Qué cantor, mamita
La música que escuché mientras escribía
La semana pasada les presenté a otro lunático, Osmar Maderna, el pianista y compositor que en la década de 1940 fue para Miguel Caló lo que Astor Piazzolla para Troilo. Incluí en la nota un par de temas entonados por Raúl Berón, que es mi cantor preferido. Me quedaron resonando en la cabeza y esta semana volví a él, con tres álbumes. El primero, grabado con la orquesta de Caló, y Maderna en el piano y los arreglos.
El segundo, acompañado por otro de mis favoritos: Lucio Demare, el autor de Malena. Lo conocí por medio de su hermano Lucas, el director de La guerra gaucha, a quien frecuenté en los años iniciales de mi trabajo como periodista, cuando escribía sobre cine. Lucio había puesto un bolichito cerca del Obelisco. Allí tocaba el piano, y Mercedes Simone cantaba. Yo me mandaba varias noches por semana, hechizado por esos artistas únicos.
En la década de 1950, Berón se incorporó a la orquesta de Aníbal Troilo, donde también dejó registros bellísimos, como estos. La orquesta es superior a cualquier otra y Berón no ha perdido nada de su talento extraordinario.
Puede ser que prefieras a otro cantor, porque en cuestión de gustos, cada uno es un mundo. Hay fanáticos del Polaco, de Floreal y de Leonel, y los comprendo, y hasta quienes celebran a Julio Sosa, lo cual me intriga. Pero apuesto a que nadie va a decir que no le gusta cómo cantaba Raúl Berón.
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