EL ACUERDO CON EL FMI
Es imprescindible declarar la Emergencia Cambiaria y no vender un solo dólar más
Cuál será el denominador común entre el intento de aprobar en la Legislatura provincial, entre gallos y medianoche, la explotación a cielo abierto de las minas de plata en los Departamentos de Gastre y Telsen, por la Pan American Silver, finalmente vetado por el gobierno de Chubut ante el reclamo de la población; el proyecto de dinamitar la plataforma submarina a 4.000 metros de profundidad y a 307 kilómetros de la costa de Mar del Plata, para obtener gas por la empresa mayoritariamente estatal de Noruega “Equinor”, más Shell e YPF SA, propuesta que iniciara Juan Aranguren, CEO de Shell Argentina, cuando fue Ministro de Energía de Cambiemos; y las declaraciones del Embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, de proponer que saldemos el déficit comercial con esa Nación, vendiéndoles minerales, madera y celulosa, después de sentenciar que “tenemos que cerrar con el Fondo de la mejor manera. A nadie le sirve que el acuerdo se dilate”.
En un inteligente artículo, la doctora en Biología e investigadora del Centro Universitario Bariloche Dora Grigera cita un trabajo de la investigadora de Bélgica Alicia Jardel, donde trata de explicarse la fuerte reproducción de las aves en el Golfo San Jorge y en las localidades pesqueras aledañas de Chubut y Santa Cruz. Concluye que se debe a que los buques que buscan langostinos, como solo les interesa esa especie, arrojan al mar la merluza, el cazón, el abadejo, las rayas y hasta el salmón que caen en sus redes, que son el alimento de albatros y gaviotas. El cálculo que hacen es que tiran por día 10.000 kilos solo de merluza, son nunca menos de 100 barcos. “La causa de semejante mutación de aves —dice Grigera al fin— no es otra que la enorme riqueza de los argentinos, casi tan grande como su propia estupidez”.
Todo lo que relatamos tiene un denominador común. Estamos rediseñando la economía del país para beneficio del capital extranjero en desmedro de nuestras riquezas naturales, de nuestra población, de nuestro trabajo, del presente y del futuro. Y ese nuevo diseño de un modelo extractivista, agropecuario exportador que se impone, para generar las divisas para pagar los servicios de la deuda externa. Cuando lo primero que deberíamos preguntarnos es cómo se originó la deuda y qué se hizo con ella, dado que la Argentina es un país rico en recursos de todo tipo y cuenta con una mano de obra capacitada y numerosa, con un alto nivel de educación y formación, que puede capacitarse aún más.
La deuda externa del gobierno de Cambiemos se genera a partir de la decisión de tomar crédito en divisas para cubrir el déficit fiscal del año 2015, que es en nuestra moneda y de aproximadamente el 4,5% del PIB, unos 216.000 millones de pesos. Más el pago a los fondos buitres encabezados por Paul Singer, por 9.300 millones de dólares, más los déficits fiscales de su inepta administración causados por la disminución de las retenciones de la soja y derivados y la eliminación de todos los demás derechos de exportación, más un plan de reducción del impuesto a las ganancias que generaron déficit fiscal que también cubrían colocando títulos públicos en divisas, incluso en un bono a 100 años.
Ingresan las divisas y como debe afrontar los gastos internos en pesos (jubilaciones y pensiones, contratos, salarios de las fuerzas armadas y de seguridad y del resto de los empleados públicos, transferencias, licitaciones de obras, etc.), la Administración Nacional le da la moneda extranjera al BCRA y la autoridad monetaria se los cambia al valor oficial por pesos. El problema es que el BCRA, basándose en la reforma financiera de 1977, también vende esas divisas a particulares al tipo de cambio oficial, principalmente a las grandes empresas. Como el gobierno de Cambiemos fue subiendo el monto máximo que se puede comprar e incluso eliminó ese límite en septiembre de 2016, permitió que 100 empresas comprasen 24.769 millones de dólares en los cuatro años de gestión de Cambiemos.
