MOMENTOS DE DAR BATALLA
Seis investigadores analizan el combate de Caseros, un antes y un después en nuestra historia
“El general Rosas insinuó que deseaba verme, de lo que me alegré mucho posteriormente. Es un hombre de extraordinario carácter y ejerce en el país avasalladora influencia, que parece probable ha de emplear en favorecer la prosperidad y adelanto del mismo. (…) Sus fincas están admirablemente administradas y producen más cereales que las de otros hacendados. Lo primero que le conquistó gran celebridad fueron las ordenanzas dictadas para el buen gobierno de sus estancias y la disciplinada organización de varios centenares de hombres para resistir con éxito los ataques de los indios. Corren muchas historias sobre el rigor con que se hizo guardar la observancia de esas leyes. (…) En la conversación es vehemente, sensato y muy grave. Su gravedad rebasa los límites ordinarios (…) del modo más atento y cortés”.
Ni unitario ni federal —lo cual en absoluto da patente de objetividad—, las anteriores consideraciones fueron realizadas en la primavera de 1833 a la vera del rio Colorado por el inglés Charles Darwin. Raudo e intenso, el encuentro con El Restaurador de las Leyes tuvo lugar cuando el naturalista daba la vuelta al globo recabando el material con el cual marcaría un antes y un después: la teoría de la evolución en su libro El Origen de las Especies.
Antes y después –en un orden muy distinto, el político—, asimismo para los territorios sudamericanos en general y para la Argentina en particular, fueron las dos décadas gobernadas por el otro protagonista de la escena, Juan Manuel de Rosas. Período concluido en la mañana del 3 de febrero de 1852 (hace 170 años) con la mayor contienda militar de la historia en la cañada de Morón, conocida como Batalla de Caseros. Episodio bisagra entre dos tiempos, lo estrictamente militar, si bien determinante, en modo alguno da cuenta por sí solo de la magnitud de sus efectos. Momento atrapado por la leyenda, reserva incógnitas y oscuridades teñidas por “el dogma de fe dentro de la perspectiva liberal” propia de los vencedores, luego cuestionada por el revisionismo histórico de un episodio, al que “se menciona mil veces, pero no se lo estudia nunca”.
Diseccionar la batalla entre las tropas comandadas por Rosas frente a las de Justo José de Urquiza, sus antecedentes, concreción y consecuencias es la monumental tarea encarada por seis investigadores académicos de alto nivel riguroso. Ignacio Zubizarreta, Alejandro M. Rabinovich y Leonardo Canciani como editores, junto a María Fernanda Barcos, Gabriel Di Meglio, Vicente Agustín Galimberti y Roberto Schmit, dieron forma y contenido a Caseros, la batalla por la organización nacional, contrastando textos establecidos con fuentes primarias, en un esfuerzo bibliográfico y especialmente de archivo nunca reunido hasta el presente. Fruto de una concienzuda división del trabajo es la coherencia en la articulación de un desarrollo cronológico como línea metódica que, no obstante, deja de constituir una limitación a la hora de repasar distintas variables. A los avatares estrictamente políticos y sus mutaciones, suma las peripecias económicas, la injerencia de las clases sociales, las corrientes ideológicas, los aspectos demográficos, la vida cotidiana dentro de los diversos colectivos, sin temerle a los puntos ciegos y contradicciones.
“Como historiadores, no estudiamos las batallas por lo reñido del combate o por lo equilibrado de las fuerzas. Las estudiamos por lo que nos pueden decir respecto del proceso histórico en el que está inmerso una sociedad. Y en este sentido, ¿acaso una dispersión desastrosa nos dice menos que una lucha muy disputada? Creemos que podría sostenerse, más bien, todo lo contrario. El espectáculo de un gran ejército que colapsa no sólo es fascinante, sino que nos brinda información muy valiosa respecto del proceso de construcción estatal en curso y sus debilidades. Caseros puede ofrecer un pobre material para la realización de una película, pero es un gran caso de estudio para un ensayo”. También lo es, agregamos, a fin de esclarecer un acontecimiento central al lector neófito con una exposición clara en el relato y contundente en las evidencias. Así lo ratifica Rabinovich en el capítulo a su cargo, precisamente la reconstrucción del combate, magnífica estampa enclavada en la mitad del libro.
