Macetas y mentiras
Para el Gobierno de la Ciudad, más impuestos son menos servicios
En las vísperas de la conmemoración de los 20 años transcurridos desde el crash de 2001, la oposición le negó al gobierno su presupuesto para el año entrante. Uno de los argumentos fue la inconsistencia de la meta inflacionaria del 33% prevista para 2022. Pero, en un pase de magia, la Legislatura porteña aprobó el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires con esa misma meta inflacionaria. La otra batalla se dio alrededor de los impuestos. Los declamadores de su baja empujaron para llevar al recinto de Diputados la modificación de Bienes Personales que ya contaba con media sanción del Senado, pero esta vez quedaron entrampados en sus artimañas. La alícuota razonable esperada para los sectores de mayores ingresos, que había caído por el voto negativo al presupuesto, fue convalidada por la última votación que, encima, la dejó sin necesidad de revalidarse anualmente. Mientras tanto, en el presupuesto 2022 aprobado para ciudad Gótica preveén cobrar más y dar menos a los ciudadanos porteños.
Diga 33
Las disputas parlamentarias esquivan el bulto a la gravedad del momento y tienen como telón de fondo las elecciones 2023. Como si el país fuera una Playstation, los candidatos salen a jugar el partido antes de que sean designadas las formaciones. En este contexto de pujas políticas por el estrellato, el jefe de gobierno declaró, calzando su remera básica negra, que en el debate por el presupuesto “la oposición dijo basta”. Claro, a su entender no es posible tolerar un proyecto que “prevé una inflación mucho más baja de lo que se proyecta”. “No es serio”, ya que “todos sabemos que las proyecciones son superiores a eso”. Con este prólogo introdujo su concepto: “el presupuesto debe ser consensuado entre todos”. Algo así como “Todos gobierna, pero presupuestamos Juntos”.
El coro no desentonó frente al público. “No podemos creer que habrá una inflación del 33% si hoy se siguen actualizando paritarias que van a tener una inercia el año que viene”, dijo, sin ponerse colorada, la ahora legisladora nacional María Eugenia Vidal. En tanto Hernán Lombardi, también diputado de Juntos por el Cambio, se animó a definirla como una realidad ilusoria y absolutamente imposible. El radical Martín Tetaz, de Evolución Radical, brindó a su tribuna el argumento de que esa estimación de la inflación “no tiene ningún elemento lógico”. Pero parece que el mismo 33% de crecimiento de inflación prevista, cuestionable para las cuentas nacionales, no perjudica las previsiones presupuestarias del gobierno de la Ciudad, tal como puede verse en su página oficial. El detalle parece no empañar el recorrido del gobierno de los “datos”. El jefe de gobierno construye cuidadosamente su avatar de hombre serio y razonable cuando se calza el traje de candidato nacional, pero suelta su máscara cuando define las políticas de su gobierno distrital.
Jornadas parlamentarias
Durante las horas de debate por el presupuesto, especialmente cuando el ministro Martín Guzmán se presentó a exponerlo en la comisión presupuestaria, se escucharon voces a favor de una “matriz tributaria progresiva”. Este concepto viene dando vueltas desde el inicio de la pandemia y, decodificado, significa que los segmentos de mayores ingresos paguen más. Se habló específicamente de mayores alícuotas para el Impuesto a los Bienes Personales a los contribuyentes de alto patrimonio. Esto, que fue desbaratado por el voto negativo mayoritario al presupuesto 2022, envalentonó a los diputados de la mayoría circunstancial que, sin ahorrar micrófono en cuanta oportunidad tuvieron para demandar “menos impuestos”, ganó el tratamiento de Bienes Personales.
Y una semana después se votó. Superado el trance del interbloque de Juntos, que no alcanzaba el quórum para iniciar la sesión, el diputado que preside la Comisión de Presupuesto y Hacienda, el oficialista Carlos Heller, explicó que el proyecto a tratar proponía cambios. Por un lado “elevar el piso desde el cual las y los ciudadanos de este país pagan el impuesto a los bienes personales”, de 2 a 6 millones de pesos. Por el otro, incluir una cláusula para incrementar la alícuota de aquellos contribuyentes con un patrimonio superior a los 100 millones pesos y con bienes en el exterior. Respecto de estos últimos, la propuesta votada mantuvo la alícuota en 2,25%, aumentándola de 1,25 a 1,5% para aquellos que tienen entre 100 y 300 millones pesos y a 1,75% para aquellos que superan los 300 millones. Al respecto, Heller dijo que “no estamos aumentando sino incorporándolo, porque al caerse el presupuesto eso quedaba descubierto para reparar una situación que sería la generada por no aprobarse el presupuesto 2022”. Con 127 votos a favor y 126 en contra, el Frente de Todos aprobó las modificaciones que devuelven la pelota al Senado, al que le tocará ratificar estos cambios o confirmar su propuesta original.