El problema es que esas 100 empresas no pagaron el impuesto a las ganancias por el monto que compraron. Esto es, deberían haber declarado ganancias y haber pagado la tasa del 35 y después del 30% de esa suma, y en los cuatro años la recaudación total del gravamen fue de menos del 10% de los 24.769 millones de dólares. Ninguna de las 100 empresas alcanzó a pagar la mitad de los dólares que compraron. Delito de evasión fiscal y fuga de capitales para los compradores e incumplimiento de las leyes, incluida la de “lavado de activos” para los bancos, que le vendieron esos dólares del BCRA y no tomaron los recaudos del origen de los fondos (claramente demostrado porque no declararon ganancias ni otro tipo de ingresos por los 24.769 millones de dólares).
Paralelamente el gobierno que priorizó la negociación de la deuda externa por encima de impulsar la economía nacional, la producción y el trabajo, logró un período de gracia de la deuda con los tenedores privados de títulos de deuda hasta el segundo semestre de 2024, si paga los intereses.
Pero la deuda con el FMI, que fue tomada sin autorización previa del Congreso de la Nación, no solo se convalidó la deuda desde el inicio del gobierno de Alberto Fernández, sino que incluso se le pagaron las dos primeras cuotas de capital que, sumado a los intereses significaron erogaciones por 6.359 millones de dólares en los dos primeros años de gestión. Y el viernes 28 de enero 2022 se le pagaron intereses por 731 millones de dólares más y se arribó a un acuerdo que debe ser refrendado por el Congreso de la Nación.
Es más, a grandes empresas que aparecen en el listado de los compradores de dólares, el BCRA que realizó el informe, les vendió al tipo de cambio oficial 8.300 millones de dólares. Y a su vez les vendió al tipo de cambio oficial a grandes importadores para que adelanten su pago, más de 6.300 millones de dólares en los dos años transcurridos. Además pagó intereses de la deuda a los bonistas y, como servicios como el de flete (transporte), comunicaciones, patentes o royalties, etc., son todos deficitarios, esa es la razón por lo cual el brutal ajuste externo reflejado en superávit comercial de 12.528 millones de dólares del año 2020 y los 14.750 millones del año 2021 se evaporaron, haciendo que las reservas internacionales desciendan en los dos años de gestión de Alberto Fernández.
El BCRA incluso operó en estos dos años y un mes de gobierno, vendiendo dólares a futuro y en el mercado del contado con liqui y otras operaciones bursátiles y extrabursátiles, para morigerar el precio de los distintos dólares paralelos, todos permitidos por la autoridad monetaria con el pretexto de que no se le puede cerrar la salida de capitales a los grandes fondos de cobertura / inversión que quedaron en el mercado local, como si ello fuera prioritario y no el de generar créditos a la producción y al comercio. Paralelamente el BCRA se niega a dar oficialmente los nombres de los grandes compradores por acogerse a los artículos 39 y 40 de la ley 21.526 de secreto bancario de la reforma financiera de 1977.
El entendimiento
El pago al FMI, las otras erogaciones y la compra de divisas por los grandes compradores dejaron al BCRA sin reservas de libre disponibilidad, repitiendo el mismo modus operandi del BCRA de 1989, cuando José Luis Machinea, que funcionaba como su Presidente, dijo que no podía vender un solo dólar más, el 6 de febrero de 1989 y, su valor oficial era de 17,62 australes, en abril pasó los 100 australes, cuando asumió en forma anticipada Carlos Menem la Presidencia de la República, lo fijó el 9 de julio de 1989 en 650 australes y la cosa siguió, para terminar en 10.000 australes el 1° de abril de 1991. En el ínterin se aprobaron las leyes de Reforma Administrativa del Estado y el marco legal para las privatizaciones, vendiendo a precio vil YPF, Gas del Estado, FFCC, Aerolíneas Argentina, ELMA, SEGBA, Obras Sanitarias de la Nación, se traspasaron los puertos a las provincias para que los privatizaran o concesionaran, se le dio a las mineras estabilidad fiscal por 30 años, etc., etc.
