Estuve ahí
Siempre es mejor decir la verdad: la encerrona en el bosque platense fue armada
La policía bonaerense estaba dispuesta a reprimir. Hice la cola con miles de personas, incluidos familias con pibes muy chicos, para ingresar al estadio. La policía empezó a disparar balas de goma sin que nadie nadie nadie hiciera nada en su contra, agrediera o generara desmán alguno. Esas personas no habían concurrido a un acto contra las fuerzas de seguridad, sino a ver un partido.
Como comprendí, por cierta experiencia, que estaban decididos a reprimir fuerte, me corrí hacia otro acceso, pero allí además de balas estaban lanzando gases lacrimógenos. ¡15 minutos al menos, antes del inicio del partido!
Le avisé a mi hijo que estaba dentro del estadio. Al rato, eran reprimidos los que querían entrar y recibían gases los que querían salir, encerrados por las puertas que manejaba la policía y Aprevide, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte.
Era, ostensiblemente, una encerrona preparada. Como me di cuenta, le dije a varios hinchas amigos: “Vamos. Esto no tiene nada que ver con entradas ni con desmanes de la gente. Esto va para largo y van a seguir disparando. Tienen una orden”.
Ningún hincha presente hizo un solo gesto que justificara la brutal represión.
Pero desde ese momento, durante más de 60 minutos, dispararon balas de goma y gases lacrimógenos sin parar.
Bien.
En mi interpretación inicial, se trataba de una cama para perjudicar al gobierno de la provincia de Buenos Aires. Claro.
Pero resulta que enseguida sale Sergio Berni en los medios. Justifica el accionar de la policía y le carga el fardo a las “barras” y al “mundo del fútbol”. Dijo que había “violentos que querían romper la cancha para entrar”.
Todo mentira. La barra de Boca no estaba –habría individuos sueltos por ahí, no más–, la de Gimnasia estaba adentro –íntegra– y nadie intentó violentar nada para entrar. Yo estaba allí: nos empezaron a disparar sin que nadie hiciera ningún gesto agresivo hacia la policía, ni hacia nadie.
Cuando escuché a Berni me dije, voy a escribir esto. Esto que usted está leyendo. Porque al encubrir la operación que, ostensiblemente, se le hizo al gobierno de la provincia de Buenos Aires en el Bosque, el titular de Seguridad colaboraba con los operadores.
Pensé: ¿este es boludo o es parte del operativo? Pensé: a esta altura, da lo mismo.
Nos cagaron a tiros. Nos llenaron de gases. Miles y miles de triperos dispuestos a ver un partido.
Compañeros: a veces se encabritan cuando decimos la verdad sobre las operaciones económicas recientes. No se enojen. El tema es el mismo: decir la verdad nos beneficia; mentir beneficia a quien opera en contra del pueblo y de sus intereses.
Creo que un sector importantísimo del Frente de Todos tiene que poner las barbas en remojo.
Porque, insisto, mentir no nos beneficia.
Si hay un apriete económico, judicial, policial, es preciso decirlo en vez de justificarlo para dar idea de “manejamos todo” y “está bajo control”. La gente lo entenderá. Y acompañará.
Pero hay que dejar de decir macanas sobre situaciones que están a la vista. Y con testigos.
El operativo en el Bosque estuvo armado. No tiene relación con entradas, barras, violentos y enfrentamientos entre rivales.
El tema de la verdad no es una cuestión de principios. Es un asunto de beneficios para el espacio nacional popular.
* Gabriel Fernández es director La Señal Medios.
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