Minutos después se pagó otro vencimiento al FMI: 1.900 millones de dólares que enflaquecieron las magras reservas del Banco Central. En simultáneo el organismo dio a conocer su informe de Evaluación Ex Post (EPE por sus siglas en inglés) sobre el mega crédito que en 2018 otorgó a la Argentina o al espacio liderado por Mauricio Macri, según como se lo mire. Allí reconoce que la deuda tomada financió la fuga de dólares y que debía haberse evitado con medidas. Claro, se reconoce después que unos pocos sacaron sus papas del fuego dejando el incendio para que lo apaguen los de siempre. Además de poner en palabras lo que a esta altura pocos desconocen, dice que el préstamo originalmente pautado, de 57.000 millones de dólares, tuvo un programa que “descarriló” y menciona otro aspecto poco difundido en la prensa aplaudidora de Juntos. Dice que el diagnóstico de Cambiemos sobre la inflación era equivocado para la Argentina ya que no es un fenómeno monetario. En sintonía con lo planteado por el Frente de Todos, el FMI dice que la suba generalizada de los precios en nuestro país es multicausal. Tarde piaste…
¿Y por casa cómo andamos?
Se aprobó el presupuesto para el ejercicio 2022 de la Ciudad de Buenos Aires: 964.388 millones de pesos, una cifra multimillonaria que habla claramente de una ciudad rica. Pero cuando entramos en detalles y lo evaluamos en términos reales, observamos una caída del orden del 5% respecto del aprobado para el año aun en curso. Si hacemos un paneo histórico, respecto de 2015 representa una caída real del orden del 13%.
Muchas áreas, cuando tomamos como referencia la inflación proyectada y asumida del 33%, tienen caídas previstas y asumidas. Se trata de áreas sociales y que reclaman urgentes políticas. Un caso claro es vivienda, que cae un 2,1% y que encima tiene en el año en curso un nivel de sub ejecución del orden del 50%. La asistencia a familias de alta vulnerabilidad (Programa 43) prevé una caída superior al 13%. Ni siquiera el desalojo brutal y violento a las madres con niñxs en la Villa 31 sensibilizó a los contadores de la Ciudad de la Furia.
Un desamparado 2022 les espera a las personas en situación de calle. A pesar de que las veredas de todos los barrios alojan a personas en niveles extremos de indigencia, se eliminarán camas durante el año que está por venir. Los centros de integración que la ciudad tiene para brindar servicios a esta población tan vulnerable, que en 2020 y 2021 contaron con 2.280 camas, en el próximo tendrán 1.277. O se prevé una mejora ostensible de la situación social, o alguien se desentiende del tema. La Subsecretaría de fortalecimiento personal, familiar y comunitario, para no quedarse atrás, achica sus números en un 69%.
El Ministerio de Educación mejora su performance respecto del año en curso. El magro 0,2% podría ser motivo de un brindis si no fuera porque, mirada la cuestión en perspectiva, pasará de representar el 22,1% del gasto total en 2016 al 17,6% del año venidero. Sin embargo, el alcalde porteño no dejó micrófono libre sin decir que, para su gestión, “lo más importante son nuestros chicxs”. Habría que dilucidar el significado de “nuestros” ya que la educación especial mueve a la tristeza. Su recorte alcanzará al 43% en términos reales.
No obstante, no todo baja. Obras en vías peatonales subirá en términos reales un 44%. Más macetas, más embellecimiento urbano donde sobra belleza y más veredas. La seguridad pública también aumentará en un 22%. Resta esperar que la violencia institucional y el gatillo fácil ejercido sobre los jóvenes no se incremente en proporciones similares sino todo lo contrario.
El contraste entre la caída de los gastos y el incremento de los ingresos no encuentra explicación sencilla. Tasas e impuestos subirán de la mano de un conglomerado dirigente que reclama a gritos “menos impuestos”. Se espera un incremento de 40% en patentes de vehículos, 51% más en la VTV y 45% en peajes. El ABL, que aumentará mes a mes, arranca desde una previsión de 38% más, cinco puntos arriba de la inflación esperada. Para el Gobierno de la Ciudad, el mismo que tiene las pretensiones de ser gobierno nacional, más impuestos son menos servicios. ¡Feliz Navidad!
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