Ucrania al desnudo

La guerra que arrasa

 

 

Hay una impresión generalizada de parálisis en las negociaciones de Ryad; más allá de las declaraciones previsibles de los protagonistas, no se ven avances.

En los últimos días han trascendido declaraciones de Kellog y Marcos Rubio sobre la necesidad de que el gobierno americano comience a presionar a Putin para empujar a Rusia a posiciones más condescendientes, idéntica presión de parte de sectores neocons, tanto republicanos como democráticos. El jueves 17 en París se encontraron Marcos Rubio y el negociador Steve Witkoff con Macron. Esta reunión ha simplemente recalcado las posiciones de las partes y el portavoz ruso ha declarado que el eje único de las negociaciones son Estados Unidos y Rusia.

Quizá el Presidente Trump todavía no ha comprendido las razones "existenciales" que llevaron a Rusia a iniciar la operación especial en febrero de 2022.

Rusia no aceptará de parte de Ucrania otro estatus que la neutralidad perpetua; si era una exigencia perentoria en 2021, ahora, después del esfuerzo bélico y los soldados muertos, lo es aún más. No serán admitidas eventuales tropas de países miembros de la OTAN en Ucrania y tampoco aceptará retirar sus tropas de las zonas ocupadas que reclama como parte de la Federación Rusa: Crimea, Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporozhye.

No sabemos cuál ha sido el punto de partida diplomático de Estados Unidos para abrir la mesa de negociaciones en Ryad; quizá la visión de los delegados de Trump y del mismo Presidente no están a la altura de la misión que se han impuesto. Hay situaciones de hecho que no pueden ser encauzadas con la vara de medir del derecho o los negocios y la cuestión Ucrania es una de ellas. La apertura de esta mesa, además, ha demostrado que la amistad entre Putin y Trump era solo una fantasía de la prensa occidental.

Por el lado ucraniano encontramos una situación singular: el Presidente Zelensky se mueve entre dos mesas de juego contemporáneamente como un apostador compulsivo, o peor aún, desesperado. Por un lado, pronuncia declaraciones de respeto y aprecio por Trump, evidentemente falsas, para conservar una silla en Ryad y, por otro lado, mantiene su lugar en la mesa de los voluntariosos que prometen dinero, armas y apoyo a Ucrania.

Diversos analistas se han preguntado muchas veces de dónde viene esta obsesión de la Unión Europea y sus aliados por prolongar esta situación; quizá una de las respuestas sea la inversión de dinero, armas y sobre todo prestigio que han depositado en Ucrania.

Ucrania en tanto, se ha desangrado por llevar adelante la guerra, y debemos decirlo, lo ha hecho con valentía y patriotismo; no sabemos si en el futuro, cuando hayan callado las armas, el pueblo ucraniano dirigirá su atención a los esfuerzos diplomáticos de Neftalì Bennet, premier de Israel cuando comenzó la guerra, y los encuentros de Estambul, donde los contendientes estuvieron a un paso de cerrar el conflicto; si así fuera se encontrarán con una situación similar a los argentinos después de la guerra de las Malvinas: sorpresa, embarazo y finalmente rabia, rabia hacia una dirigencia que ha quedado desnuda en su incapacidad de guardar la realidad de frente; que habría podido evitar un baño de sangre inútil deteniendo la guerra desde una posición honorable; ahora todo es más difícil y no se podrá recuperar en ninguna mesa de negociaciones lo que en el campo de batalla se ha perdido y mucho menos resucitar los muertos.

 

 

Demografía

Esta guerra, además, ha puesto al desnudo la cuestión demográfica en Ucrania, donde el gobierno encuentra gran dificultad en incorporar nuevos reclutas.

En febrero de 2022, Ucrania contaba con una población estimada en 43 millones de personas, con un declino comprobado desde 1994, mientras la tasa de fecundidad sigue bajando desde 1987. En el momento actual, las Naciones Unidas estiman que en el territorio ucraniano viven 37,4 millones de personas, en tanto que la CIA declara 35,6 millones. El último censo es del 2001, y con la guerra los cálculos son difíciles de realizar con precisión.