La presión cambiaria hizo que el gobierno aceptara el acuerdo con el FMI, al que se subordina la política económica. A cada vencimiento de capital, el FMI efectuará un nuevo crédito, pero a diez años de plazo, con la condición de que el gobierno cumpla las metas fiscales y monetarias fijadas por el FMI, con lo que la deuda con el FMI se reprograma y también su monitoreo por otros 50 años, como fue el período 1956-2006 en que Néstor Kirchner nos libró de su tutela y dependencia.
Este año 2022 vencen cuotas de capital del crédito otorgado por el organismo internacional al gobierno de Cambiemos, en los cuatro trimestres, por un total de 19.115 millones de dólares. En 2023 son 19.365 millones de dólares y en 2024 los 6.920 millones de dólares restantes para completar el pago.
Cada trimestre de ahora en más será revisado por los técnicos del FMI quienes determinarán si se cumplió o no con las metas propuestas
Sí se dieron a conocer las metas anuales de déficit fiscal sobre el PIB de 2,5% para este año, de 1,9%para 2023, de 0,5% para 2024 y de 0 para 2025. Acompañadas de una fuerte reducción del financiamiento por parte del BCRA que fue del 3,7% del PIB en el año 2021 y pretenden que sea solo del 1% para este año 2022.
Por lo tanto, el ajuste fiscal total del año 2022 es del 0,7%del PIB, pero se le debe sumar el menor financiamiento del BCRA en 2,7% del PIB, por ende, el ajuste de las cuentas públicas es del 3,4% de un PIB que se calcula en 416.111 millones de dólares. Por ende, el ajuste este año con respecto al año pasado debe ser equivalente a unos 14.100 millones de dólares (es en pesos)
El gasto público de la Administración Nacional es del 22,1% del PIB, uno de los más bajos de los últimos 75 años y pretenden llevarlo al 18,7% del PIB. Es claramente imposible. Entonces van a pedir que se vendan los recursos naturales a precio vil, con leyes como la de Emergencia Económica y la de Reforma Administrativa del Estado de 1989.
Vienen por nuestro subsuelo y por lo que cultivamos para comprarlo a precio de remate. Es más, van a utilizar los dólares que fugaron en la gestión de Cambiemos y los que “alegremente” les vendió el BCRA en los dos últimos años.
Por eso es que deberíamos rechazar este acuerdo y suspender todos los pagos con el FMI, mientras se recupera parte de la deuda fugada por quienes compraron dólares baratos con dinero ilegal, como lo hicieron mayoritariamente las 100 empresas que en la gestión de Cambiemos compraron 24.769 millones de dólares. Y de esa manera determinamos nosotros la cancelación de la deuda con el FMI.
Ante ello se torna imprescindible:
- Decretar la Emergencia Cambiaria y no vender un solo dólar más bajo ningún concepto y menos los de libre mercado que este gobierno garantizó.
- Suspender todos los pagos con el FMI, tanto de intereses como de capital y exigir un tiempo prudencial de atraso en la cancelación de los mismos.
- Levantar el secreto bancario por la Emergencia Cambiaria y que la AFIP y demás organismos de fiscalización exijan a los grandes compradores de monedas extranjeras (se puede empezar con los primeros 100 compradores que lo hicieron por 24.769 millones de dólares en la gestión de Cambiemos) que expliquen como hicieron para comprarlos. Castigar con multa y recuperar parte de esas compras, que las van a pagar en pesos, pero que sirven para financiar gasto público y de esa manera y naturalmente se reduce el déficit fiscal y, es más, se obtiene un superávit que le permite al Estado nacional comprar las divisas para ir amortizando la deuda con el FMI.
- Férreo control cambiario con todo el poder de policía del Estado, que se castiguen todas las operaciones paralelas habidas y por haber en el marco de la emergencia cambiaria
- Emplear gran parte de las LELIQs y pases pasivos del BCRA para crear un fondo de crédito para la producción y el trabajo.
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