ritualidad tiene la función de consolidar las tradiciones de una organización global. La mafia (de ascendencia o racionalidad) calabresa sigue entonces las redes propias de la globalización. Tan es así que el 31 de mayo de 2008, el gobierno de Estados Unidos la ha inscripto en su Foreign Narcotics Kingpins, un listado que registra las mayores organizaciones mundiales dedicadas (entre otras cosas) al narcotráfico. En función de esa decisión, ese gobierno tiene la potestad de congelar el patrimonio de los ‘ndranghetistas en territorio norteamericano.

 

 

 

Cientificidad

Para estudiar de manera decisiva la mafiosidad (de ascendencia o racionalidad) calabresa es necesario tener presente los vínculos familiares. Reconstruir los orígenes familiares y las relaciones de parentesco es una práctica antigua presente incluso en la Biblia [3]. Si se quiere observar y conocer en profundidad la célula fundamental del fenómeno, la familia ‘ndranghetista, es necesario hacerlo científicamente. Resulta posible apelando a la genealogía, una disciplina que permite conocer los distintos clanes en sus detalles. Las ramas laterales de todas las familias se propagan a partir de un centro ocupado por una figura arquetípica, la del capobastone, cuyo nombre se repite en todas las estructuras familiares pese a las migraciones, la geografía, la historia y la lengua. La genealogía se ocupa entonces de reconstruir y transmitir los orígenes familiares, las descendencias y las relaciones de parentesco [4]. La reconstrucción de estas relaciones permite entender complejos vínculos familiares, en los que se verifican frecuentes homonimias, como aquellos presentes en las ‘ndrine (de ascendencia o racionalidad) calabresas. El análisis genealógico puede mostrar también las relaciones familiares entre sujetos que aparentemente no parecen conectados entre sí. La investigación genealógica permite la búsqueda y recolección de información para el análisis de los fenómenos criminales complejos, que como en el caso de la mafia (de ascendencia o racionalidad) calabresa tiene dimensiones globales. En función de la conexión, la genealogía puede ayudar a comprender las relaciones particulares que existen entre distintas familias mafiosas.

 

 

 

Conexión

Si entre dos sujetos no existe ningún tipo de relación ni de vínculo, se puede concluir que esos dos sujetos no se conocen, que son dos extraños. Al revés, si entre dos sujetos existe una relación, de cualquier índole, se podrá constatar y estudiar el tipo de vínculo que los une. Ese vínculo puede tener distinta naturaleza: puede ser una relación de amistad, de frecuentación (sobre la base de un mismo interés cultural, por ejemplo) o de trabajo. La ì que emplea el director de El Cohete domingo a domingo en sus artículos refiere a vínculos que generalmente se definen como “familiares”, aquellos que nacen de una serie continua de relaciones particulares y que dependen de la filiación, de la hermandad o de la conexión. Esta última palabra indica un vínculo entre dos sujetos que sin ser parientes están relacionados sobre la base de la intensificación de las frecuentaciones. Lo explica una frase necia, pero no por eso menos eficaz: “Mi hermano de la vida”. La índole de este lazo es exclusivamente genealógica. No se trata de una relación jurídica (porque no es un lazo reconocido por el Derecho) ni de índole biológica, puesto que no se constituye sobre la consanguineidad. La conexión es relevante para comprender los vínculos que se establecen entre los hombres de la ‘Ndrangheta, que muchas veces están unidos por relaciones de tipo familiar sin ser parientes entre ellos. Estos lazos son importantes para entender las dinámicas inmanentes de la mafiosidad (de ascendencia o racionalidad) calabresa o para comprender el alcance de su poder (i)legal.

La intensificación de las frecuentaciones podría explicar también la racionalidad de la “familia judicial”. La conexión nos descubre el grado de vínculo que existe entre individuos que, pese a tener apellidos distintos –y muchas veces residencias lejanas, pues uno puede estar ubicado en Calabria y el otro en Toronto, Sidney o Buenos Aires– operan de común acuerdo según una misma lógica, descalabrando lo legal porque ubican en su corazón un doble poder ilegal. Para entender mejor esta categoría, valga un ejemplo: dos sujetos, A y B, aparentemente no son parientes, pero A es hermano de C y B es primo de la esposa de C. De esto desciende que A y B, sin ser parientes, están conectados entre sí, genealógicamente, a través de la unión conyugal de C. Esta trama, de ser estudiada detenidamente, podría mostrar una relación entre dos familias aparentemente lejanas y sin parentesco directo ni evidente. Otro ejemplo: A y B no son parientes directos, pero están conectados porque un primo de A está casado con una tía, hermana del padre de B.

En síntesis: la ì que emplea el director de El Cohete con la fuerza de una obsesión llama nuestra atención sobre la historia de un doble poder permanente, que con prácticas ilegales condiciona la legalidad, y que en la Argentina ha constituido una red flexible de poder con puntos de apoyo interconectados dentro del Estado –en sus tres poderes–, fuera de él y que tiene terminaciones nerviosas globales. El periodismo del director tiene su cientificidad.

 

 

 

[1] Nicola Gratteri y Antonio Nicaso, Fratelli di sangue, Cosenza: Pellegrini, 2006; Nicola Gratteri, Antonio Nicaso y Michele Borrelli, Il grande inganno. I falsi valori della ‘Ndrangheta, Cosenza, Pellegrini, 2008; Enzo Ciconte, ‘Ndrangheta, Rubbettino: Soveria Mannelli, 2008.
[2] Ciro Niglio, ‘Ndrangheta e famiglia, 2009, pp. 116-117.
[3] Pier Felice Degli Uberti, La storia della tua famiglia, De Vecchi, Milano, 1991.
[4] Lorenzo Caratti di Valfrei, Manuale di Genealogia. Profilo, fonti, metodologie, Carocci, Roma, 2004.

 

 

 

 

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