Manos sueltas, seguridad atada

El ministro Aníbal Fernández, sin “ataque anti-gringo”

 

El sábado 1° de octubre Aníbal Fernández estuvo en San Nicolás, en la sede del sindicato de Luz y Fuerza. Fue invitado por el Partido Justicialista de esa ciudad, que dirige Lucas Gaincerain, amigo personal y asesor de Fernández en el Ministerio de Seguridad de la Nación. La charla abierta fue convocada bajo el curioso hashtag “volvamos a hablar de política”. En conferencia de prensa, el ministro dejó en claro su alineamiento con las cuatro agencias norteamericanas y anunció que en San Nicolás se instalará un comando antinarcóticos, gracias a la estructura y colaboración de la Embajada de Estados Unidos.

 

Aníbal Fernández en San Nicolás.

 

 

 

Comunión

“Desde hace unos cuantos años se viene trabajando con otras agencias que tengan capacidad de formación de los profesionales que van actuar en este tema”, dijo el ministro Fernández con respecto a lo que habitualmente se llama “lucha contra las drogas”. “La Argentina ya había tenido con los Estados Unidos… con lo que aclaré con el Presidente… porque necesito acordar con todos los países: Europa, por un lado, Estados Unidos, por otro. El Presidente me soltó las manos para poder hacerlo. Acordamos con Estados Unidos. Hoy estamos trabajando en comunión con Homeland Security (Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos), con la DEA (la Administración de Control de Drogas), con la policía de Nueva York y con el FBI”, enumeró orgulloso.

 

 

 

 

El ministro de Seguridad de la Nación, parado firme en la DEA.

 

 

Para Fernández, esas acciones que emprendió como ministro le permitieron seguir trabajando “en lo que alguna vez se hizo y después se estancó”. Desde su óptica, ese estancamiento tuvo que ver con que “dos por tres les agarra a los argentinos el ataque anti-gringo y yo no lo tengo nada de eso”, afirmó como auto-elogio. “Con lo cual, lo que hicimos nosotros fue un trabajo muy serio, muy pensado adónde queremos ir”, dijo sin necesidad de señalar con su dedo índice que su política de seguridad apunta al norte, porque seguidamente lo indicó con sus palabras: “Acabo de venir de Estados Unidos y me reuní con las cuatro agencias. El resultado es muy bueno. Me escribió un amigo –que es presidente de una de las Cámaras con Estados Unidos y con Israel–, que me dice que 'tu visita me la han contado y me la han halagado, porque nosotros nos estamos jugando con este tema'” (sic). ¿Mario Montoto?

 

 

 

 

 

 

Oro en polvo

Fernández expresó que “se había hecho en alguna oportunidad una suerte de comando en determinados lugares –en este caso NOA (noroeste argentino) y NEA (noreste argentino)–, con estructuras de financiamiento y colaboración por parte de la Embajada de los Estados Unidos, pero con nuestras fuerzas de seguridad de la región, con preparación, que es lo que estamos buscando nosotros”. Para el ministro de Seguridad, “todo lo que signifique capacitación de personal es oro en polvo”. No le preguntaron cuánto polvo nos toca a nosotros y cuánto oro a Estados Unidos.

Haciendo gala de la sumisión de su política de seguridad, Fernández contó “que un día me viene a visitar Marc Stanley, el actual embajador de Estados Unidos en la Argentina, planteándome que ellos estaban dispuestos –atentos al trabajo que hacíamos nosotros– a ayudarnos”. Dijo que esa ayuda consistió en acordar que se instale una base comando norteamericana. El embajador había propuesto que se emplace en Santa Fe, pero Fernández sugirió que fuera en San Nicolás. Se trata de “una suerte de organización preparada para trabajar sobre estos temas y multiplicarse en el campo”, explicó el ministro.

 

 

 

 

 

La política de seguridad que Aníbal Fernández está trazando desde el Ministerio de Seguridad es regresiva. Se manifiesta una evidente pérdida de soberanía al dejar que las cuatro agencias norteamericanas sean las que diseñen y definan la supuesta política de lucha contra las drogas. Ya se sabe que Estados Unidos ha fracasado en esa cruzada, que tiene otros fines vinculados al control de lo que ellos llaman “el patio trasero”. Tal fracaso ha sido bien explicado por el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la 77ª Asamblea General de la ONU.

La injerencia que Estados Unidos ha logrado con el acuerdo con el FMI, que llevó adelante la gestión de Alberto Fernández-Martín Guzmán, sometió al país a una pérdida de soberanía económica, política y de seguridad. Ya no hay que esperar la filtración de un documento de WikiLeaks para enterarnos cómo la nación se somete a los intereses de la Embajada de Estados Unidos y se alinea con diferentes agencias de seguridad norteamericanas que definen nuestra política de seguridad. Como todo un logro de gestión, se anuncia en conferencia de prensa a través de la bocaza del ministro Fernández.

 

 

 

 

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