Descubriendo al General, escondido en diez láminas
Para Lola
Siempre sonriente, los brazos arriba en ese abrazo tan famoso como gigante, capaz de abarcar a todo su pueblo, a los únicos privilegiados, aún a los que no. Trajeado, la corbata corta, pantalón de tiro alto, General sin uniforme de milico (un detalle de buen gusto), emerge del interior de un bombo, ese instrumento de percusión política que golpea desde el fondo de la Historia.
Multiplicado por miles, millones, aquí está Perón, presto a ser descubierto, juguetón, mezclado entre los argentinos. En la Plaza con los miles de hombres y mujeres reunidos que encarnan “el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria…” Y allá abajo, en la página siguiente se suceden las patas en la fuente, el rinoceronte del zoológico y el hipopótamo de Pumper Nic (irreconocible para todo sub 50), el elefante, los malabaristas por los techos de Casa Rosada, helicóptero, paracaidista, zepelín y dron, claro. También la negra de vestido rojo y carga en la cabeza, el tipo que pinta la V y la P en la pirámide, Braden o Perón, el panchero, banderas, rostros, descamisados de siempre, íconos pop de hoy. Entre ellos, Perón. Hay que encontrarlo.
Con tal propuesta se abre, desopilante, ¿Dónde está Perón?, el libraco-objeto de 35 x 26 cm, tapa dura y diez láminas atiborradas de personajes a todo color e impecable impresión que jamás desataría la envidia de las multinacionales del papel impreso a las que calidad y contenidos poco y nada importa. Nada más que una pequeña, incipiente editorial bipersonal es capaz de hacer de semejante aventura un éxito que rebasa al público infantil. Experiencia comunicacional, transmite en lenguaje actual las coordenadas fundamentales de un movimiento político y social que desde la contratapa entiende que “ser argentino es ponerse en diálogo con el peronismo que sistemáticamente —quiérase o no— funde todo lo que está a su alrededor. Es en esta confusa alquimia donde orbita la identidad del pueblo argentino”.
Transferir conocimientos deviene de diversas técnicas ya exploradas, de modo que su eficacia no es tan compleja: allí pululan por cientos las páginas con fines más o menos “didácticos”. Sin embargo, sumar a esa información el fervor y la pasión popular requiere de una conjunción de registros que aúnan lo histórico con lo actual, el arte con el signo y el ícono a través de la imagen; poco, sintético texto. Este queda a cargo de sutilmente elegidos fragmentos de discursos del propio Perón; poco conocidos, apartados de los párrafos célebres, doctrinarios, combativos, canónicos. Alocuciones por lo general improvisadas, dirigidas a los trabajadores del campo, a los niños, a los empleados, a los deportistas, a su pueblo. Frases que otorgan claves al momento de abordar las láminas que abarcan los aspectos fundamentales de la mitología peronista. Además de la histórica Plaza de Mayo se suceden la escuela, las vacaciones en la playa, la Ciudad de los Niños, la salud, el campo, la fábrica, el Luna Park durante una pelea del Mono Gatica, un Día Peronista y el Exilio, ¡desde una nave espacial bogando por el espacio exterior!
También se entremezclan, agazapadas, minúsculas viñetas, guiños, metáforas, pinceladas cítricas: un policía persigue a la carrera a un fantasmita que blande en cada mano una hoz y un martillo; dos caballeros hechos & derechos se toman de la manito (una mamá los incluye); dos hinchas con la camiseta de Racing e Independiente, discuten; sobre el ring de box hay tanta gente entre los púgiles que cuesta situar dónde está la pelea de fondo; en el patio de la escuela, mientras un pibe corre con la bandera de los pueblos originarios, un grupito le hace bullying a otro; en el mar asoma un culo medio peludo; Mirtha almuerza; un ejecutivo parte con valijas rebosantes de guita; dos zapatillas viejas cuelgan del cable de luz.
Una de las cruciales características revolucionarias de la cultura popular reside en la expropiación de los bienes generados por los sectores dominantes, transformándolos para los fines propios. Cercano ejemplo de ello, entre muchos, es la conversión de la tan modesta como pegadiza melodía de la canción de 1973, recuperada recientemente por el grupo tropical Los Palmeras, Es tiempo de alegrarnos de Raúl Fernández Guzmán, en lo que se conoce como el hit del verano, MMLPQTP. Se entiende. El ciclo parte de la composición original, su edición en 1975, pasa por diversas hinchadas deportivas, ocupa la calle hasta alcanzar su contenido político, hoy en día. Transmutación etaria, estética, funcional e ideológica que probablemente aún no haya concluido su recorrido.
El otro ejemplo es ¿Dónde está Perón? Pero en este caso lo que se recicla es la creación de 1987 del británico Martin Handford, ¿Dónde está Wally?, que en los EEUU se llamó Waldo, Walter en Alemania, Charlie en Francia, Ubaldo en Italia, Willy en Noruega, Holler en Dinamarca, Vallo en Finlandia, Valdas en Lituania, su ruta… Personaje lúdico, simpático, un tanto desangelado, sin embargo exitoso, es de público conocimiento, no amerita anamnesis. Héroe multinacional, supo engrosar las arcas de las ídem y es en este contexto que con fines de opuesto compromiso una editorial argentina lo disuelve y lo convierte en un producto bien distinto. En cumplimiento de pautas no dichas, los que menos tienen expropian a los que más tienen en el marco de una cultura popular donde no existe la propiedad privada de las ideas y la reinvención toma el lugar del plagio capitalista.
En tamaño trajín, los creadores locales inmiscuyen obras de artistas de todos los tiempos: ese Cristo clavado sobre un bombardero que León Ferrari bautizó La civilización occidental y cristiana, La vuelta del malón de Ángel Della Valle, un Juanito Laguna de Berni, el Caballo de Molina Campos, un Carpani, Un Verano… de Daniel Santoro, La artista está presente de Marina Abramovic, la Lección de Anatomía de Rembrandt, El Quinteto de Pettoruti, El Sireno… de Marcos López, Vuel Villa de Xul Solar y El Almuerzo en la hierba de Matisse. Todo, mezclado con el monstruo del lago Ness, El Ancho Rubén Peuchele de Titanes en el Ring, la Coca Sarli, el agonizante Zamba, El Indio Solari, Evita, Charly García, Adán y Eva, El Diego, Tom Sawyer, Cortázar, Guillermo Francella, Alfonsina, Ricardo Fort, Robocoop, en fin, el pasado y el presente, espacios y esfinges reconocibles, los que vuelven y son millones.
Libro destinado tanto a reconocer como a reconocerse, ¿Dónde está Perón? propone una aventura aledaña a cualquier idiosincrasia. “¿Se esconde en la multitud? ¿Es la multitud quien lo envuelve? Quizás está perdido o esperando estratégicamente que llegue su momento”. Porque si mejor que decir es hacer, tal vez ver, mirar, buscar, encontrar, leer, sea condición de posibilidad, uno de los tiempos de ese hacer.
FICHA TÉCNICA
¿Dónde está Perón?
Buenos Aires, 2017
Idea original: Mariano Echeconea
Ilustración de láminas y tapa: Antolín
Asistente de ilustraciones: Paula Sosa Holt
Diseño interior y tapa: Residencias Potosí
Fragmentos de discursos: Habla Perón, Ed. Freeland, 1973
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