Mucho más que Uno

 

Quienes se preocupan por los consensos, mejor busquen en la música. No conozco a quien discuta que Troilo sacó mejor partido de sus cantores que nadie. Sus grabaciones son históricas, ya sea con Fiorentino, Marino, Floreal Ruiz, Rivero, Alberto Castillo (sólo en El tango vuelve a París, una película de 1947), Raúl Berón o Goyeneche, por citar a los más grandes. Pero incluso logró versiones extraordinarias con cantores que ya habían pasado su mejor momento, como Rufino, o no formaban parte de la elite, por ejemplo Jorge Casal, Ángel Cárdenas o Tito Reyes. La Malena de Fiorentino, el Sur de Leonel, el Naranjo en flor de Floreal Ruiz (sí, no es un chiste), son versiones canónicas, aunque en cuestión de gustos cada cual puede decir su palabra, y para mi no hay como De Barro cantado por Fiore. El tema del Tano Marino es Uno, de Mores y Discepolín.

 

 

 

 

Menos conocido es que, antes y después de Pichuco, Marino grabó con otras orquestas. Las primeras versiones que conozco son las que registró con la orquesta de Emilio Balcarce, que tocaba tanto el bandoneón como el violín.

 

 

 

Escuchá este Desencanto, con la de Enrique Francini y Armando Pontier.

 

 

 

O estas tres versiones con Miguel Caló.

 

 

 

 

En años posteriores, grabó con diversas orquestas. Con Armando Pontier:

 

 

 

Con Alberto Requena, en esta versión de la bellísima letra de Manzi para el Después de Hugo Gutiérrez:

 

 

 

Con Osvaldo Tarantino, cuando ya era más barítono que tenor:

 

 

 

También hay algunas curiosidades. Marino tuvo éxito en la década de 1960, con el tema Venganza.

 

 

 

No era un tango, sino un choro brasileño de Lupicinio Rodrigues, con una letra espantosa, que muestra la raíz común entre tango, choro, fado y bolero:

 

 

 

Marino también grabó varios temas políticos, como esta reversión de la letra Mis harapos, del poeta anarquista Alberto Ghiraldo, con música de Antonio Tormo, dedicado a Los Oligarcas:

 

 

 

En 1953, saludó la visita a la Argentina del Presidente de Chile Carlos Ibáñez del Campo, con esta adaptación de la marcha peronista:

 

 

 

Marchetti lo bautizó La Voz de Oro del Tango. Era mucho más que Uno.

 

 

 

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