Fuera de Ucrania, 6,9 millones de ucranianos viven en países de la Unión Europea y fuera de ella. En Rusia y Bielorrusia residen 1,3 millones. Dentro de las regiones controladas por Ucrania, la cifra oscila entre 28 y 30 millones de personas. En las zonas controladas por los rusos, la estima es de 3,5 más los 2,5 de Crimea, que totalizan unos 6 millones.

La tasa de fecundidad ha bajado a 1,3 hijos por mujer y el declino demográfico continuado ha elevado la edad media de la población a 44 años. Esta estructura irregular ha influido en las decisiones militares desde el comienzo de la guerra; el ejército obligatorio al inicio operaba en la franja de 27 a 60 años, en 2024 se modificó a 25 años.

El riesgo de perder a ciudadanos más jóvenes con vista a la futura reconstrucción llevó al gobierno de Zelensky a limitar la edad del ejército excluyendo a los ciudadanos entre los 18 y 24 años.

Esta decisión creó choques con la administración Biden y sucesivamente con algunos funcionarios de Trump, en ambos casos favorables a enviar estas juventudes al frente.

La guerra en Ucrania ha puesto en evidencia un cambio importante: el aumento de la edad media de los combatientes; en Vietnam la edad media de los soldados americanos era de 22 años, en la Guerra del Golfo ascendió a 27 años, y en las guerras sucesivas de Irak y Afganistán se llegó a 33,4 años en 2010.

La edad promedio de los soldados ucranianos es de 43 años; se estimaba un promedio similar para los rusos, pero los datos recopilados en base a las bajas indican que la edad promedio es de 35 años.

 

 

Voluntarios y desertores

Las ofertas tentadoras del ejército ucraniano para un enrolamiento voluntario han llevado a jóvenes de la franja de 18 a 24 a incorporarse al ejército; representan actualmente cerca del 9,5% de los efectivos, cifra poco significativa; además, se ha registrado un fuerte grado de evasión en la franja de población apta para el reclutamiento: solo cuatro de los diez millones de hombres aptos para ser incorporados respondieron insertando sus propios dados en la base de datos de las fuerzas armadas; cerca de 500.000 ucranianos están prófugos después de haber recibido la llamada de incorporación. Este último dato sugiere que uno de cada tres ucranianos convocados se ha dado a la fuga.

También la Federación Rusa presenta problemas similares de demografía, pero cuenta con una población inmensa, con una relación de cinco a uno respecto a Ucrania; dicha situación permite una rotación de tropas frescas en el frente, mayor tolerancia de pérdidas en el largo plazo y un diverso tipo de reclutamiento basado en voluntarios, mercenarios y encarcelados.

Los salarios que ofrece Rusia a los combatientes son notables.

Paga que reciben los voluntarios rusos (en euros):

59.000 salario anual.

500 por cada día de participación en "acciones activas de ofensiva".

500 por cada kilómetro ganado por los grupos de asalto.

5.300 por la destrucción de un tanque Leopard, Abrams o Challenger.

10.600 por captura de uno de estos tanques o de plataforma de lanzamiento Himars. 

10.600 por lesión media.

32.000 por herida grave.

10.600 por invalidez comprobada (que se suma al rubro herida grave).

37.000 por reconocimiento de no idoneidad para el servicio por heridas sufridas.

56.000 para la familia en caso de muerte del voluntario, más otra cifra similar como indemnización. 

Últimamente crece el número de ciudadanos dispuestos a firmar el contrato con el Ministerio de Defensa, dificultades en la economía atraen voluntarios de las regiones más pobres.

Desde el 1 al 10 de abril en el centro de reclutamiento de Yablochkov se han registrado 993 personas; esta aceleración se debe al temor de que se verifique la tregua y el gobierno cierre los centros de reclutamiento.