Para llegar a ese punto ha sido necesario recomponer “La construcción del orden rosista”, a cargo de Zubizarreta y Canciani, comprendiendo el establecimiento de la división entre unitarios y federales, a todas luces un reduccionismo maniqueo tendiente a licuar multitud de particularidades, no menos que a desvalorizar la gestión de Rosas y su articulación con los gobiernos provinciales. En contraparte, Schmit desmenuza a continuación las acciones de Urquiza a través de la conformación del Ejército Grande de la América del Sud, sus campañas y alianzas con el imperio del Brasil y la Banda Oriental, incluyendo la zaraza de la frase “no habrá vencidos ni vencedores”. Luego Galimberti se aboca a la constitución de las fuerzas rosistas, para lo cual desbroza la leyenda negra postulada por el liberalismo de “soldados fanáticos, apasionados y sanguinarios, carentes de raciocinio, que sembraron el terror por toda la república (aún inexistente) y mantuvieron al ‘tirano’ en su puesto por larguísimos años”. Despejado el mito, entiende a la fuerza armada comandada por Rosas como “el ejército de la provincia de Buenos Aires (…), de sus instituciones, de sus tradiciones, de su población y de su sociedad”. Ahora sí, con tamaños antecedentes, el devenir de la batalla propiamente dicha desde la estrategia militar, a cargo de Rabinovich, ya señalado.
No termina Caseros, el libro, con las cargas de caballería, el silencio de los cañones, el enfundado de las bayonetas. “El día después de la batalla”, la revancha, los asesinatos y el saqueo son detallados por Di Meglio, zambullido en una escurridiza documentación que comprende memorias, prensa, correspondencia, sumarios administrativos y evocaciones. Pormenoriza sobre la identidad social de los saqueadores provenientes de las clases populares y los asesinatos indiscriminados cuyo número, se conjetura, bien pudo haber superado las bajas ocurridas en el campo de batalla: “Un momento escatológico”. Barcos y Zubizarreta, a continuación, reseñan “Entre rebeliones y constituciones, el violento camino de la paz”, que no llegó. Este último capítulo se centra en el rearmado regional bajo el imperio del bando triunfante, lanzado a poner en juego sus contradicciones hasta el momento solapadas por la urgencia en derrocar a Rosas, condición de posibilidad –a su criterio— para una Constitución Nacional y la unificación del país. A sangre y fuego.
En el análisis final que figura a modo de conclusión, Rabinovich y Canciani enfatizan lo que el lector puede avizorar a lo largo de la investigación como la heterogénea y paulatina militarización de la sociedad y la política argentina, implantándose “las prescripciones institucionales que garantizarían que el Estado dispusiera, por fin, el monopolio del ejercicio legítimo de la violencia”. En los 170 años transcurridos entre la batalla y la actualidad, ha sido elocuente a quiénes y con qué propósito el Estado ha encomendado las armas. La instalación de un modelo económico agroexportador de materias primas, el privilegio del capitalismo prebendario, el afianzamiento de una oligarquía parasitaria autopercibida nobleza imperial europea, raigambre castrense para un Estado desertor cuando se trata de clases populares, son sólo algunos aspectos entretejidos a lo largo de Caseros, la batalla por la organización nacional, que sin pudor puede colegirse como la organización liberal que cunde hasta la fecha. En la vida de los pueblos hay momentos ineludibles para dar grandes batallas. Las políticas, sociales, económicas, soberanas, por fortuna han desplazado a las militares.
FICHA TÉCNICA
Caseros, la batalla por la organización nacional
Ignacio Zubizarreta, Alejandro M. Rabinovich y Leonardo Canciani (Editores)
María Fernanda Barcos, Gabriel Di Meglio, Vicente Agustín Galimberti, Roberto Schmit
Buenos Aires, 2022
284 páginas
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