Los ciudadanos provenientes de la región de Buriatia, en la frontera con Asia, una de las más pobres, son los que han sufrido más bajas. Una familia de esta región que pierde el hijo en la guerra, con las indemnizaciones, prácticamente cambia su destino.  l

 

 

Sumy, los misiles de la discordia

El 13 de abril pasado, dos misiles balísticos rusos Iskander cayeron sobre la ciudad de Sumy, capital de la región del mismo nombre. Fuentes ucranianas señalan que el ataque provocó 34 muertos y 119 heridos. El número de niños muertos, inicialmente de siete, bajó a dos según el portavoz de Emergencia Ucrania, Oleh Strilka.

El ataque fue prontamente condenado por Emmanuel Macron y el futuro canciller Merz, mientras que Donald Trump lo calificó como "horrible", agregando que los rusos le habían informado que se trataba de un error. Los medios occidentales subrayaron que el ataque se había realizado el domingo de Ramos, lo que agregaba un matiz doloroso al hecho. 

Zelensky publicó en Facebook que "desde inicio de abril el ejército ruso ha utilizado contra Ucrania casi 2.800 bombas aéreas, más de 1.400 drones de ataque y cerca de 60 misiles de diverso tipo, incluso balísticos".

En X el ministro de Exteriores de Ucrania expresó "la necesidad urgente de reforzar la capacidad defensiva de Ucrania, sobre todo el área, aumentar las inversiones en la defensa ucraniana, aumentar la presión de las sanciones contra Rusia”. Y agregó: “Es el momento de proceder a abrir negociados para acelerar la adhesión de Ucrania a la Unión Europea".

El corolario de estas intervenciones fue: "Putin no quiere la paz".

El Ministerio de Defensa ruso respondió oficialmente declarando que los misiles habían centrado un lugar donde se desarrollaba una reunión del Estado Mayor del comando táctico operativo Seversk, que opera en esa región.

Se agrega que "fueron eliminados 60 militares ucranianos". Sucesivamente, el Ministerio acusó a Ucrania de "usar la población como escudo humano, colocando instalaciones militares o eventos con militares en el centro de una ciudad densamente poblada".

Dimitry Peskov, portavoz del Kremlin, en una reunión con periodistas señaló que el ejército ruso ataca solo objetivos militares.

Sin observadores imparciales en la zona, los analistas intentan reconstruir los hechos uniendo trozos de información; la hipótesis más creíble es que el ataque apuntaba a una ceremonia organizada en un centro de congresos en el centro de la ciudad para condecorar soldados de la Brigada 117a.

Y esto lo confirman diversas fuentes ucranianas como la diputada Maryana Bezuhla y Artem Semenikhin, intendente de Konotop, que protestaron contra la decisión de realizar el encuentro en el centro de la ciudad, exponiendo a la población civil a los riesgos de un ataque ruso.

Semenikhin solicitó la renuncia del gobernador militar de la región de Sumy, Volodymyr Artyukh, y del jefe regional del servicio de seguridad interna (SBU). Bezuhla afirmó que después de la ceremonia el programa preveía un espectáculo para niños a las 11 de la mañana, como para subrayar la inconsciencia de la organización.

El gobierno destituyó al gobernador militar. Un funcionario declaró a la agencia AFP que la decisión fue consecuencia de las declaraciones del gobernador Artyukh al medio informativo Suspilne. En ellas, Artyukh afirmaba que no había organizado el encuentro y que había sido invitado a la ceremonia militar del domingo por la mañana. Esta declaración confirma que el ataque tenía un objetivo militar. Maryana Bezuhla ha lanzado un pedido al jefe del Ejército, general Oleksandr Syrsky, para que  cesen estas ceremonias militares en lugares civiles, dado que la inteligencia rusa consigue la información para los ataques y aprovecha las fugas de noticias; el pedido de la diputada recuerda que no es la primera vez que sucede; lo hemos contado en El Cohete en ocasión del ataque ruso a Poltava del 3 de septiembre.

La Unión Europea, no obstante las admisiones de fuentes ucranianas, ha silenciado los hechos; además, el secretario de la OTAN ha visitado Odessa, donde condenó públicamente el ataque.

Los ataques con misiles Iskander no son una novedad; Rusia insiste en que es utilizado contra blancos militares, Ucrania lo niega y en la lista de muertos no aparecen nunca las víctimas militares, solo los civiles.

La técnica ucraniana de ocultar fuerzas militares en medio de civiles tampoco es una novedad. Esta táctica fue duramente criticada en el verano de 2022 por Amnesty International. El informe levantó escozores en el mundo y provocó censuras contra Kiev y sus aliados occidentales.

El misil balístico Iskander es utilizado por los rusos solo para operaciones especiales, sobre todo por el costo: tres millones de euros la unidad. El misil se dispara desde lanzadores móviles, tiene un alcance efectivo variable de 280 a 450 km, el margen de error es de 10 a 30 metros, la carga explosiva puede ser de 480 a 700 kilos, lo que implica la posibilidad de víctimas colaterales por la potencia explosiva.

Si el objetivo de Rusia hubiera sido causar víctimas civiles, no habría utilizado el Iskander; bastaban granadas de artillería o bombardeos que cuestan mucho menos.

Esto no quita la necesaria condena por ataques de este tipo, que se realizan sabiendo que se registrarán víctimas inocentes, aunque no estamos al nivel de la masacre metódica y cotidiana que practica Israel en Gaza, cuando ataca campamentos civiles aduciendo que el objetivo era algún militante de Hamas mezclado con la población.

Declaraciones y contradeclaraciones forman parte del juego. Occidente ha guardado silencio cuando el ejército ucraniano bombardeaba la ciudad de Donetsk, causando víctimas civiles; los ataques solamente cesaron cuando la avanzada rusa desplazó la línea del frente y la artillería ucraniana quedó fuera de tiro.

 

 

Europa contra todos

El portavoz ruso Peskov declaró que "las capitales europeas no son proclives a buscar una salida para las conversaciones de paz; lamentablemente, se inclinan por continuar la guerra".

Bruno Kahl, jefe del Servicio de Inteligencia Federal alemán, sostiene que la guerra debería prolongarse al menos cinco años más para debilitar Rusia, impedir que pueda explotar las reservas minerales de las zonas ocupadas y permitir el rearme europeo para una futura intervención. 

Y lo confirma Merz, que el 14 de abril anunció que entregarán a Ucrania misiles de crucero Taurus, capaces de atacar Rusia en profundidad, pero se presenta un problema: no parece que Ucrania posea algún avión SU-24, aparatos que los técnicos ingleses y franceses habían adaptado para disparar misiles franceses SCALP y los ingleses Storm Shadows, "primos" del Taurus.

Una posibilidad sería integrarlos en los pocos F-16 y Mirage 2000 entregados a Kiev. O podría darse que el próximo gobierno alemán entregue aviones Tornado que la Luftwaffe está retirando y que son capaces de disparar el Taurus, pero estas son solo especulaciones.

Merz ha sostenido que Ucrania debería salir de la "posición defensiva y atacar el puente de Crimea". Desde Moscú le respondió a vuelta de correo el vicepresidente del Consejo de Seguridad Dimitri Medvedev: "El candidato canciller Fritz Merz está obsesionado con el recuerdo de su padre que prestó servicio en la Wehrmacht de Hitler. Ahora Merz ha sugerido un ataque al puente de Crimea. Piénsalo dos veces, nazi", escribió en X.

Cada día se separa más la postura de la Europa belicosa y la América trumpiana que todavía sostiene la posibilidad de terminar el conflicto; y se está llegando a extremos que poco tiempo atrás eran impensables. El 14 de abril, el Financial Times relató que la Unión Europea entrega a sus funcionarios destinados a Estados Unidos teléfonos sin internet y computadoras portátiles "básicas", el FT cita cuatro fuentes diversas que lo confirman, agregando que estas son medidas habituales para los funcionarios que viajan a China o Ucrania, donde está prohibido llevar el kit informático standard por temor al espionaje ruso o chino.

Obviamente, la Comisión Europea ha desmentido públicamente lo que en voz baja sostienen sus funcionarios, que agregan: "La histórica alianza transatlántica no existe más".

 

   

   

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